El futuro no tiene por qué estar puntillosamente definido después de egresar de una universidad. Gabriel Rabinovich se recibió de bioquímico con diploma de honor en la Universidad Nacional de Córdoba. Se fue a hacer un curso en Israel, pero al volver no sabía qué hacer de su vida. Ni siquiera tenía claro si quería seguir un doctorado y dedicarse a la investigación. Se incorporó en una cátedra de la universidad. Hizo montones de experimentos que no funcionaban. Se frustró. Entró en crisis. Pero igual siguió adelante con el estudio detallado de las funciones de una proteína, la galectina 1, que está en las células del cuerpo humano. Hoy a los 52 años, Rabinovich es uno de los científicos más citados de Argentina en el mundo por sus descubrimientos, y acaba de publicar un nuevo trabajo que puede ayudar a la humanidad a enfrentar mejor la sepsis, una afección generada a partir de una infección que causa la muerte de 11 millones de personas por año.
Rabinovich tiene 290 trabajos publicados. Pero el último paper, que fue revisado y aceptado por la prestigiosa revista Nature Immunology, fue uno de los trabajos que más lo “enamoró porque responde a dos enigmas importantes”, según le contó a Infobae. En colaboración con investigadores de los Estados Unidos, Rabinovich y su equipo identificaron un mecanismo por el cual la proteína galectina 1 - que viene estudiando desde 1993-, participa en la respuesta inflamatoria que hace que un paciente padezca sepsis y sea difícil de controlar cuando los antibióticos ya no responden.
Al hacer la investigación, se aportó un nuevo blanco molecular al cual se podrá apuntar con futuras investigaciones para desarrollar mejores diagnósticos y tratamientos, y además ya se probó un potencial fármaco en animales -con buenos resultados- que podría ser eficaz para contrarrestar la inflamación generalizada que se da como consecuencia de una infección. El fármaco es un anticuerpo monoclonal que Rabinovich había desarrollado con su equipo, patentado para tratar cánceres refractarios a otras terapias, y publicado en la revista Angiogenesis.
En septiembre pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) había hecho un llamado de atención sobre la sepsis, que aparece como respuesta a una infección. “Si no se reconoce a tiempo y se gestiona con prontitud, puede provocar choque septicémico, insuficiencia multiorgánica y la muerte. Los pacientes críticamente enfermos con una modalidad grave de la COVID-19 y otras enfermedades infecciosas corren un mayor riesgo de evolucionar hacia una septicemia y morir”, había advertido la agencia sanitaria. Además, los supervivientes de una sepsis tampoco están fuera de peligro: solo la mitad se recuperan por completo. Muchas afectadas por sepsis han sido mujeres que han pasado por abortos clandestinos o por infecciones derivadas de una césarea. Se sabe también que la mitad (49%) de los pacientes con sepsis atendidos en unidades de cuidados intensivos contrajeron la infección en el hospital. Por esta situación, hoy es clave el desarrollo de mejores tratamientos para sepsis.
Esa preocupación de salud pública global se relaciona con galectina 1. “Es una proteína que está en varios sistemas del cuerpo humano y se une a azúcares. Está en los músculos, en el cerebro, en el sistema inmune. Puede ser como una malvada o como una heroína según el contexto”, explicó Rabinovich, quien es investigador superior del Instituto de Biología y Medicina Experimental del Conicet y de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, y miembro extranjero de la Academia de Ciencias de los Estados Unidos.
Con respecto a sepsis y tras cinco años de trabajo con Vijay Rathinam, científico del Departamento de Inmunología de la UConn Health en Estados Unidos, el equipo de Rabinovich encontró que la galectina opera como una señal de alarma que avisa al sistema inmune que debe aumentar la respuesta inflamatoria ya que existe una infección por un germen. Así, la proteína amplifica esa respuesta del sistema inmune, se desarrolla la sepsis y se produce más daño en los tejidos y los órganos del organismo. “Juega un rol pivotal para que la sepsis se desarrolle”, enfatizó.
