Argentina intenta contener una plaga de langosta que ingresó a fines de mayo desde Paraguay y que podría trasladarse hacia sus vecinos Uruguay o Brasil, según las autoridades de sanidad agroalimentaria. La impresionante manga de langosta, que se ha desplazado ya por varias provincias argentinas, no constituye un riesgo para la salud humana ni animal, precisaron las autoridades, y hasta ahora no ha causado daño a los cultivos.
La plaga se ha desplazado ya a través de unos 1.000 kilómetros desde que ingresó a Argentina por la provincia de Formosa. Con capacidad para avanzar hasta 150 kilómetros diarios, ha atravesado también las provincias de Chaco y Santa Fe, y se encuentra actualmente en Corrientes, en cercanías de Entre Ríos.
”Los equipos del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) y la provincia de Corrientes se encuentran trabajando para detectar la ubicación actual de la manga, debido a que no hay un lugar preciso de la zona en donde descendió”, informaron en un comunicado. ”Prácticamente la manga no se ha movido por las bajas temperaturas, que las afectan notablemente”, indicó Héctor Medina, ingeniero agrónomo del Senasa.
El Ministerio brasileño de Agricultura declaró el “estado de emergencia fitosanitaria” en los estados de Rio Grande do Sul y Santa Catarina, para facilitar la adopción de medidas preventivas ante la eventual llegada de la plaga de langostas, aunque reconoce que es poco probable que esto finalmente ocurra.
La declaración de emergencia es un paso burocrático para que el Gobierno implemente un plan de supresión de la plaga y pueda tomar medidas de emergencia para mitigar el impacto en el caso de que los insectos lleguen a las áreas productoras de Rio Grande do Sul y Santa Catarina. Lo más probable es que llegue a Uruguay en los próximos días.
Desde 2015 han sido frecuentes las formaciones de nubes de langostas en países de la región como Bolivia, Paraguay y Argentina, dijo el Ministerio de Agricultura brasileño. Las autoridades creen que el cambio climático, con alteraciones en la temperatura y la humedad, pudo haber alentado el aumento de esos insectos, con apariciones cada vez más frecuentes. El sur brasileño ha sufrido con plagas de la misma especie de langostas en 1938, 1942 y 1946, con focos que se originaron en Argentina e ingresaron por el sur del país desparramándose por cuatro estados.
Sin embargo, desde el organismo sanitario del Estado argentino, aseguraron que la manga se encuentra en Corrientes, en el departamento de Sauce, y que ahora se desplaza muy lentamente hacia el río Paraná, es decir que vuelve hacia el oeste.
Para el licenciado Alejandro Inti Bonomo, responsable de la carrera de Gestión Ambiental en la UADE, las plagas de langostas son algo normal en el suelo latinoamericano: “A la acumulación de esta especie se la suele llamar ‘mangas’ y la presencia de las mismas puede ser preocupante. Por el momento se sabe que entraron a Formosa desde Paraguay y que con vientos favorables se pueden desplazar hasta 150 kilómetros por hora, favoreciendo su rápido desplazamiento”.
“Ya pasaron por Chaco, Santa Fe y Corrientes. Lo bueno es que las langostas no atacan a los humanos, pero lo malo es que sí generan daños en cultivos y vegetación nativa, por lo que es vital estar atentos a su presencia”, enfatizó a este medio Inti Bonomo.
La manga que generó la alerta entró a Argentina a finales de mayo procedente de Paraguay y, según señaló el Gobierno brasileño, está compuesta por langostas de la especie Schistocerca cancellata, que pueden recorrer hasta 150 kilómetros por día y que, en millones de ejemplares juntos, pueden arrasar con cultivos de cereales, pastos y otras gramíneas.
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria trabaja en coordinación con equipos de aeroaplicadores para tratar de controlar la plaga de langostas del desierto procedente de Paraguay que se ha instalado en el noreste de la Argentina.
“Las langostas se asientan de noche en grandes cantidades, en poco volumen de hectáreas, en un radio de entre 5 y 25 hectáreas”, explicó el aeroaplicador y miembro de la Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas (Fearca) Guido Kindwerley.
El especialista detalló que la organización está actuando “en coordinación con el Senasa que son quienes hacen todo el trabajo de monitoreo y detectan el lugar donde están ubicadas”. Se trata de un trabajo público/privado, ya que los ingenieros de sanidad ubican la manga y se la pasan al aeroaplicador para hacer el tratamiento, que se realiza antes de que salga el sol, cuando la langosta está asentada.
“Hay que organizarse para hacer el tratamiento lo más temprano posible, dejar el avión a full de combustible a la noche para salir antes de que aclare, llegar a un horario que no se muevan, porque cuando se mueven ya no hay más oportunidad”, precisó Kindwerley.
El miércoles pasado Fearca estuvo presente en el encuentro virtual del Comité Mercosur, en el que se planteó la preocupación que genera la invasión de langostas en la Argentina y la posibilidad del ingreso a Brasil y Uruguay. De hecho, días atrás las autoridades argentinas informaron este martes de que avistaron langostas del desierto en la región de Santa Fe, ubicada a 250 kilómetros de la frontera con el primero de esos países.
En la reunión se acordó trabajar en conjunto a través de capacitaciones para aeroaplicadores de los otros países con el objetivo de combatir esta plaga que tanto daño puede causar en los cultivos. Incluso, Fernando Rati, especialista de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, en inglés), sostuvo que “la mejor manera” de luchar contra estos insectos voladores es con fumigación aérea y realizando un seguimiento en vivo de su población.
“Con respecto a esta ola de langostas que puede llegar a Brasil en los próximos días y horas, el método de prevención más importante en este momento es un plan para monitorear cómo se mueven las langostas en tiempo real junto con las autoridades de Argentina y Uruguay”, declaró.
La FAO considera a la langosta del desierto “la plaga migratoria más destructiva del mundo” y puede trasladarse hasta 150 kilómetros en un día. De hecho, se desplazan durante todo el día y se asientan en torno a la tarde noche, con poca visibilidad. Una nube de un kilómetro cuadrado de estos insectos puede consumir la misma cantidad de alimentos que 35.000 personas.
Aunque es un problema de las zonas rurales, puede convertirse en uno para las áreas urbanas si llega a pueblos y ciudades. De todas maneras, no afecta a la salud de las personas ni los animales, pero puede impactar en la actividad agrícola de forma directa y en la actividad ganadera de forma indirecta.
Con información de AFP
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