La situación de fast track científico alrededor del globo para darle a la ciencia la posibilidad de acelerar los tiempos en sus procesos regulatorios, y acceder más rápido a los distintos hallazgos para perforar este tiempo pandémico por el nuevo coronavirus; no admite fisuras frente a la seguridad y la eficacia que se debe exigir con cada nueva droga, vacuna o terapéutica.
Hasta la aparición -por ahora demorada- de las vacunas como poderosos escudos de protección contra el resistente SARS-CoV-2 , el centro de la escena lo ocupan las terapéuticas con fármacos accesibles, disponibles y seguros, como es el caso de la ivermectina. Una droga antiparasitaria para uso humano y veterinario, y conocida por su uso hace más de 30 años, y cuyos últimos resultados la colocan como una potencial terapia contra el COVID-19, preventiva y también para un estadio temprano de la enfermedad.
Un protocolo clínico realizado en la Argentina en 45 pacientes con COVID-19 -y que finalizó hace pocos días- pudo evidenciar el potente efecto antiviral de la ivermectina en seres humanos y cómo frenó la replicación viral. Es el primer estudio en todo el mundo que finalizó con una rama control, es decir que se pudo estudiar de manera concluyente la conducta de las personas que recibieron la ivermectina y de los que no la recibieron.
Infobae entrevistó a uno de los líderes del grupo de científicos argentinos que llevó adelante el ensayo con ivermectina en la Argentina, Eduardo Spitzer, biólogo y director general del laboratorio ELEA Phoenix para conocer los detalles del estudio clínico. Spitzer con sentido común, pasión y pedagogía señaló que a esta pandemia global solo se la podrá doblegar si se encara la batalla contra el virus con una batería completa de terapéuticas y vacunas.
El estudio -hecho por científicos argentinos- evaluó el efecto de ivermectina sobre la replicación de SARS-CoV-2 en pacientes con COVID-19, y arrojó que la administración de ivermectina humana a dosis de 0,6 miligramos por kilo de peso (el triple de lo usado habitualmente) produce la eliminación más rápida y profunda del virus cuando se inicia el tratamiento en etapas tempranas de la infección (hasta 5 días desde el inicio de síntomas).
La ivermectina es un producto que se conoce más por su uso veterinario. Lo descubrió el científico japonés Satoshi Omura, quién ganó el Premio Nobel justamente por esa tarea. Se usa en humanos en algunas indicaciones específicas como en la llamada “enfermedad de los ríos”, una parasitosis transmitida por una mosca que produce ceguera; en filariasis, sarna y pediculosis.
La administración de ivermectina frente a la enfermedad COVID-19 -provocada por el virus SARS COV 2- genera que todo el ciclo de replicación viral -en el organismo y entre las células- sea deficiente. La ivermectina actuará como una especie de barrera de contención que retendrá la expansión del virus.
Según plantearon los investigadores argentinos del estudio que llamaron Evaluación del efecto antiviral del fármaco ivermectina contra SARS-CoV-2 , el primero en su tipo por tener rama control, el perfil de seguridad de la ivermectina es muy bueno. El estudio trabajó con ivermectina para uso humano que tiene un requisito de pureza y seguridad absolutos, muy distinto al de uso veterinario. El ensayo clínico demostró la respuesta antiviral de la ivermectina en pacientes con COVID-19 en etapas tempranas de la infección y como un preventivo ideal para el personal de salud. El consorcio público-privado que llevó adelante el estudio con ivermectina en la Argentina estuvo liderado por el doctor Alejandro Krolewiecki, del Instituto de Investigaciones de Enfermedades Tropicales de la Sede regional Orán de la Universidad Nacional de Salta (UNSa).
El hallazgo de la actividad antiviral de ivermectina es resultado de un estudio clínico sobre 45 pacientes con enfermedad leve o moderada en distintos centros hospitalarios (dos sedes de CEMIC, Hospital Muñiz y Hospital Alta Cuenca, Cañuelas), entre los cuales a 30 pacientes se les administró ivermectina en altas dosis, al resto no, y se les hicieron mediciones de seguridad del medicamento, cuantificación de virus en secreciones respiratorias y niveles de ivermectina en sangre.
