De acuerdo a FundéuRAE, la palabra del año 2020 fue confinamiento. La elección no sorprende, ya que la pandemia por COVID-19 monopolizó el protagonismo del escenario global, sin lugar a discusión. Un virus desconocido como lo fue en un principio el SARS-CoV-2 dejó al descubierto las vulnerabilidades de los diferentes y diversos sistemas sanitarios y puso en jaque la forma en la que las personas se relacionan. Un año después de los primeros casos del nuevo coronavirus en Wuhan, China, resulta impensado pensar en abrazos, besos, en un contacto cercano durante mucho tiempo y por ejemplo en un espacio cerrado.
La crisis sanitaria dejó y dejará huellas que quedarán en la memoria colectiva por mucho tiempo. Asimismo, también plagó de conceptos científicos al día a día. Lo mismo sucedió con la terminología referida a trabajar desde el hogar: teletrabajo, videollamadas, meets, coronnials y zoompleaños forman parte de nuestro vocabulario. Las expresiones que nos dejó el 2020:
-Aislamiento: separar a una persona o grupo de personas que se sabe o se cree que están infectadas con una enfermedad transmisible de aquellas que no están infectadas, para prevenir la propagación de la enfermedad.
-Antibióticos: son aquellos medicamentos eficaces contra las infecciones bacterianas. El coronavirus está causado por un virus, de modo que los antibióticos no sirven para luchar contra esta enfermedad.
-Antígenos: proteínas que se encuentran en la superficie del virus y provocan una respuesta inmunitaria. Los test diagnósticos que detectan esta proteína han acelerado la identificación de casos positivos y ya se emplean masivamente dentro del sistema sanitario, sobre todo para sospechosos sintomáticos.
-Aplanar la curva: el objetivo para luchar contra el coronavirus es reducir el número de contagiados. La curva de la gráfica de contagio se aplana cuando deja de crecer el número de contagiados y se dibuja algo así como una ‘meseta’. Es la forma gráfica de ver que durante un periodo de tiempo, el número de contagios se mantiene y no se incrementa, lo que significa que la velocidad de los contagios es menor y, por tanto, que se ha frenado la tendencia al alza.
-Asintomático: no tener ningún síntoma de enfermedad.
-Confinamiento: es una intervención que se aplica a nivel comunitario cuando las medidas mencionadas anteriormente han sido insuficientes para contener el contagio de una enfermedad. Consiste en un estado donde se combinan estrategias para reducir las interacciones sociales como el distanciamiento social, el uso obligatorio de mascarillas, restricción de horarios de circulación, suspensión del transporte, cierre de fronteras.
-Coronavirus: son una extensa familia de virus que pueden causar enfermedades tanto en animales como en humanos. En los humanos, se sabe que varios coronavirus causan infecciones respiratorias que pueden ir desde el resfriado común hasta enfermedades más graves como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS). El coronavirus que se ha descubierto más recientemente causa la enfermedad por coronavirus COVID-19.
-COVID-19: es la enfermedad infecciosa causada por el coronavirus que se ha descubierto más recientemente. Tanto este nuevo virus como la enfermedad que provoca eran desconocidos antes de que estallara el brote en Wuhan (China) en diciembre de 2019.
-Cuarentena: separar a una persona o grupo de personas que se sabe o se cree que han estado expuestos a una enfermedad contagiosa pero aún no sintomáticas de otras que no han estado tan expuestas, para prevenir la posible propagación de la enfermedad.
-Curva de contagio. Es la gráfica que cruza el número de casos con el tiempo durante el que se extiende la enfermedad, midiendo de este modo la velocidad con la que el virus se está contagiando. Si el número de casos sube de forma muy rápida en poco tiempo, la línea de la gráfica es cada vez más vertical, lo que indica un alto número de contagios en muy poco tiempo.
-Distanciamiento social: medidas tomadas para evitar la propagación de la enfermedad al permanecer fuera de lugares públicos abarrotados, evitar reuniones masivas y mantener una distancia de al menos 2 metros -6 pies- de otros cuando sea posible.