Rabinovich hizo distintos experimentos para demostrarlo junto con los investigadores argentinos Santiago Méndez Huergo y Juan Manuel Pérez Sáez y sus colaboradores estadounidenses. Un experimento se hizo con ratones que fueron producidos en el laboratorio con deficiencias en los niveles de galectina 1. Esos animales fueron luego infectados por bacterias. Al ser deficientes en la proteína, el cuadro de sepsis generado fue más reducido en comparación con los que tenían los niveles normales de la proteína.
También probaron con darle el anticuerpo monoclonal a los animales con sepsis y encontraron que podía controlarla. “Uno de los próximos desafíos será empezar ensayos clínicos con el anticuerpo monoclonal en pacientes con sepsis que no responden a otros tratamientos. Servirá para evaluar eficacia y seguridad”, comentó. Para el trabajo sobre sepsis, contó con financiamiento de la Agencia Nacional de Promoción Científica, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, la Fundación Bunge y Born, la Fundación Sales y de familias que están interesadas en la investigación científica y hacen donaciones.
Además de la novedad para sepsis, el científico, que ha ganado innumerables premios como el “Investigador de la Nación” del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Argentina, ya ha desentrañado los otros roles que la galectina desempeña en situaciones naturales como el embarazo y en otras enfermedades tan variadas como diferentes cánceres, infecciones de transmisión sexual, enfermedades parasitarias como la de Chagas, y las enfermedades autoinmunes como esclerosis múltiple y la artritis reumatoidea, y para la diabetes.
En algunos casos, la proteína es la gran malvada. En otros, la heroína que viene a ayudar al organismo. En los cánceres, galectina 1 ayuda a que las células cancerosas se escapen de la respuesta inmune y migren hacia otras partes del cuerpo y causan metástasis. En este caso, juega un rol perjudicial contra la sobrevivencia del organismo humano, como también ocurre en los casos de infección que gatilla la sepsis. Por eso, el anticuerpo monoclonal que se probó ahora para sepsis se había estudiado como inhibidor en estudios pre-clínicos en animales con tumores.
En el caso del embarazo, que es una situación fisiológica natural, la proteína también cumple su rol. Cuando la proteína se expresa en la placenta, hace que las células de la madre (los linfocitos) no ataquen al feto, que tiene material genético del padre. La galectina elimina los linfocitos maternos que intentan dañar el feto. Se ha descubierto que las mujeres con abortos espontáneos recurrentes tienen niveles de galectina 1 disminuidos. En experimentos en animales, cuando inyectan un fármaco que mimetiza la función de galectina, se reducen la frecuencia de los abortos espontáneos. Esto significa que la galectina cumple un rol beneficioso para el avance de los embarazos.
En relación a enfermedades autoinmunes, la proteína galectina 1 es capaz de eliminar linfocitos que causan daños en los nervios del cerebro. Algo similar pasa con linfocitos que dañan las articulaciones en artritis reumatoidea, y en los que afectan al páncreas en la diabetes. En estos casos, cuando hay bajos niveles de la proteína, hay más riesgo de desarrollar esas enfermedades.
¿Cómo ve Rabinovich al joven que estaba en Córdoba y en crisis cuando empezó? “Si bien siempre se dice que las crisis son oportunidades, siento que lo he experimentado. La ciencia, los amigos y mi familia me han salvado la vida. Muchos me han ayudado para seguir adelante y construir el rompecabezas de las funciones de la proteína galectina 1. Vamos aportando nuevo conocimiento fundamental para dar opciones de terapias a la gente. Elijo cada día brindar conocimientos y trabajar en colaboración con otros investigadores”, subrayó.
En pandemia, siguió trabajando. Con reuniones en Zoom y en el laboratorio. Está desarrollando estudios sobre inmunología y COVID-19 con apoyo de Fundación Edenor y Fundación Bunge y Born. “Buscamos dilucidar aspectos del sistema inmune cuando a una persona lo afecta el coronavirus y causa la enfermedad COVID-19”, detalló. “Siempre sigo la idea de que si algo se puede soñar, se puede hacer. Pero también se necesita apoyo a los jóvenes y darle la oportunidad como la he tenido”.
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