Algunos médicos descartan la posibilidad de que una persona en agonía, ya a punto de morir, pueda escuchar las voces de su entorno. En cambio, otros explican que, por el contrario, los pacientes reaccionan ante las voces que le resultan familiares, con algún movimiento o a penas un gemido.
Investigadores de la Universidad de la Columbia Británica, en Canadá, realizaron un estudio en torno de las ondas de sonido y su impacto en el cerebro para demostrar que hasta el momento mismo de la muerte, ya inconscientes, las personas son capaces de oír. Los resultados fueron publicados en Scientific Report.
Elizabeth Blundon, encabezó el análisis, junto a un grupo de científicos de la misma casa de estudios, con la intención de establecer el porqué de este fenómeno. El estudio consistió en la utilización de electroencefalografía (EEG), mediante la cual pudieron clasificarse en conscientes e inconscientes los potenciales eléctricos del cerebro.
Ocho personas enfermas de cáncer de un centro de cuidados paliativos participaron del estudio en dos momentos, primero cuando todavía estaban conscientes y luego cuando ya no reaccionaban a su entorno. Como grupo de control contaron con 17 voluntarios jóvenes y sanos.
En la etapa de la percepción consciente, los científicos pidieron a los participantes sanos y enfermos que pulsaran un botón al notar un cambio de frecuencia en los sonidos, de esta forma indagaron en torno de la percepción consciente de los estímulos acústicos. Mientras se reproducían los sonidos, las personas eran sometidas a un EEG de ondas cerebrales a fin de clasificar los procesos.
Cuando repitieron la medición en los enfermos oncológicos unas horas antes de morir, notaron que muchos de ellos seguían reaccionando a los cambios en la secuencia de sonido con la misma actividad eléctrica cerebral.
Los especialistas creen que el cerebro aún en sus momentos finales de vida es capaz de procesar los estímulos acústicos. Esto significa que la audición, presumiblemente junto con el contacto físico, transmite las últimas impresiones del entorno.
Esto, dijeron quienes hicieron los estudios, quiere decir que los enfermos pueden percibir la voz de una persona querida, lo que le podría reconfortarla en los últimos momentos de su vida.
En la publicación de la investigación, los especialistas precisaron que la intención fue responder si escuchar es lo último que puede percibir una persona antes de morir. “Presentamos evidencia de audición entre pacientes de cuidados paliativos que mueren activamente y que no responden”. Esto demostró que “las desviaciones en los patrones auditivos se informan para los participantes de control sanos y jóvenes conscientes, así como para los pacientes de cuidados paliativos, tanto cuando estos últimos estaban conscientes como cuando dejaron de responder a su entorno”.
En resumen, dijeron, los sistemas auditivos de los pacientes enfermos “respondían de manera similar a los de los controles jóvenes y saludables a solo unas horas del final de la vida. De hecho, la audición puede ser uno de los últimos sentidos en perder función cuando los humanos muere”, concluyeron.
Además, precisaron respecto de los pacientes que son sometidos a fuertes calmantes para paliar el dolor “podrían volverse menos receptivos” a los estímulos externos como el sonido”, aunque consideraron que conservarían “cierta conciencia encubierta”.
“Los opioides pueden reducir las respuestas conductuales a la estimulación externa, sin reducir necesariamente la conciencia”, dijeron. “El dolor y la dificultad para respirar son síntomas comunes entre los cambios fisiológicos que ocurren al final de la vida y frecuentemente se controlan con opioides. Los pacientes que están siendo tratados por dolor con medicamentos opioides podrían, por lo tanto, volverse menos receptivos a su entorno externo cuando ingresan a la etapa final de la muerte, pero pueden conservar cierta conciencia encubierta”, concluyeron.
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