La colchicina, una droga conocida, accesible y de bajo costo, utilizada hasta ahora para el tratamiento de la gota, sigue avanzando a pasos firmes como una posible terapéutica contra el COVID-19: ahora el ensayo clínico más grande del mundo de tratamientos para pacientes hospitalizados con el nuevo coronavirus -denominado RECOVERY- acaba de anunciar que incluyó este fármaco en su lista de posibles medicamentos existentes a estudiar.
El antiinflamatorio se probará como un posible tratamiento para hacer frente al virus SARS-CoV-2, de acuerdo a lo informado en el sitio web del estudio, el más reciente esfuerzo de reutilizar medicamentos existentes para combatir la pandemia. RECOVERY asignará al azar al menos a 2.500 pacientes reclutados para recibir la droga.
Según MedlinePlus, la colchicina se usa para prevenir los ataques de gota (dolor repentino e intenso en una o más articulaciones, causado por niveles anormalmente altos de una sustancia llamada ácido úrico en la sangre) en adultos. En su versión Colcrys también se usa para aliviar el dolor de los ataques de gota en el momento en el que ocurren y para tratar la fiebre mediterránea familiar (FMF; una condición innata que causa episodios de fiebre, dolor e hinchazón del área del estómago, pulmones y articulaciones en adultos y niños mayores de 4 años de edad).
Las autoridades aclaran que no es un analgésico y por el momento no está aprobada para tratar algún dolor que no sea causado por la gota o FMF. La colchicina pertenece a una clase de medicamentos llamados agentes antigota. Funciona al detener los procesos naturales que causan inflamación y otros síntomas de gota y FMF.
“La colchicina es un fármaco atractivo para evaluar en el ensayo RECOVERY porque hay una gran comprensión sobre éste, es económico y es fácil de conseguir’', explicó Peter Horby, profesor de la Universidad de Oxford y coinvestigador jefe del ensayo. Cuesta cerca de 124 dólares por 30 cápsulas en promedio, menos de 1 dólar por unidad.
Los científicos detrás del ensayo dijeron que la inflamación juega un papel importante en el COVID-19 y que el tratamiento con dexametasona, otro antiinflamatorio, ya ha demostrado que puede reducir las muertes en los pacientes más graves.
A principios de este mes, uno de los ensayos más grandes de Gran Bretaña también probó el analgésico aspirina como un posible tratamiento para COVID-19, evaluando si podría reducir el riesgo de coágulos sanguíneos en personas con la enfermedad.
Otros tratamientos que se están probando en el ensayo RECOVERY incluyen el antibiótico común azitromicina, la dexametasona, el tocilizumab, el plasma de convalecencia, el REGN-2-COV2 o cóctel de anticuerpos de Regeneron que se usó para tratar los síntomas de COVID-19 del presidente de Estados Unidos, Donald Trump y la aspirina.
Argentina lidera desde marzo un ensayo que intenta probar la eficacia de la colchicina. Un equipo de investigadores médicos interdisciplinar integra el primer estudio de un fármaco para pacientes graves diagnosticados con COVID-19. La investigación, que tiene la autorización de la ANMAT como “protocolo de emergencia sanitaria”, se hace para evaluar si este fármaco antiinflamatorio -que ya se indica para tratar a pacientes con otras enfermedades- puede ser eficaz para reducir el desarrollo de problemas severos en los pacientes internados y ya cuenta con más de 600 participantes, en 40 hospitales de todo el país.
Rafael Díaz, director de Estudios Clínicos Latinoamérica (ECLA) y socio fundador del Instituto Cardiovascular de Rosario explicó a Infobae en su momento: “Desde la Argentina, impulsamos este ensayo con la droga llamada colchicina que podría contribuir a prevenir la desmejoría de los pacientes que han tenido complicaciones por la infección por el coronavirus”. Ningún paciente tendrá que pagar por acceder al ensayo.
Díaz, que es el director del comité ejecutivo del ensayo clínico junto al doctor y codirector del proyecto Andrés Orlandini, contó que el estudio contempla pacientes internados en instituciones hospitalarias y que el ensayo tiene como objetivo la reducción del impacto negativo de los cuadros severos. No tiene financiamiento de ninguna institución o empresa. “Sólo cuenta con la donación del fármaco colchicina por parte del laboratorio nacional Spedrog Caillon. La droga se viene indicando desde hace muchos años, no está bajo patente y es de bajo costo”, remarcaron los reconocidos investigadores argentinos, que también encabezan PREPARE-IT, un estudio clínico que busca demostrar las propiedades preventivas del Omega 3 contra el COVID-19.
