La ANMAT aprobó el uso de esketamina, del laboratorio Janssen -compañía farmacéutica del grupo Johnson & Johnson, también en camino para desarrollar una vacuna contra el COVID-19-, para pacientes adultos con depresión que no mejoran luego de recibir al menos dos tratamientos con antidepresivos convencionales. Se trata de la primera innovación científica que se ha desarrollado en décadas para aliviar la depresión resistente al tratamiento, y se producirá en forma de spray nasal.
Según la Organización Mundial de la Salud, la depresión es una enfermedad frecuente que afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo. Es la principal causa mundial de discapacidad ya que afecta mayormente a adultos jóvenes en edades productivas. Se estima que en el 5% de la población adulta de América Latina la padece.
“La prevalencia de la depresión en todo el mundo -y esto es extrapolable a los países de Latinoamérica- es de alrededor del 5%. Sin embargo, estudios indican que la mitad de ellos no accede al tratamiento adecuado por lo que podríamos pensar que la verdadera prevalencia es del 10% de la población. Estamos hablando entonces de una prevalencia importante, de una patología muy común, y si pensamos en nuestra población estaríamos hablando de 4 millones y medio de argentinos con depresión”, afirmó en diálogo con Infobae Daniel Mosca, médico psiquiatra del Hospital Alvear y del servicio de Atención Médica de Emergencias de la Ciudad de Buenos Aires, SAME (MN 87151).
El especialista explica que con los antidepresivos que cuentan hasta el momento para tratar a estos pacientes responden entre un 65-70% pero que hay alrededor de un 30% de ellos que no responde a estos tratamientos antidepresivos habituales, y que “a ese cuadro se lo llama depresión resistente al tratamiento”. Se trata una condición crónica que impone una carga emocional, funcional y económica constante para el individuo, sus seres queridos y la sociedad. Se la asocia con una mayor morbilidad, mayores costos de atención médica y varias condiciones comórbidas.
“Contamos con antidepresivos desde hace 50 años. En este tiempo han cambiado y mejorado sobre todo su perfil respecto de los eventos adversos, pero no teníamos ningún cambio respecto de su eficacia. El lanzamiento de esketamina es un punto de inflexión”, enfatizó el especialista, quien ha participado de los estudios de investigación y por esto cuenta con experiencia previa con este tratamiento que recientemente se ha aprobado en nuestro país. “En los estudios clínicos puede verse que la mitad de los pacientes que no respondían a ninguno de los antidepresivos convencionales incluso la terapia electroconvulsiva (electroshock) si responden a la esketamina”, agregó.
Se trata de un innovador spray nasal que busca restablecer conexiones neuronales que se encuentran reducidas o disminuidas en personas con trastorno depresivo mayor ayudando así a los pacientes a responder mejor a la terapia. Administrado junto con un antidepresivo oral, ofrece una mejora importante de los síntomas depresivos y prevención de recaídas a largo plazo.
Los pacientes tratados con esketamina, en comparación con los pacientes tratados con placebo, mostraron una mejoría en los criterios de valoración de eficacia, incluidas las tasas de respuesta y remisión, y la gravedad general de la enfermedad depresiva. Se presenta en un dispositivo descartable de plástico, que contiene una sola dosis y debe ser administrado por profesionales médicos en el ámbito institucional.
“Tienen un mecanismo de acción completamente distinto a los antidepresivos actuales lo que genera también una respuesta más rápida. Con los antidepresivos actuales tanto los profesionales médicos como los pacientes tenemos que esperar como mínimo entre 2 y 4 semanas que hagan su efecto y debemos esperar que el paciente responda al medicamento y a la dosis. Si debemos hacer cambios, sea de dosis o medicamento, puede pasar más tiempo”, aclaró el especialista.
“Esketamina, en adición al antidepresivo de base, simboliza una innovación por los beneficios comprobados que aporta y por mostrar resultados en cuestión de horas”, amplió la médica Paula Barreyro, directora de Asuntos Médicos y Regulatorios de Janssen Latinoamérica Sur. Y agregó respecto de este perfil de pacientes resistentes al tratamiento: “Estas personas poseen el doble de probabilidades de ser hospitalizadas, algo verdaderamente preocupante porque luego de presentarse una hospitalización la posibilidad de cometer suicidio es siete veces mayor”.
Mosca coincide en que no es un tema menor en estos pacientes la ideación o riesgo suicida asociada muchas veces a los trastornos depresivos y sobre todo a la depresión resistente al tratamiento
El medicamento ya se ha estudiado en aproximadamente más de 1800 pacientes en 5 ensayos globales controlados rigurosamente, para dos indicaciones: depresión resistente al tratamiento y síntomas depresivos en adultos con trastorno depresivo mayor con ideación o comportamiento suicida agudo.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) le otorgó a esketamina spray nasal para la depresión resistente al tratamiento la designación de Terapia Innovadora (Breakthrough Therapy Designation) en noviembre de 2013.
