Me siento, y luego existo. Claramente, la rutina nos agobia y descansar unos minutos, suele ser bueno cuando uno se mueve de un lado a otro. Sin embargo, quedarse más tiempo de la cuenta, no lo es tanto. Fueron las cuarentenas con la pandemia de coronavirus las que hicieron que aumente el tiempo de estar sentados sin que nos diéramos cuenta, un correlato actual del para nada recomendable y peligroso sedentarismo. Es así como quedarse sentado por mucho tiempo, puede tener efectos adversos en su salud mental y bienestar, advirtió un nuevo estudio.
El tiempo sentado estuvo fuertemente asociado con la salud mental adversa durante el encierro de COVID-19 y debe ser considerado en futuras recomendaciones de salud pública, entienden los expertos.
Tener permitido una hora de ejercicio al aire libre todos los días fue una parte clave de la estrategia del gobierno del Reino Unido cuando comenzó el primer bloqueo nacional en marzo de 2020. Sin embargo, el estudio de la Universidad de Huddersfield encontró que muchas personas pasaban más de ocho horas al día sentadas, ya sea por trabajar desde casa o por estar en un lío mientras estaban de licencia. Los investigadores dijeron que esto, a su vez, causó efectos perjudiciales para su salud mental.
Incluso las personas que participaron en 150 minutos por semana de actividad física moderada o vigorosa experimentaron un impacto negativo en su salud mental, lo que sugiere que se requiere más ejercicio para contrarrestar su mayor estilo de vida sedentario.
“Aunque nuestra muestra de casi 300 personas era muy activa, estaban sentadas durante períodos más largos y más del 50% permanecían sentadas durante más de ocho horas al día”, dijo la Dra. Liane Azevedo, una de las autoras del estudio. “Descubrimos que el tiempo sentado, junto con algunos datos demográficos y condiciones de salud preexistentes, eran las principales variables que influían negativamente en la salud mental y el bienestar. Otros estudios han demostrado que si permanece sentado durante más de ocho horas, para compensar el efecto negativo del comportamiento sedentario en los resultados de salud física, es necesario hacer ejercicio durante más tiempo”, agregó el especialista.
Azevedo dijo que lo ideal es estar alrededor de 60 minutos haciendo alguna actividad, por cierto, más de los 30 minutos que generalmente se recomiendan como mínimo para el ejercicio diario. “Reducir el tiempo que pasa sentado tiene un efecto positivo en la salud mental. Recomendamos que, junto con el aumento de la actividad física, la salud pública fomente la reducción del tiempo sentado para obtener beneficios para la salud mental”, añadió Azevedo.
El especialista dijo que era importante que la gente entendiera que la actividad física no es solo ir al gimnasio. “Salir a caminar especialmente en áreas verdes es realmente importante, cualquier tipo de actividad moderada tiene beneficios”, dijo Azevedo. “También notamos en nuestro estudio que el ocio y la jardinería son actividades que ayudan tanto física como mentalmente. Queremos desarrollar una intervención basada en estos hallazgos, para centrarnos en la disminución del comportamiento sedentario, así como en el aumento de la actividad física para promover beneficios en la salud mental”, agregó.
Las consecuencias negativas de la inactividad física no han tardado en llegar. Diversos grupos de investigación de diferentes universidades han realizado estudios en el último año tratando de obtener nueva información relativa al sedentarismo ocasionado por el confinamiento y las restricciones, especialmente en la población infantil y juvenil.
Estos problemas relacionados con la falta de actividad física han afectado al ámbito físico y psicológico. En relación con el primero de ellos, se pueden destacar problemas cardiovasculares y de obesidad, mientras que, relacionados con los segundos, se destaca por encima del resto la depresión, agravándose esta situación en las niñas.
La salud mental ha sido, por tanto, el aspecto que más se ha visto perjudicado con el confinamiento. En un estudio ralizado por la Universidad de Oviedo, en España, en el que participaron 595 niños confinados se observó una relación inversa entre el incremento de los síntomas depresivos y los niveles de actividad física semanal.
Otro estudio sobre 4.811 participantes concluyó que la práctica de actividad física moderada durante el confinamiento se asoció con una disminución del 47 % en las probabilidades de padecer síntomas depresivos. Para aquellos que realizaron 10 horas de práctica semanal, las probabilidades de padecer síntomas depresivos fueron un 39 % más bajas.
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