En diálogo con Infobae, el doctor Andrés Orlandini, codirector del proyecto a nivel nacional, resaltó la importancia de este anuncio: “La noticia de que RECOVERY estudiará a la colchicina como tratamiento a ser estudiado frente al COVID-19 significa un muy fuerte respaldo a lo que nosotros desde el ensayo clínico argentino venimos haciendo”.
“Comenzamos con esta idea a principios de marzo, fuimos de los primeros que planteamos que la colchicina por su efecto inflamatorio podía prevenir las complicaciones del COVID-19. Ahora, meses después, vemos con sumo agrado, que el grupo, probablemente el más importante del mundo que ha podido demostrar drogas que funcionan y que no en el tratamiento contra el COVID-19, piensen que la colchicina puede tener un rol preponderante contra esta enfermedad. Esto es un envión muy importante para terminar con nuestro estudio que ya tiene más de 600 pacientes incluidos”, añadió el director de Estudios Clínicos Latinoamérica (ECLA), jefe de Cardiología del Instituto Cardiovascular de Rosario (ICR) y codirector del estudio local con colchicina.
“Esta droga ha sido muy bien tolerada por los pacientes que forman parte del estudio, pero aún no podemos hablar de su efectividad hasta tanto no tengamos los resultados”, precisó Orlandini, y añadió: “Para ello necesitamos contar con por lo menos mil pacientes”.
El cardiólogo e investigador de ECLA detalló que en el ensayo local llevado adelante se incluyen únicamente a pacientes internados: “Tenemos más de 40 hospitales trabajando en este proyecto y esperamos tener una inclusión mayor aún de participantes. Creemos que es fundamental seguir trabajando en obtener una respuesta en el caso de la colchicina ya que por el momento el único fármaco que ha demostrado disminuir la mortalidad enfermedad es la dexametasona”.
2020, ¿el año de la colchicina?
El fármaco antiinflamatorio tuvo su día de gloria cuando en el marco del Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología 2020 (ESC, por sus siglas en inglés) –considerado uno de los eventos más autorizados en el debate científico mundial sobre cardiología y que por la pandemia global de coronavirus se realizó de manera virtual para todo el globo- se presentó en sociedad el ensayo clínico LoDoCo2, que dejó instalada una idea muy potente: la existencia de la llamada “teoría inflamatoria” en la progresión de la ateroesclerosis -definida esta como la acumulación de grasas, colesterol y otras sustancias en las paredes de las arterias-.
En el ensayo clínico LoDoCo2, publicado en la prestigiosa revista científica The New England Journal of Medicine (NEJM), no solo aparece la idea de la progresión de la ateroesclerosis, que queda casi confirmada, sino, también, la acción de un fármaco (colchicina en bajas dosis) que fue capaz de modular esa inflamación; y se convirtió en un nuevo pilar fundamental en el tratamiento de la enfermedad coronaria, provocando un efecto beneficioso en pacientes con enfermedad coronaria crónica.
Este es el segundo ensayo clínico aleatorizado con colchicina -el primero, de 2019, se llamó COLCOT- y participaron pacientes con enfermedad coronaria crónica; y resultó que el riesgo de eventos cardiovasculares fue significativamente menor entre los que recibieron 0,5 miligramos de colchicina -una vez al día- que entre los que recibieron placebo.
El trial LoDoCo2 reunió evidencia clave que ha demostrado que los efectos antiinflamatorios de la droga reducen el riesgo de eventos cardiovasculares en pacientes con enfermedad coronaria crónica, en una dosis baja (reduciendo también los efectos adversos).
Para el doctor Díaz, “el componente inflamatorio de progresión de ateroesclerosis pareciera estar confirmado. Ya son varios estudios que al modular o minimizar el proceso inflamatorio poco intenso y crónico, demuestran reducción de eventos cardiovasculares serios en pacientes con alto riesgo de padecerlos”.
SEGUÍ LEYENDO: