La enfermedad COVID-19 no da respiro y las tasas de infección y fallecidos aumentan en casi todos los países del mundo. Ante el avance de la segunda ola de COVID-19 en la Argentina cada vez son más las personas que buscan mayores herramientas de protección para evitar contagiarse del virus.
En este sentido cobró mayor notoriedad el tapaboca Atom Protect, más conocido como “el barbijo del CONICET”, una mascarilla antiviral desarrollada junto a la Universidad de San Martín y fabricada por la empresa textil Kovi SRL. Su capacidad para filtrar el coronavirus, hongos y bacterias con el simple contacto y con una eficacia superior al 97% le valió su popularidad. Sin embargo, en las últimas semanas se conoció la circulación de barbijos truchos vendidos a través de Internet mediante redes sociales y portales de compraventa online.
Sobre la venta de las versiones adulteradas de los superbarbijos compuestos por telas tratadas con activos antivirales, bactericidas y fungicidas que reúnen tecnología avanzada y materiales tradicionales y accesibles en el mercado local, Alan Gontmaher, dueño de Kovi, sostuvo: “Hay que comprarlos en lugares serios y en este caso son las farmacias, es la manera correcta de hacerlo o bien, a través de la página web, desde donde hacemos llegar el barbijo a cualquier punto del país”. En diálogo con Radio del Plata, el director de la compañía recomendó comprarlos en la tienda virtual de la marca o en farmacias autorizadas porque “hay gente malintencionada que vende barbijos truchos por dos pesos menos”.
Entre ambos productos se pueden observar diferencias en el tamaño, la doblez, la textura, los elásticos, entre otras cosas. A su vez, los venden sueltos y no en el packaging original. Actualmente hay sólo dos tapabocas disponibles, el más conocido es de color lila por fuera con estampa en gris oscuro y el otro es una edición limitada en color negro. El interior varía en colores verdes con o sin estampa. En cambio, los tapabocas adulterados varían en las tonalidades, tamaño y textura.
Fue a mediados del año pasado cuando el CONICET desarrolló un primer barbijo con telas tratadas con activos antivirales, bactericidas y fungicidas para, entre otras cosas, fabricar barbijos de uso social. Sus propiedades antimicrobianas fueron testeadas con éxito por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y su acción antiviral por el Instituto de Virología del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Aquella fue la primera versión del Atom Protect.
Estas telas, diseñadas para prevenir la dispersión de la enfermedad por parte de la persona que los usa, se las emplea también para proteger al usuario de salpicaduras o aerosoles de sangre o fluidos corporales. De esta manera, los barbijos confeccionados previenen la acumulación de virus, bacterias u hongos generados por la exhalación respiratoria del usuario o usuaria y la recibida desde el exterior. Además, logran inactivar virus de la superficie del barbijo y disminuir la carga viral enviada y/o recibida al y del medioambiente.
“La experiencia fue vertiginosa. Apenas comenzó la pandemia, nos reunimos de manera virtual con un grupo de investigadores del 3iA y el IFIBA —con quienes llevamos mucho años trabajando juntos— y nos pusimos a pensar cómo ayudar desde la ciencia de los materiales para mitigar o disminuir los efectos de la enfermedad”, expresó en diálogo con este medio Lucas Guz, uno de los integrantes del equipo formado por físicos, químicos y microbiólogos de la UBA y la UNSAM. “Pensando qué materiales generar para inactivar el virus o disminuir el riesgo de infección surgió la idea de armar barbijos con compuestos activos con efecto antibacterial y viricida”, detalló Guz.
El nuevo modelo de mascarillas Atom Protect N95 PLUS presentado en marzo de este año tiene una eficiencia de filtración frente a aerosoles acuosos de 99,9%, frente al 70% del modelo anterior. Además, este barbijo obtuvo la certificación otorgada por la Comunidad Económica Europea.
El SARS-CoV-2 es un virus de trasmisión respiratoria. Esta evidencia entraña, sin embargo, un debate en cuanto al vehículo a través del cual el virus entra en nuestro cuerpo, las gotículas de saliva o los aerosoles. Las partículas que emitimos al hablar, al toser e incluso al respirar, son los vehículos que usa el virus para transmitirse de persona a persona. El tamaño de dichas partículas y la cantidad de virus presente en las mismas son dos factores determinantes en la infección.
Ante las distintas situaciones de riesgo en las que se debe usar mascarilla, hay que tener además en cuenta la variedad de mascarillas disponibles y su nivel de protección. Los principales tipos de mascarillas usados por la población son de cuatro tipos: de tela, higiénicas, quirúrgicas y de alta protección o FFP2 (en algunos lugares N95, con una eficacia equivalente).
Las mascarillas de tela pueden tener una amplia variedad de propiedades, dependiendo de las características de los materiales usados en su confección, pero en muchos casos no están homologadas en cuanto a su nivel de filtración. Es posible que algunas retengan de forma muy eficaz el virus e, incluso, algunas fabricadas con materiales que contienen compuestos con plata o cobre pueden llegar tener propiedades viricidas.
Usar este nuevo barbijo, dicen los especialistas, es comparable con usar dos máscaras. El doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) ha respaldado el uso de doble tapabocas ante las nuevas cepas del virus. Por el momento, la recomendación vigente de los CDC es usar una mascarilla de tela con dos o más capas y asegurarse de que cubra la nariz y la boca. Debe quedar bien ajustada para que no haya huecos a los lados del rostro.
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