El significado de un acrónimo es la suma de los significados de las palabras que lo generan. Por eso V.I.D.A. Vacuna de Inmunización para el Desarrollo Argentino, no fue una elección antojadiza, ni repentina para Marcelo Figueiras, presidente de Laboratorios Richmond. Todo lo contrario.
Cada palabra resume el espíritu de un proyecto científico de envergadura impulsado por la velocidad y las urgencias del contexto pandémico global. Pero además se sumó un doble propósito que para su propulsor -Figueiras- constaba en la letra chica desde el inicio: el desafío de producir en la Argentina la vacuna Sputnik V junto al prestigioso Instituto ruso Gamaleya, y así perforar la crisis socio-sanitaria que genera la pandemia en el país; y además “gritarle” al mundo que en la Argentina con esfuerzo, inteligencia y capital humano de excelencia se pueden hacer las cosas bien. Muy bien.
Por eso Sputnik - V.I.D.A para Marcelo Figueiras es mucho más que un inoculante que llega en el momento justo ante un escenario nacional de escasez y una segunda ola que imprime una velocidad exponencial a los casos, contagios y muertes. “Este proyecto Sputnik- V.I.D.A resume el país con el que sueño, un país con esperanza y desarrollo”, precisó el empresario a Infobae, desde Moscú.
La vacuna Sputnik V contra el COVID-19, creada y producida por el Instituto científico ruso Gamaleya, fue la primera en estar disponible en la Argentina. Luego de un año de pandemia global por el acecho del virus SARS-COV-2 , la lejana estepa rusa no fue un impedimento para Figueiras, quien viajó como adelantó Infobae a finales de febrero de este año a Rusia, y en varias oportunidades, hasta cerrar la firma del acuerdo preliminar y de cooperación científica con el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF) y con la participación de Hetero Labs Limited, una compañía establecida en la República de la India y con la cual Richmond posee una alianza estratégica hace más de 25 años. El acuerdo establecía además de la fabricación de las dosis, la construcción de una planta importante, con la lógica de un hub o usina biotecnológica, en la localidad de Pilar.
La noticia escaló en dimensión e impacto cuando ayer, desde Moscú se confirmó que Argentina sería el primer país autorizado para la producción de las dosis de la Sputnik V fuera de Rusia. Así, Argentina en su calidad de primer país latinoamericano en registrar oficialmente Sputnik V en su territorio, a través de una autorización de uso de emergencia (emergency use authorization) que emitió la autoridad regulatoria nacional -ANMAT - quedó en el ojo de la tormenta. La vacunación con Sputnik en todo el país comenzó el 29 de diciembre de 2020.
Con la transferencia de tecnología facilitada por el Fondo Ruso de Inversión Directa, Laboratorios Richmond se convierte en la primera empresa farmacéutica nacional productora de la vacuna Sputnik V. Los primeros lotes con 21.000 vacunas made in Argentina fueron enviados al Instituto Gamaleya para las pruebas de calidad; y se aguardarán las aprobaciones correspondientes. La producción en escala comenzará en junio de 2021, con el objetivo de 1 millón de dosis. Es así que la concatenación de los acontecimientos se precipitó y los argentinos se podrán empezar a inocular con una fórmula elaborada en el país mucho antes de lo previsto.
El proyecto Sputnik -V.IDA tendrá dos etapas, una primera que empujará la producción con el principio activo que vendrá directo desde Moscú para paliar la emergencia y la escasez de inoculantes que presenta el caso argentino; y una segunda etapa, hacia fines de 2022 con la construcción de la planta de Pilar finalizada y la fabricación en escala, dando lugar a una tercera etapa para exportar los inoculantes contra el COVID-19, entre otros, hacia la región y el mundo.
El momento crucial actual lo representa el haber dejado puertas adentro del Instituto Gamaleya las más de 21 mil dosis que ya se terminaron en la Argentina para que los científicos rusos realicen los controles de calidad y otorguen las aprobaciones finales. “En las próximas semanas transitaremos un ida y vuelta del producto final entre Richmond y Gamaleya. Será un proceso que haremos juntos, ambos equipos científicos, hasta llegar a la formulación exacta”, expresó Figueiras a Infobae.
-¿Cómo explica el contexto y el transcurso de las dos etapas por las que atravesará el proyecto Sputnik V.I.D.A en la Argentina?
Marcelo Figueiras: Efectivamente, se trata de un proyecto que podemos pensarlo hoy en dos etapas. La primera que abarque y sirva para colaborar a paliar este mal momento de emergencia, de falta de acceso a las vacunas que tiene el país. Para esta etapa el principio activo llegará desde Moscú y se terminará la formulación, el filtrado y el envasado de los frascos, es decir, la parte final de proceso, aquí en Laboratorios Richmond.
Nuestra idea es fabricar el primer millón de inoculaciones Sputnik V.I.D.A para junio 2021 e ir escalando hacia los 5 millones de dosis mensuales hacia fin de año, que es la capacidad máxima instalada que tiene la actual planta de Richmond.
Una vez finalizada esta escala productiva de las vacunas la idea es que el Estado a través de su autoridad sanitaria -el ministerio de Salud- pueda rápidamente administrar y volcar esta cantidad de dosis en el circuito de vacunación. Así que el primer mojón del 2021 será paliar la urgencia del acceso a más vacunas contra el COVID-19; y el segundo, en el 2022, escalar la producción local y para la región. El costo de cada dosis terminada asciende a 9 dólares, con un precio similar a la producida en Rusia.