El diseño, desarrollo y análisis del estudio es una cooperación público-privada conformada por el Centro de Investigación Veterinaria de Tandil (CIVETAN), UNCPBA-CICPBA-CONICET); la Plataforma de Servicios Biotecnológicos-COMTra, Universidad Nacional de Quilmes; el Laboratorio Elea Phoenix S.A. (cofinanció el proyecto); el Instituto de Investigaciones de Enfermedades Tropicales-Univ. Nacional de Salta – CONICET y el Laboratorio de Virología del Hospital Garrahan.
Antecedente australiano
Quedó claro que la ivermectina reúne cada vez más evidencia científica -in vitro primero y ahora con el grupo de los 45 voluntarios- como potencial antiviral para frenar el avance del COVID-19, porque básicamente logra detener la replicación viral. Este estudio tiene un antecedente fundamental en el paper publicado en la revista científica Antiviral Research de la Universidad de Monash, Melbourne, Australia; y fue central para que el grupo de investigadores argentinos se formularan nuevas preguntas científicas.
La autoría del paper científico estuvo a cargo de un grupo de investigadores australianos -liderados por el doctor León Caly del Victorian Infectious Diseases Reference Laboratory, Royal Melbourne Hospital y el Peter Doherty Institute for Infection and Immunity- de la Universidad de Monash (Australia ), que acaba de publicar un segundo trabajo revalidando la explicación específica sobre cómo funciona y qué produce la ivermectina en el mecanismo de acción del virus sobre las células. Los resultados in vitro del paper de Monash fueron contundentes: un medicamento antiparasitario, denominado ivermectina , disponible, accesible en todo el mundo, es capaz de eliminar al coronavirus en 48 horas. La investigación australiana fue la primera en mostrar la inhibición del SARS-CoV-2 en células Vero in-vitro. Desde la universidad de Monash, el equipo de investigadores reveló que una sola dosis podría eliminar todo el virus a las 48 horas y que, además, a las 24 horas se produce una reducción realmente significativa.
Al respecto, en diálogo con Infobae el médico y dueño del Grupo Insud, Hugo Sigman, explicó en mayo pasado que el Grupo Insud ya acumulaba experiencia en el estudio de la ivermectina, a través de la compañía Biogénesis en el uso veterinario y en el uso humano en ELEA Phoenix y Mundo Sano. “Trabajamos hace años en una asociación de la ivermectina con otro antiparasitario, que con una sola toma puede tratar el 95% de todos los parásitos que pueden afectar a los seres humanos. Principalmente lo estamos haciendo en una cooperación pensando en el continente africano”, explicó.
“Para hacer esta combinación nosotros teníamos que usar dosis altas de ivermectina -hasta ahora lo aconsejado en seres humanos eran 150 microgramos por kilo de peso- y nosotros teníamos que usar 900 microgramos por kilo de peso. Hicimos todos los estudios de bioseguridad y avanzamos sin problemas en nuestro universo de estudio , y resultó ser una dosis segura. Por eso, cuando estalló la pandemia y luego llegó el estudio de los australianos de la Universidad de Monash , lo que primero mostró es que las dosis que ellos usaban eran muy altas para lograr eficacia. Por lo tanto nosotros ya teníamos allanado el camino y empatizó muy bien con el trabajo que habíamos hecho para la otra indicación”.
El estudio local Evaluación del efecto antiviral del fármaco ivermectina contra SARS-CoV-2 comenzó a fines de mayo, después de que el consorcio público -privado fue seleccionado entre los proyectos COVID-19 financiados por el Ministerio de Ciencia y Tecnología Nacional. Se otorgaron $6 millones de pesos para hacer los ensayos, pruebas y evaluaciones. En el proyecto intervino también el Centro de Investigaciones Veterinarias de la Universidad de Tandil (CIVETAN), de extensa trayectoria en el conocimiento de las propiedades farmacológicas de ivermectina y dirigida por el experto en ciencias veterinarias, Carlos Lanusse.
Lo que viene
El primer paso alrededor de qué tiene la ivermectina para brindar a este tiempo de pandemia global está dado. Ahora, los expertos deberán realizar otras investigaciones para establecer métodos de aplicación clínica y la posibilidad de usarse como herramienta de prevención.