Sin embargo, médicos estadounidenses expresaron preocupación sobre su costo y los efectos a largo plazo, así como sobre la logística de administración de acuerdo con los requerimientos de seguridad. Carolyn Rodriguez, una profesora asistente y catedrática asociada en el departamento de Psiquiatría y Ciencias Conductuales en la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, dijo en diálogo con The New York Times que los requerimientos de seguridad son cruciales, y que los pacientes también deberían estar informados de los riesgos del fármaco.
“Los efectos de la ketamina son pasajeros, y desconocemos los efectos a largo plazo de dosis repetidas” tanto del anestésico como de la esketamina, dijo Rodriguez, que estudia el anestésico genérico como un posible tratamiento para el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). “Sabemos que las personas que abusan de la droga, al usarla en dosis más altas, y frecuentemente, presentan toxicidad en la vejiga y problemas cognitivos. Los pacientes necesitan estar completamente informados”.
Mejorar la calidad de vida
La depresión puede llevar a una incapacidad para manejar las tareas diarias y mantener las conexiones sociales, afectando todos los aspectos de la vida, desde asistir al empleo, sostener las relaciones personales y la calidad de vida en general.
“La depresión es una enfermedad médica, no tenemos que confundirla con la tristeza o con el duelo, si bien la depresión se cursa con tristeza éste es solo uno de sus rasgos. Lo mismo sucede con el duelo, puede que una persona que lo transite termine entrando en un estado depresivo pero esto no sucede la mayoría de las veces. Uno puede estar triste, va a sentir la pérdida durante el duelo y luego al elaborarlo puede salir de esa situación. La depresión es una enfermedad que además de cursarse con tristeza tiene otras características como la dificultad de concentración, las ideas negativas sobre uno mismo, la dificultad de sentir placer (que se conoce como anhedonia), para levantarse a la mañana y realizar las tareas diarias, muchas veces se acompaña de ideas de muerte y en los casos más graves con ideas o tentativa suicida”, aclaró el especialista.
Para él, el gran problema de esta patología es que los pacientes tienen una importante reducción en su calidad de vida, no sienten placer por las cosas que habitualmente les daban placer, no pueden disfrutar de sus familias, tienen entre 3 y 5 veces más ausentismo por año laboral que las personas sin depresión y se ven incapacitadas para desarrollar sus trabajos, llevar adelante sus profesiones, estudiar o hacer cualquier tarea que habitualmente hacían.
"Lo que buscamos con el tratamiento es que el paciente recupere su calidad de vida, que vuelvan a ser ellos mismos y se sientan como en la mejor época de sus vidas”, aseveró Mosca.
Cómo afectó a los pacientes con depresión la cuarentena
Desde que la pandemia llegó al continente americano se temía que semanas de angustia, miedo, tristeza y aislamiento afectaran el bienestar emocional de la población. Cuando la crisis sanitaria se convirtió también en una crisis económica, ese destino pareció sellado.
Los pacientes depresivos son una de las poblaciones que se ha visto más afectada con la cuarentena y el aislamiento social, ya que la disminución de su actividad física ha generado una alteración del ritmo circadiano y la disminución de la adherencia al tratamiento. Por otro lado, las estadísticas muestran que las repercusiones psiquiátricas, específicamente de depresión, durante la crisis en los pacientes ingresados con COVID-19 han sido del 33% y el 23% en los profesionales de la salud.
Un estudio epidemiológico realizado en Argentina, Brasil, Colombia y México con 1.478 pacientes que padecen de depresión mayor presentó los hallazgos preliminares que demuestran que, incluso sin los factores biológicos y estresantes del COVID-19, el 30% de los pacientes con este tipo de depresión no responden a por lo menos 2 diferentes tipos de tratamientos antidepresivos. De ahí la importancia de abordar este tema para disminuir el número de pacientes de alto riesgo, sobre todo en el contexto actual.
“Lo que vemos en estudios y en nuestros pacientes o de colegas, es que en las personas que no tenían -hasta la cuarentena- un trastorno depresivo mayor, se empiezan a observar síntomas aislados para estar alertas: falta de entusiasmo, un tono afectivo bajo, tristeza y alguna dificultad para sentir situaciones de placer. Aunque no cumplen con todos los criterios de diagnósticos tienen que ver con cuadros depresivos. En aquellos que ya eran pacientes, en algunas circunstancias hemos tenido que modificar dosis o aumentar la frecuencia de sesiones psicoterapéuticas. Por su parte, los que ya estaban recuperados al comienzo de la pandemia, son los que se vieron menos afectados”, finalizó el especialista.
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