Los procesos de inmunización contra el COVID-19 en el mundo se van modificando día a día. Mientras en muchos lugares del mundo se avanza en la aplicación de primeras y segundas dosis, los especialistas y los laboratorios están analizando la posibilidad de aplicar refuerzos a quienes ya hayan completado el esquema de vacunación.
En el caso de EEUU, se autorizó una tercera dosis para personas inmunodeprimidas, en tanto Israel emitió una medida igual para su población con esa misma condición inmunológica y también autorizó dosis de refuerzo para los mayores de 50 años sanos.
“Las dos primeras inmunizaciones estaban tan separadas que eran como una inmunización “primaria”. Necesitábamos hacer ese programa para que los anticuerpos neutralizadores de virus lleguen a las personas en riesgo para salvar vidas, pero para una inmunidad duradera”, expresó en un hilo de Twitter el doctor Peter J. Hotez, pediatra y especialista en enfermedades infecciosas desatendidas. Hotez es científico y defensor estadounidense en los campos de la salud global, la vacunación y el control de enfermedades tropicales desatendidas como chagas y dengue.
“Necesitamos la tercera inmunización. Y la esperanza es que con esta tercera dosis, terminemos por un tiempo y no necesitemos hacer refuerzos anuales”, dijo el investigador
En relación al gráfico que citó en las redes, aclaró que es una aproximación. “La inmunidad adaptativa no se reduce a cero con las primeras 2 inmunizaciones de ARNm, todavía son respuestas inmunes robustas, pero esto muestra los beneficios potenciales de una tercera inmunización”, dijo.
En un tramo de el hilo, Hotez hizo una comparación de las vacunas que están hechas para otras enfermedades: “Muchas vacunas constan de al menos 3 inmunizaciones, por ejemplo, contra difteria, tétanos, tos ferina, polio, etc. Por lo que esto no es nada inusual”.
Hace más de un mes, Israel comenzó a vacunar a parte de su población con la dosis de refuerzo al esquema original completo de la vacuna Pfizer/BioNTech. Así, unos 1,1 millones de israelíes elegibles (personas mayores de 50 años, trabajadores de la salud y otros) recibieron su tercera dosis.
Así, esa inoculación ya comenzó a mostrar resultados prometedores. El Centro Médico Maccabi anunció que una tercera dosis de la vacuna COVID-19 de Pfizer / BioNTech logró una efectividad del 86% en personas mayores de 60 años.
“La vacuna ha vuelto a demostrar su eficacia. También ha demostrado protección contra la variante Delta. La dosis triple es la solución para frenar el brote actual”, dijo el doctor Anat Ekka Zohar, quien dirigió el estudio. “La eficacia de la vacuna de tres dosis es muy protectora tanto contra infecciones como contra enfermedades graves. Insto a todas las personas de 50 años o más que aún no hayan recibido la tercera dosis de vacuna a que lo hagan, tanto para su autoprotección como para la protección de sus familias. La triple dosis es la solución para frenar el actual brote de infección”, concluyó Ekka Zohar.
El comité asesor para el control de epidemias y las vacunas contra el coronavirus se reunirá hoy para discutir si se debe administrar una tercera dosis a personas de hasta 40 años. El ministerio ha dicho que planea acelerar la toma de una decisión sobre el asunto para que la mayor cantidad de personas tengan una tercera oportunidad antes de las Altas Fiestas, que comienzan este año la noche del 6 de septiembre.
Desde hace algunas semanas está instalado el debate mundial sobre las dosis de refuerzo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y los grupos que defienden el derecho humano a la salud afirman que la atención debe seguir centrándose en administrar las primeras dosis a los más vulnerables del mundo.
Hasta ahora, solo el 25,4% de la población mundial accedió a una sola dosis de la vacuna COVID-19. En los países con menores ingresos, solo el 1% de la población recibió una dosis. “La brecha mundial en el suministro de vacunas es enormemente desigual e inequitativa”, dijo el director general de OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus
Pero en países desarrollados la aparición de nuevas variantes del coronavirus, especialmente Delta que ganó predominio desde abril pasado, y el desconocimiento de la duración de la protección de la vacuna han llevado a algunos científicos a investigar más la posibilidad de aplicar la dosis de refuerzo.
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