Adrián Lifchitz es profesor de Farmacología de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN) y estuvo a cargo en el ensayo clínico del análisis de las concentraciones de ivermectina en las muestras de plasma de los pacientes tratados en el ensayo. Dijo Lifchitz, “constatamos que la medicación producía una rápida eliminación viral del organismo y eso ayuda a disminuir la probabilidad de contagio. El efecto que provoca la ivermectina sobre la tasa de desaparición del virus, depende de la cantidad del fármaco que se absorbe (cantidad que ingresa al organismo), luego de las tomas vía oral. Esto se convierte en una prueba de concepto de alto valor científico: confirma la necesidad de la utilización de niveles de dosis superiores a los tradicionalmente aplicados”.
Infobae entrevistó al licenciado en Ciencias Biológicas Eduardo Spitzer y director general del laboratorio ELEA Phoenix, no solo el laboratorio productor de ivermectina en el país , sino que además es el laboratorio que ya venía estudiando previo a la pandemia el uso en humanos de la ivermectina en la lógica de la interacción científica público-privada.
-¿Por qué un grupo de científicos argentinos transdisciplinar se interesó y se encuentra testeando hoy a la ivermectina en humanos contra el COVID-19?, consultó Infobae
-Eduardo Spitzer: El estudio con ivermectina arrojó conclusiones muy interesantes sobre su mecanismo de actividad antiviral, en donde se pudo concluir que en menos de 48 horas los cultivos de células infectadas con COVID-19 se recuperaban y el virus desaparecía. El estudio de Australia fue determinante. Ahí nosotros como grupo industrial del sector pharma y como una empresa que venimos trabajando históricamente con consorcios públicos- privados, con muchos proyectos, nos disparó la pregunta científica: ¿Cómo podíamos aprovechar este envión científico alrededor de la ivermectina y el COVID-19 ?
En ELEA Phoenix no solo somos fabricantes del producto medicinal ivermectina, sino que lo estudiamos y conocemos mucho. Desarrollamos el protocolo clínico con un equipo transdisciplinar que finalizó hace pocos días, y en el que queríamos evaluar el efecto antiviral de la ivermectina en humanos, tratando de tener un paralelismo con el estudio de Australia (Universidad de Monash) .
Este protocolo fue aprobado por el comité de ética del CEMIC y también por la ANMAT, como un estudio de investigación farmacológica. El objetivo del estudio fue evaluar la carga virológica de los pacientes que ingresaban a través de estas instituciones, y tenían el diagnóstico confirmado por PCR. Se midió la variación del virus a lo largo de 5 días mediante la administración de ivermectina en dosis altas. Se hizo un estudio farmacocinético que implicó el análisis de la droga en sangre a lo largo de un periodo de tratamiento. Además, se estudió la respuesta inmunológica medida a través de la detección de los anticuerpos circulantes.
Otra etapa y un peaje
Los pacientes que recibieron ivermectina presentaron una respuesta antiviral significativamente diferente a la de los no tratados. El efecto se evidenció en la disminución más profunda de virus en secreciones. El proyecto futuro deberá definir el mejor modo para determinar si el efecto identificado se traduce en una utilidad clínica y/o epidemiológica y, en tal caso, el modo de administración con las necesarias medidas de seguridad y eficacia.
- ¿Cómo podría usted definir la naturaleza y el aporte de la droga ivermectina al tratamiento del coronavirus y cómo explica el “freno” que provoca en la replicación viral del SARS-CoV-2 ?
-Eduardo Spitzer: Primero, para evitar las confusiones es un error asociar a la ivermectina como una droga únicamente veterinaria, eso no es correcto. La ivermectina es una droga tanto de uso en humanos, como veterinario, que se usa hace más de 40 años en seres humanos y es una droga con un perfil de seguridad muy bueno. No tiene contraindicaciones graves y se utiliza en bebés menores de un año y en adultos mayores también. Es un antiparasitario que ha demostrado su potencial uso en pacientes COVID-19 .
Hay que saber que ese mecanismo, esa interacción entre el virus y las células tiene varias instancias: el virus primero tiene que tener proximidad con la célula. El virus tiene que unirse mediante la proteína spike, luego tiene que fusionarse a través de la membrana plasmática de la célula; luego tiene que ingresar al citoplasma y luego tiene que ingresar para poder liberar su ARN a las células. Y que nuestros ribosomas lean ese ARN y puedan comenzar el proceso de replicación viral.
