Para reducir el riesgo de contagiarse el coronavirus, hoy hay mantener el distanciamiento físico con personas no convivientes, lavarse las manos con frecuencia, ventilar las habitaciones y usar un barbijo o mascarilla desde la nariz al mentón. “Convierta el uso de la mascarilla en una parte normal de su interacción con otras personas”, recomendó la Organización Mundial de la Salud (OMS) después haber evaluado la evidencia que demuestra que los barbijos son componentes imprescindibles en el paquete de las medidas de prevención contra la infección por el coronavirus. Incluso ya hay expertos que dicen que deberían usarse después de la pandemia.
El uso del barbijo es necesario también dentro de los negocios o comercios. Lo deben utilizar los dueños, los empleados y los clientes. Las personas que se encuentran en los locales deben utilizar bien el barbijo aunque por momentos no haya clientes.
“Las personas que están locales no deberían sacarse los barbijos cuando no hay clientes. Además el negocio debería estar siempre ventilado abierto la puerta o lo que tengan para abrir”, dijo a Infobae la investigadora en virología del Instituto de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, de la Universidad de Buenos Aires y del Conicet, Sandra Cordo.
La razón principal esas personas podrían estar contagiadas con el coronavirus sin saberlo o incluso tener síntomas leves y no darse cuenta de que tienen la infección. Si se sacan el barbijo o lo usan solo en el cuello (sin tapar boca o nariz), esas personas aumentan las chances de que los aerosoles que se emiten a través de la respiración queden suspendidos en el aire del local y se favorece la transmisión del virus si ya están contagiadas.
Hay que tener en cuenta que un modo de transmisión del coronavirus es la inhalación de aerosoles emitidos por una persona infectada. La persona afectada puede emitir esos aerosoles con el virus al respirar, hablar, gritar, o al cantar, y así contagia a los que comparten el mismo aire. Al ser tan pequeños, los aerosoles pueden permanecer flotando en el ambiente incluso durante horas, como ocurre también con el humo del cigarrillo con tabaco. El virus puede quedar suspendido en el aire varias horas, y así otras personas que se encuentren en el negocio o clientes que lleguen más tarde podrían quedar expuestas a la infección.
Las personas se pueden contagiar el coronavirus ya sea al inhalar una alta concentración de aerosoles infectivos en poco tiempo (contagio en proximidad) o una baja concentración durante mucho tiempo de exposición (contagio a distancia).
Además del barbijo, para reducir el riesgo de transmisión por aerosoles, se recomienda sumar la ventilación permanente. “Los ambientes interiores sin ventilación son los más riesgosos para la transmisión del coronavirus a través de aerosoles, ya que se acumulan aumentando las probabilidades de que se inhale aire con presencia de virus”, dijo a Infobae la investigadora del Conicet y la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, Sandra Cordo.
“La ventilación de los ambientes debe ser cruzada para que el aire circule. Abrir puertas y ventanas de manera continua genera un flujo de aire permanente, sin que se acumulen aerosoles, por lo que es mejor que una apertura intermitente (como sería, por ejemplo, abrir 5 minutos cada hora)”, recomienda la Campaña Ventilar, organizada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Argentina. Cuando hay bajas temperaturas, mantener abiertas las ventanas como mínimo 5 centímetros de manera constante para contar con una buena ventilación.
“Los barbijos reducen el riesgo de contagio, y con dos capas aún más”, señaló la doctora Cordo, quien es también miembro de la comisión directiva de la Sociedad Argentina de Virología.
Se desaconseja el uso de ozonificadores en ambientes interiores o la aplicación de ozono en “cabinas o túneles sanitizantes” porque la exposición al ozono es perjudicial para la salud, según la campaña Ventilar. En cambio, sí se recomienda monitorear cómo está la renovación del aire en cada ambiente. Una estrategia para evaluar de manera indirecta el grado de estanqueidad del aire interior es el monitoreo de dióxido de carbono. Se recomienda aumentar la apertura de puertas y ventanas cuando el nivel de dióxido de carbono (CO2) supere las 700 partes por millón de masa de aire (ppm).
El riesgo de transmisión cero no existe. “Las medidas de prevención reducen el riesgo de adquirir la infección por el coronavirus, pero no lo eliminan completamente. Pero es mejor ponerlas en práctica antes que ignorarlas”, afirmó Cordo.
“¿Por qué seguimos estando en pandemia? Una de las razones es que una persona puede infectarse con el coronavirus y no dar síntomas. Pero al exhalar o al hablar emite aerosoles que contienen el coronavirus. El problema es que los demás ven a esa persona como alguien sano y si comparten un espacio como oficina, escuela, o transporte, pueden contagiarse la infección. Aún cuesta reconocer que el coronavirus también está en el aire”, había dicho en marzo pasado a Infobae José Luis Jiménez, quien tiene un doctorado en ingeniería mecánica del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). Jiménez es profesor de Química de la Universidad de Colorado Boulder, Estados Unidos, y fue parte del grupo de 239 científicos que le señaló a la OMS el año pasado que debía considerar que el coronavirus también se transmite por el aire.
Cuando las personas están al aire libre, hay menos contagios. Porque el aire se renueva naturalmente. Aunque aún al aire libre, hay que estar a dos metros de distancia y con barbijo. Por eso, cuando las personas están en ambientes cerrados deben contar con una ventilación permanente. “Se sabe muy bien desde hace tiempo que la ventilación funciona para la prevención de diferentes enfermedades como tuberculosis desde 1940”, recordó Jiménez.
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