-Enfermedades zoonóticas: son las enfermedades que pueden transmitirse entre animales y seres humanos y que son provocadas por virus, bacterias, parásitos y hongos. Son transmitidas por contagio directo con el animal enfermo y a través de algún fluido corporal como orina o saliva, o por la presencia de algún animal intermedio, como un mosquito en el caso de la malaria. También pueden transmitirse cuando se consumen productos de origen animal que no han pasado por los controles sanitarios correspondientes, o por el consumo de frutas y verduras mal lavadas.
-Epidemiólogos: estos especialistas médicos eran poco conocidos para el común de los mortales. Una especialidad olvidada y denostada, incluso, por los propios Gobiernos, que habían dejado su estructura de trabajo casi esquelética. Dedicados, especialmente, a tareas de prevención de la salud, a las campañas de vacunación de otros virus conocidos como la gripe y el control de recurrentes enfermedades infecciosas, como la tuberculosis o el sarampión, estos profesionales se han convertido en figuras fundamentales para entender la evolución de la curva epidémica, analizar el impacto en salud pública y decidir las medidas adecuadas para contener el virus.
-Epidemia: ocurrencia en una comunidad o región de casos de una enfermedad, comportamiento específico relacionado con la salud u otros eventos relacionados con la salud claramente superiores a la expectativa normal. La comunidad o región y el período en que ocurren los casos se especifican con precisión. La cantidad de casos que indican la presencia de una epidemia varía según el agente, el tamaño y el tipo de población expuesta, la experiencia previa o la falta de exposición a la enfermedad, y el tiempo y el lugar de ocurrencia.
-Gel hidroalcohólico desinfectante: se trata de una solución líquida o en gel con un alto porcentaje de alcohol (entre el 60 y el 95 %) y que permite desinfectar de manera rápida la piel. Aunque es una buena alternativa si no se dispone de agua y jabón para lavarse las manos, hay que tener en cuenta que no tienen la misma efectividad para deshacerse del coronavirus.
-Gripe española: fue una pandemia de inusitada gravedad que ocurrió durante la Primera Guerra Mundial, en 1918 y se calcula que mató en un año entre 20 y 40 millones de personas, entre ellos gente joven y niños. Se originó en Estados Unidos pero recibió el nombre de ‘gripe española’ porque fue España la que, al no estar entre los países en guerra, informó más sobre esta enfermedad y sin censuras.
-Hidroxicloroquina: la terapéutica que no fue. Este fármaco, utilizado desde hace décadas para el tratamiento de enfermedades como la artritis reumatoide y el paludismo, no resultó efectivo para casos graves —aumentaba el riesgo de muerte, de hecho— ni tampoco como medida preventiva. Lo mismo sucedió con el remdesivir, otro tratamiento testado en COVID-19, tampoco ha funcionado.
-Incubación: se trata del tiempo comprendido entre la exposición a un organismo patogénico y el momento en que los síntomas aparecen por primera vez. En el caso del coronavirus, el tiempo de incubación es de 5,4 días de media, aunque se han observado casos en que el periodo de incubación es de hasta 14 días.
-Infodemia: este curioso término normalmente se emplea para referirse a la sobreabundancia de información (ya sea rigurosa o falsa) sobre un tema concreto, en este caso el coronavirus.
-Inmunidad: la capacidad de resistir una infección por la acción del sistema inmune del cuerpo.
-Infectólogos: profesionales de la salud, doctores que tienen la especialidad médica que se encarga del estudio, la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades producidas por agentes infecciosos (bacterias, virus, hongos, parásitos y priones), está muy relacionada con la medicina interna y la pediatría.
-Jabón: es una solución soluble al agua compuesta por la combinación de un álcali unido a los ácidos del aceite u otro cuerpo graso. Al lavarnos las manos, el jabón disuelve la membrana lipídica que rodea el coronavirus, inactivándolo y evitando su poder infeccioso.
