Un auto normalmente no transporta suficientes personas como para generar una situación de propagación, pero definitivamente son espacios reducidos y no deja de ser riesgoso, ya que el coronavirus se transmite por el aire. Muchas veces, las altas temperaturas climáticas obligan al uso de otros sistemas de calefacción o refrigeración, y es por eso que es importante tener una buena ventilación.
El aislamiento social, en este caso conducir solos, sería lo ideal pero no es muy práctico y hay muchas situaciones en las que dos o más personas necesitan manejar. Las medidas sanitarias demostraron ser buenas y eficaces desde un comienzo de la pandemia y permiten reducir las tasas de infección, aunque ninguna de ellas son 100% efectivas. El ensayo diseñado por la Universidad de Massachusetts y encabezado por el profesor Varghese Mathai señalan que mantener las ventanillas bajas genera corrientes de aire que protegerían tanto a pasajeros como conductores de enfermedades infecciosas como el coronavirus.
El trabajo fue realizado con el uso de simulaciones de “dinámica de fluidos computacional” para comprender cómo fluye el aire dentro de un automóvil y sus implicaciones para la transmisión aérea del COVID-19. La investigación reflejó que para ello se simuló un auto conducido a 80 kilómetros por hora con 2 personas. Un conductor en el asiento delantero y un pasajero en el asiento trasero, una situación habitual en taxis y remises. El análisis inicial demuestra que los investigadores que colaboraron y participaron del trabajo de campo descubrieron que la forma en que el aire fluye alrededor del exterior del auto en movimiento crea un gradiente barométrico dentro del mismo, con la presión del aire en el frente ligeramente menor que la de atrás. La conclusión es que el aire que circula dentro del habitáculo suele correr de la parte trasera del coche hacia adelante.
Varghese Mathai manifestó que mientras se transitaba cuando las ventanillas estaban cerradas, el automóvil estaba en su punto de menor ventilación, por lo que entre el 8 y el 10 por ciento de los aerosoles en los que viaja el SARS-CoV-2, exhalados por una persona en el interior de un automóvil permanecían en su interior. Sin embargo, cuando se mantenían abiertas, existía una mejor ventilación y solo entre el 0,2 y el 2 por ciento de los aerosoles permanecían en el interior, declaró el físico y matemático. Pero como no siempre es posible mantener todas las ventanas abiertas, especialmente cuando las condiciones meteorológicas no lo permiten, los investigadores descubrieron que si se bajaran solo las ventanillas delanteras, esta configuración permite que el aire fluya hacia adentro y luego hacia afuera. Esto no es cómodo, pero podría salvar vidas, aseveró el catedrático.
Los servicios de transporte han adoptado desde el comienzo de la pandemia el uso de pantallas entre las áreas delantera y trasera del coche. Estos ayuda a reducir la transmisión a través de gotas más grandes. Estas son las que se liberan al toser, estornudar o hablar en voz alta. Las superficies descontaminantes ayudan contra la transmisión de fómites, indica el profesor de la Universidad de Massachusetts, pero no reducirían de manera suficiente la transmisión a través del aire, ya que siempre hay espacios a través de los cuales puede circular el virus. La investigación de “dinámica de fluidos computacional” es el primero de este tipo, ya que hasta el momento solo se habían realizado en medios de aeronavegación comercial o en transportes públicos.
El trabajo expone un enfoque cuantitativo del problema. La gama de geometrías y condiciones de conducción de los automóviles es amplia, y es por eso que la atención se centró en el promedio de ocupación en su espacio interior y configuración de asientos de los vehículos estándar.
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