- ¿Qué siente al ser uno de los protagonistas -junto a sus equipos científicos- en ayudar a perforar esta pandemia global, con la herramienta de protección más escasa y preciada del mundo a la vez? ¿Es consciente de ese lugar tan trascendente ?
-Justamente esa misma sobredemanda que impone el tiempo pandémico sobre las vacunas exige que no se puedan establecer compromisos fijos desde los productores o fabricantes de las vacunas contra el COVID-19; ni tampoco desde los Estados que administran su inoculación. Nosotros como equipo estamos muy felices, entusiasmados y estimulados de llevar adelante este proyecto con la bandera argentina bien alta.
Nuestro objetivo es producir localmente las vacunas para paliar este tipo de pandemias y sus eventuales mutaciones. Estas representan el camino más eficiente, eficaz y sustentable, como estrategia de reacción y protección contra el virus. La inversión en la construcción de la planta ronda entre los 70 y los 100 millones de dólares.
-Vayamos a los detalles de la segunda etapa del proyecto Sputnik V.I.D.A...
-La segunda etapa la podemos situar en el año 2022. Se trata de construir y crear una verdadera planta modelo en Sudamérica de productos biotecnológicos. Formar un hub biotecnológico, una usina de productos y conocimiento científico, que logre sitiar y perforar al COVID-19. Pero que a la vez no será solo especializada en tratamientos contra el nuevo coronavirus; podemos pensar en otras vacunas contra el COVID-19 -no solo la Sputnik- y otras afecciones. Propulsaremos el acceso a los tratamientos y vacunas, y no solo de vacunas como la Sputnik. No descartamos otro tipo de inoculaciones, ni avanzar en otro tipo de enfermedades...
Con la planta de Pilar terminada la idea es avanzar a producir 500 millones de dosis anuales que será la capacidad anual instalada. Es un proyecto ambicioso pero posible, y que ya lo hemos trazado como un objetivo. Se trata de crear un hub farmacéutico y de tecnología para el mundo entero. La clave de esta segunda etapa es que la Argentina tendrá todo el ciclo de fabricación de la vacuna rusa.
Gamaleya ya tiene pedidos de la vacuna Sputnik V por más de dos mil millones de vacunas. Es más fácil exportar el principio activo a otros que resolverlo ellos. No se trata de competencia, sino de complementación. Se necesitan más plantas de producción. Será una de las plantas más modernas de Sudamérica. Toda la industria está alineada para alcanzar el mismo objetivo. La vacuna producida en Argentina podrá luego ser exportada a otros países de América Central y América Latina.
- Cuando se lo escucha describir apasionadamente el futuro de los proyectos de su nueva planta científica, de alguna manera parece describir un proyecto de país… ¿un país tal vez con el que usted sueña o desea?
-Absolutamente. Es el país con el que yo sueño... Es la Argentina del futuro que imagino. En el tema de la investigación científica de excelencia que es el mundo en el que yo invierto y me muevo, se puede prever capacidad instalada y desarrollo para futuros problemas. Eso nos permitirá - por ejemplo- tener capacidad de reacción ante eventuales problemas; incluso ante otras pandemias.
Lo que justamente mostró esta pandemia es la profunda desigualdad que existe entre los países. ¿Qué le ocurrió a los países productores de vacunas por ejemplo? No tuvieron tantos problemas, y se apoyaron en su desarrollo industrial. Por todas estas razones, usamos el acrónimo V.I.D.A para el proyecto, entendiendo el equilibro entre las soluciones inmediatas y las mediatas.
El Instituto científico ruso Gamaleya publicó esta semana un estudio sobre la vacuna Sputnik V que demostró una eficacia del 97,6%. El dato surgió del análisis de 3,8 millones de personas vacunadas en Rusia. Hasta ahora esta cifra lo convierte en el inoculante contra el COVID-19 más eficaz del mundo.
El virus SARS-CoV-2 ya contagió a más de 2,7 millones de personas en nuestro país y Argentina superó las 60.000 muertes. En el globo, la situación no es mejor habiendo superado las 3.055.000 millones de víctimas. La región de América Latina es una de las más golpeadas por la pandemia en todo el mundo. Solo Brasil suma más de 14 millones de contagios y 378.000 decesos. México (2,3 millones de infecciones y 212.000 muertos) y Perú (1,7 millones de contagios y 58.000 fallecidos) también tienen cifras muy altas.
“Este desarrollo nos va a permitir construir una de las plantas más modernas de la región, algo que va a sumar al perfil científico y tecnológico para exportar y estar preparados para los próximos problemas que puedan aparecer. Es parte de la recuperación sanitaria del país y constituye una herramienta clave para futuros azotes epidemiológicos, más allá de aportar a una industria de gran valor agregado que tiene mucho para darle al mundo. Profundizamos el esfuerzo y el compromiso que tenemos con el país”, detalló Figueiras a Infobae.
“Además, nos va a permitir no tener que depender solo de países centrales ante situaciones como la actual. Y ganaremos la competitividad necesaria para asistir a otros mercados. El mercado de capitales local tiene que jugar un rol central en el desarrollo argentino”, concluyó el empresario.
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