-Katalin Karikó: bioquímica húngara que se obsesionó con la investigación de una sustancia para combatir enfermedades, a través del ARN mensajero. Es que la comunidad científica era escéptica y desconfiada en relación a la genética en vacunas. Tras dejar su Hungría natal en los ochenta, la investigadora, migrante y a menudo desprestigiada, es en sí una historia de lucha y reivindicación en la comunidad científica. Aún teniéndolo todo en contra, persistió en su pasión en Estados Unidos.
-Mascarillas: son un producto sanitario que permite tapar la boca y las fosas nasales para evitar que entren agentes patógenos y contagiarse de enfermedades. Igualmente se pueden usar en sentido contrario, para evitar contagiar a otras personas en caso de estar infectado. Si no se presentan los síntomas respiratorios característicos del coronavirus (sobre todo, tos) o no se cuida de una persona que pueda haber contraído la enfermedad, no es necesario llevar puesta una mascarilla clínica.
-MERS: el Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS por sus siglas en inglés, Middle East Respiratory Syndrome) también está causado por otro coronavirus, en concreto el MERS-CoV. En este caso, involucra también el tracto respiratorio superior y causa fiebre, tos y dificultad para respirar, igual que ocurre con otros trastornos causados por el coronavirus. Este peligroso virus se detectó por primera vez en 2012 en Arabia Saudita y como otros virus de su familia, se transmite de animales a humanos. De hecho, el virus se encontró en camellos.
-Orthocoronavirinae: normalmente se les conoce como coronavirus, y es una subfamilia de virus perteneciente a la familia Coronaviridae. Son capaces de infectar mamíferos y aves produciendo una serie de enfermedades respiratorias y digestivas.
-Paciente cero: es el término que se usa para describir al primer humano infectado por un virus o una enfermedad infecciosa. Se infecta con un agente que el sistema inmunitario no anula y que es capaz de transmitirse a otras personas. Localizarlo facilita las investigaciones médicas ya que ayuda a analizar el potencial de contagio, la dispersión geográfica del agente infectante y por tanto permite tomar medidas para combatirlo. Recientemente se identificó al paciente uno del COVID-19 en Europa, un alemán de 33 años, según informó la publicación especializada New England Journal of Medicine y las autoridades sanitarias continúan buscando ese paciente cero en Europa que puede ser clave para frenar la pandemia.
-Pandemia: es una epidemia que ocurre en todo el mundo, o en un área muy amplia, que cruza las fronteras internacionales y generalmente afecta a un gran número de personas.
-Pangolín: los pangolines son un tipo de mamíferos placentarios cuyo orden contiene ocho especies vivas, todas pertenecientes al género Manis. Una investigación reciente comprobó que los pangolines pueden portar diversos coronavirus relacionados con el SARS-CoV-2.
-PCR: siglas en inglés de ‘Reacción en Cadena de la Polimerasa’, es la técnica de análisis de laboratorio que permite detectar la presencia de material genético de un patógeno (o microorganismo) en una muestra para el diagnóstico de una enfermedad; se utiliza para el testeo de coronavirus.
-Plasma inmune de convaleciente: el plasma es una parte de la sangre que queda cuando, al extraerla, decantan los glóbulos rojos y blancos. Cuando una persona se infecta con un virus, patógeno o microorganismo que lo enferma, la primera respuesta parte del sistema inmune. Este produce anticuerpos con las células de los glóbulos blancos. Se trata de moléculas que van a defender al cuerpo de aquello que lo enferma. Esos anticuerpos específicos van a atacar directamente al virus. Si bien tenemos anticuerpos para defendernos de otros padecimientos producto de las vacunas, necesitamos que nuestro sistema inmune prepare y tenga listos para usar anticuerpos para el COVID-19. Cuando el virus llega la persona se enferma. Cuando un sujeto se cura, más allá de la medicación que haya recibido, desarrolló esos anticuerpos que lo ayudaron a curarse y de eso se aprovecha esta terapéutica, que aún busca comprobar su efectividad contra la afección.