La ivermectina es como “un peaje” que le producimos al virus una vez ingresado al citoplasma; no se esparce y por ende todo el ciclo de replicación viral es deficiente. Por eso, uno de los objetivos de nuestro estudio era medir la evolución lógica de los pacientes tratados versus los no tratados, y lo confirmamos de manera significativa: todos aquellos sujetos que recibieron ivermectina tuvieron una muy marcada reducción en la carga viral versus los que no la recibieron.
Es muy importante decir que nuestro estudio fue hecho con una ivermectina humana que cumple con las especificaciones de farmacopea de la OMS, la agencia europea EMA y la FDA. Digo esto porque hay una gran diferencia de calidad entre las drogas humanas y las veterinarias y en particular en la ivermectina.
La ivermectina es una molécula muy compleja que se produce mediante una fermentación de un microorganismo; y luego tiene unos pasos industriales de purificación. Es una molécula que tiene hasta 11 impurezas relacionadas, que en la calidad de uso humana están en un nivel muy bajo, y está muy estudiado. Pero en las ivermectinas veterinarias este requisito de impurezas no está. Y utilizar ivermectinas veterinarias en altas dosis puede suponer un riesgo, que nosotros no podemos prever el impacto en la salud. Por eso el mensaje que damos es si alguien quiere usar ivermectina, por favor, que use la humana no la veterinaria...porque no sabemos si supone un riesgo y de qué magnitud.
- ¿Cómo imagina las herramientas que pondrá a disposición la ciencia para enfrentar a esta pandemia global, doblegarla y ganar la batalla ? ¿LLegarán primero las vacunas, las terapéuticas con fármacos conocidos y accesibles, la clave será la combinación...?
Eduardo Spitzer: No podremos enfrentar al COVID-19 si nuestro “botiquín científico” no está lleno de productos y ofertas. Es necesario productos o tecnologías que sean idealmente complementarias para salir adelante. Necesitamos drogas para estadios tempranos de la enfermedad, y para eso la ivermectina es ideal. Necesitamos drogas para estadios avanzados, hasta ahora tenemos el uso de la dexametasona, el suero equino, el remdesivir; y también tenemos algunas drogas para la llamada tormenta de citoquinas que provoca el virus en el organismo de los enfermos. Harán falta también distintas vacunas, porque una sola no podrá resolver qué se hará con los pacientes inmunocomprometidos y oncológicos frente a las vacunas más sofisticadas; o con las vacunas con algún tipo de adyuvante, que no se podrán tal vez utilizar en pediatría. Es decir, no existirá un solo tipo de vacuna, ni un solo tipo de terapéutica para curar al COVID-19.
-Luego de las correspondientes publicaciones en revistas científicas para la revisión de pares, imagino que se necesitará ampliar la muestra de voluntarios … a más de 45 pacientes, ¿Cómo lo piensan implementar?
Eduardo Spitzer: Nos queda pendiente hacer una presentación de los resultados a la autoridad reguladora local y al MinCyt . Quisiéramos publicar el paper lo antes posible en una revista científica internacional, para que se realice el debido proceso de revisión de pares. Este es el primer estudio en todo el mundo que finalizó con una rama control de ivermectina. Este estudio te permite ver con claridad paciente tratado versus no tratado. En el mundo hay más de 40 estudios con ivermectina, pero ninguno con rama control.
Ampliar la muestra será por ahora un problema, porque tenemos que agregar una rama placebo. Y eso nos va a complicar a nosotros para hacer un estudio grande. Nadie va a querer recibir placebo...ningún comité de ética me va a autorizar dar un placebo. Por eso creo que aquí lo que hay que trabajar es con el sistema de salud y evaluar un programa bien controlado. No dar ivermectina sin control, implementar un programa masivo con farmacovigilancia y un plan de gestión de riesgo. Esto lo estaremos discutiendo con el Ministerio de Salud local, con ANMAT y con la academia para encontrar entre todos cuál es el mejor escenario para usar la ivermectina de la mejor manera posible. Cuidando la seguridad del paciente y tratando de evaluar la eficacia en la vida real. Queremos que esto ocurra pronto, necesitamos esta u otra terapia, lo antes posible.
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