Juego inclusivo y plural. Este es el objetivo que tiene Casita de Muñecas, un fabricante de bebés con apariencia real, con sus constantes acciones. Ahora, la compañía acaba de sumar a Eli, el nuevo modelo de bebote, con el respaldo de la Fundación de Ayuda al Niño con Discapacidad Auditiva (Fanda) y Fundación Arauz, que cuenta con un dispositivo coclear.
El próximo jueves 25 de marzo, Eli será presentado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA). La iniciativa promueve la visibilización de lo diverso y, a su vez, la concientización sobre los síntomas en la detección temprana de la sordera. Casita de Muñecas es una empresa fundada en 2015 que fabrica y comercializa muñecas y bebotes de apariencia real, con el fin de visibilizar que las diferencias existen y que se pueda colocar en primer plano desde la infancia.
La idea surge luego de una profunda etapa de investigación sumado al relacionamiento con profesionales referentes y con el reconocimiento de las fundaciones Fanda y Arauz, que avalaron la iniciativa y acompañaron a los directores de Casita de Muñecas a llevar adelante este nuevo modelo.
Un grupo de médicos especializados en hipoacusia y fonoaudiólogos guiaron cada detalle del dispositivo coclear y trabajaron de manera conjunta con el equipo de diseño de la marca. “Nos enorgullece poder presentar a Eli, nos parece sumamente importante que el juego inclusivo tenga el lugar que se merece, desde nuestro lugar sabemos que estamos aportando nuestro granito de arena para que eso suceda. A la vez, generar conciencia sobre la importancia de la detección temprana de los síntomas de la sordera es clave para el tratamiento posterior y desarrollar el máximo potencial en cada caso”, sostuvo Federico Galanterni, director y fundador de Casita de Muñecas.
Casita de Muñecas nació como una empresa familiar. Tiene una larga historia con la fábrica de artículos en plástico y emprendimos hacia el rubro del juguete, con muñecas y bebotes de apariencia real. A medida que fue creciendo la demanda, este hoy es el principal proyecto. Desde el principio, la firma apuntó a hacer muñecas y bebotes con apariencia real con ropa de calidad. Luego, fue sumando integrantes a la familia y hoy tiene más de 70 variantes. Tienen muñeco de diferentes etnias con rasgos distintos, con el espíritu de trabajar por una sociedad que contempla con admiración y respeto las diferencias.
En marzo de 2018 se había presentado Oli, el primer muñeco con rasgos de bebé con síndrome de Down. “Oli nació a partir de una anécdota y hoy llegó para quedarse. Estamos felices de que Sofía se pueda llevar una muñeca con la que se identifique y seguir apostando a la inclusión, ya que lo de hoy marcó un camino”, comentó en ese entonces a Infobae, Galanterni, en relación a una niña que lo recibió.
Cada detalle de estos jueguetes están pensados. Ya sea los gestos, la pintura o los accesorios, cada uno tienen una función. Otra de las particularidades que tiene es que los bebotes no se presentan dentro de una caja ya que la idea es que, en el primer contacto, los niños y las niñas tengan la experiencia inmediata de hacerles “upa”.
Hay flaquitos o regordetes, de sexo femenino o masculino, rubios o castaños o morochos, latinos, de tez negra u orientales.
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