-Pródromo: el período de tiempo durante el cual una persona infectada puede no haber desarrollado síntomas muy específicos o graves. Es posible que no se den cuenta de que están enfermas, pero aún pueden estar transmitiendo el virus.
-SARS-CoV-2: es el nombre científico del coronavirus específico que causa la COVID-19. Significa “coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo severo”. Este nombre fue elegido porque el virus está genéticamente relacionado con el coronavirus responsable del brote de SARS de 2003; es importante comprender que, si bien están relacionados, los dos virus son diferentes, y el SARS y la COVID-19 son enfermedades diferentes.
-SARS: se tratan de las siglas del Severe Acute Respiratory Syndrome (Síndrome Respiratorio Agudo Grave) causado igualmente por un tipo de coronavirus distinto al COVID-19, el COVID-2. El SARS se originó en la región china de Cantón en 2003 y se expandió en dos docenas de países de Norteamérica, Suramérica, Europa y Asia. El virus infectó a 8.422 personas y murieron 916 personas.
-Suero equino hiperinmune: tratamiento impulsado por científicos argentinos, aprobado recientemente por la ANMAT, que es fruto del trabajo de articulación público-privada encabezado por el laboratorio Inmunova y el Instituto Biológico Argentino (BIOL), la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud “Dr. Carlos G. Malbrán” (ANLIS), con la colaboración de la Fundación Instituto Leloir (FIL), Mabxience, CONICET y la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). Es un medicamento innovador basado en anticuerpos policlonales de equinos y se fundamentó en los resultados positivos del estudio clínico de Fase II/III, los cuales mostraron que la aplicación de esta terapia, que demostró ser segura, redujo la mortalidad casi a la mitad (45%) en los pacientes con COVID-19 severa.
-UCI/UTI: Unidad de Cuidados Intensivos o Terapia Intensiva, el recurso más preciado de los hospitales. El más escaso e insuficiente también. Las camas de cuidados intensivos se quedaron cortas para atender la avalancha de pacientes graves en la primera ola y para la segunda ola en Europa por ejemplo se improvisan plazas de críticos en los quirófanos y las salas de reanimación. El acceso a estos servicios se saturó, si no colapsó, en la mayoría de hospitales y obligó a priorizar la entrada de enfermos.
-Vacuna: se trata de una sustancia compuesta por microorganismos atenuados o muertos que se introduce para estimular la formación de anticuerpos y conseguir inmunidad frente a ciertas enfermedades. Un esfuerzo titánico de la comunidad científica y un desembolso de recursos sin precedentes hicieron posible tener vacunas contra la COVID-19 en apenas un año. Europa ya ha aprobado una, la de Pfizer y BioNTech, basada en el ARN mensajero, y está a punto de dar luz verde a otra, la de Moderna, con el mismo mecanismo de acción. Estados Unidos aprobó la de Pfizer y Moderna. Argentina aprobó la de Pfizer, la Sputnik V y AstraZeneca-Oxford.
-Wuhan: es la capital de la provincia de Hubei, en China central. Tiene una población de 11 millones de personas. Es donde se produjo el primer contagio de coronavirus en humanos y el primer foco de la pandemia que comenzó a finales de 2019.
-Zoonosis: las enfermedades zoonóticas son aquellas que se transmiten por zoonosis de algunos animales a los humanos. Las zoonóticas representan el 60% de las enfermedades infecciosas conocidas.
-X Disease o “enfermedad X”: así le llama la OMS a la próxima pandemia, aún sin nombre, que vendrá. Porque vendrá otra, auguran. Y los organismos internacionales se preparan para la llegada de esa dolencia de impacto internacional grave provocada por un patógeno aún desconocido.
-#Yomequedoencasa: ese fue el hashtag que apabulló las redes sociales la pasada primavera para instar a cumplir el confinamiento domiciliario impuesto por el Gobierno para contener el virus. La misma consigna sigue ahora en boga, en la boca de políticos y expertos que reclaman, aunque no haya una prohibición total, limitar al máximo los movimientos. La tercera ola está a la vuelta de la esquina.
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