Eli Lilly & Co., una de las más grandes empresas internacionales farmacéuticas de origen estadounidense, comenzó a probar su medicamento de anticuerpos contra el COVID-19 en hogares de ancianos. Consiste en un tratamiento con potencial para proteger a grupos vulnerables que las vacunas podrían no cubrir.
El ensayo, denominado BLAZE-2, comenzó este lunes en varios hogares de adultos mayores en Estados Unidos y marca la fase 3 de prueba para el anticuerpo monoclonal que Lilly desarrolló conjuntamente con la start-up canadiense AbCellera Biologics Inc. El estudio incluye a hasta 2.400 voluntarios de estas instituciones a quienes se les haya diagnostico COVID-19 o que corran riesgo de exposición.
A los participantes se les administra una dosis del anticuerpo, el cual es extraído de uno de los primeros pacientes en recuperarse de COVID-19 en EE.UU. para ver cómo puede reducir las tasas de contagio o cómo resulta el tratamiento en quienes que ya están contagiados, dentro de plazos de cuatro y ocho semanas, respectivamente, informó la compañía en un comunicado de prensa.
Los tratamientos con anticuerpos se consideran un complemento para las vacunas, que podrían no provocar la respuesta inmune necesaria cuando se administren a personas mayores o con sistemas inmunes comprometidos. Dado que estos son los grupos con mayor riesgo de que su condición se agrave o se mueran si contraen el coronavirus, un tratamiento exitoso con anticuerpos podría tener un notorio efecto en la reducción del número de muertes por la pandemia, que ya contabiliza más de 18.1 millones de contagios y que ha cobrado la vida de casi 700.000 personas en todo el mundo, según datos de la Universidad Johns Hopkins.
Los hogares de ancianos e instituciones de cuidados a largo plazo, en particular, han sido los más perjudicados por la propagación del COVID-19, ya que las personas mayores con sistemas inmunes menos fuertes y afecciones preexistentes como hipertensión y diabetes a menudo sucumben rápidamente al coronavirus. Los tratamientos con anticuerpos son más caros y difíciles de fabricar en grandes cantidades que las vacunas tradicionales. ”La rápida propagación del SARS-CoV-2 entre los residentes de centros de atención a largo plazo junto con la mayor tasa de mortalidad entre los ancianos crean la necesidad urgente de terapias para prevenir el COVID-19 en esta población vulnerable”, se lee en el comunicado de la compañía, que indicó que más de 40% de las muertes por COVID-19 en EE.UU. se han vinculado con hogares de cuidado a largo plazo, es decir geriátricos.
Además de Lilly, laboratorios farmacéuticos en todo el mundo, como AstraZeneca Plc y GlaxoSmithKline Plc, están desarrollando tratamientos similares. Un cóctel de anticuerpos elaborado por Regeneron Pharmaceuticals Inc. ya se adjudicó un contrato por US$450 millones del Gobierno de EE.UU. para aumentar la producción, aunque todavía está en medio de pruebas.
La compañía espera elaborar más de 100.000 dosis para fin de año si se demuestra que el tratamiento funciona. Con sede en Indianápolis, Indiana, la firma también está trabajando con la firma china de biotecnología Shanghai Junshi Biosciences Co. para desarrollar otro tratamiento experimental de anticuerpos.
De acuerdo a datos de la empresa, las enfermeras y los pacientes en algunas instalaciones de vida asistida de los EE. UU. recibirán también este medicamento de anticuerpos para prevenir la infección por COVID-19 .
¿Cómo funcionaría la droga? Al principio de la pandemia de coronavirus, las compañías buscaron en la sangre de los sobrevivientes de COVID-19 anticuerpos potentes contra el nuevo virus . El medicamento de Eli Lilly es una de estas proteínas en forma de Y, es un anticuerpo natural fabricado a mayor escala.
¿En qué consiste el ensayo? Para llevar a cabo el estudio, que involucrará a 2.400 personas, Lilly trabajará con los Institutos Nacionales de Salud para identificar hogares de ancianos con brotes de COVID-19. En algunas áreas, los residentes mayores en hogares de ancianos representan la mayoría de las muertes por coronavirus.
¿Cómo actúa el compuesto? Al igual que los anticuerpos naturales, el anticuerpo debería poder asir el virus y bloquearlo. Los tratamientos con anticuerpos similares demostraron ser efectivos por ejemplo en el tratamiento de la enfermedad del Ébola, pero el objetivo aquí es prevenir la infección al administrar los medicamentos antes. Se sabe que la prevención con anticuerpos funciona. Se administra una vacuna de anticuerpos a los bebés que previene el VSR, una infección respiratoria que afecta a los recién nacidos.
En este proceso la inmunidad pasiva jugaría un papel crucial. Las vacunas exponen al cuerpo a una parte del patógeno, lo que lleva a una “inmunidad activa”: el propio cuerpo aprende a fabricar sus propios anticuerpos contra un germen. Agregar anticuerpos genera artificialmente inmunidad “pasiva” que dura solo mientras los anticuerpos están presentes. Los investigadores creen que los anticuerpos, administrados generalmente por vía intravenosa, pueden permanecer en el torrente sanguíneo durante semanas o incluso meses.
Este y otros desarrollos similares surgieron como un plan B, ya que por un lado se dificulta la administración de vacunas a adultos mayores y ya que los tratamientos con anticuerpos podrían llegar al mercado antes de una vacuna. Un tratamiento preventivo de estas características podría ser útil para proteger a los trabajadores de la salud y a los más vulnerables, es decir los mayores y grupos de riesgo. Así lo sostiene un informe del American Biodefense Institute que llama a la inmunidad pasiva “la próxima generación de respuesta pandémica”.
Fundada por Eli Lilly en 1876, la empresa que desarrolla BLAZE-2 se encuentra entre las quince mayores compañías farmacéuticas del mundo. “Nos hemos mantenido independientes, pero no aislados. En todo el planeta, Lilly ha desarrollado alianzas que permiten avanzar en nuestra capacidad para desarrollar medicamentos innovadores a menor coste”, afirman, en su sitio web.
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