La humanidad está a tan solo 100 segundos del Juicio Final, de acuerdo al Boletín de Científicos Atómicos. Se trata de la marca más alarmante. ¿Cómo funciona este estudio? Un grupo de expertos conformado por científicos -entre ellos 13 premios Nobel- creó un reloj simbólico: se trata del Reloj del Apocalipsis, que muestra los minutos que le queda a la especie humana para llegar a la medianoche, es decir la medianoche o fin de los tiempos.
Desde 2018, las agujas marcaban las 23:58, a tan solo dos segundos del gran cataclismo, lo más cerca que se estuvo jamás de las 0 horas, en 73 años que tiene este revelador informe, fundado en 1945 por científicos de la Universidad de Chicago. En 1953 las manecillas del reloj también habían estado a tan solo dos segundos del gran final, cuando las armas termonucleares estadounidenses apuntaban a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y viceversa. La carrera armamentística parecía no tener fin, a diferencia de la humanidad, que estuvo a un botón rojo de su fin.
¿Qué hace que ahora estemos más cerca del Apocalipsis?
El mundo se encuentra inmerso en una “tormenta perfecta”. Así lo remarcaba el año pasado Rachel Bronson, presidente y CEO del Boletín de Científicos Atómicos. Según la científica, que supervisa los programas de publicación, la gestión del Reloj del Juicio Final y un conjunto de actividades en torno a las armas nucleares, la energía nuclear, el cambio climático y las tecnologías emergentes, “el mundo entró en un período en el que el peligro es alto y el margen de error es bajo, donde los responsables de la toma de decisiones no reaccionan, no actúan y los ciudadanos del mundo deberían hacerse eco de las palabras de la joven activista climática Greta Thunberg y preguntar a sus gobernantes: ¿Cómo se atreven?.
El combo es explosivo, y el cambio climático no es un condimento menor. “La humanidad demanda una respuesta urgente e inmediata ante este factor que presenta un riesgo grave para la vida”, sentenció Bronson.
“La humanidad continúa enfrentando dos peligros existenciales simultáneos: la guerra nuclear y el cambio climático, que se ven agravados por un multiplicador de amenazas, una guerra de información cibernética, que socava la capacidad de respuesta de la sociedad. La situación de seguridad internacional es grave, no sólo porque existen estas amenazas, sino porque los líderes mundiales han permitido que la infraestructura política internacional para gestionarlos se erosione”, comienza el informe.
El análisis apunta a los líderes y ciudadanos del mundo, y hace hincapié en que hace falta compromiso de todas las personas para revertir el duro pronóstico.
“En los últimos dos años, hemos visto líderes influyentes denigrar y descartar los métodos más efectivos para abordar amenazas complejas, acuerdos internacionales con fuertes regímenes de verificación, a favor de sus propios intereses y ganancias políticas internas. Al socavar los enfoques cooperativos, basados en la ciencia y la ley para manejar las amenazas más urgentes para la humanidad, estos líderes han ayudado a crear una situación que, si no se aborda, conducirá a la catástrofe, más temprano que tarde”, advierten los expertos científicos.
El factor nuclear
“El mundo está caminando sonámbulo a través de un paisaje nuclear inestable, donde los límites del control de armas que han ayudado a prevenir una catástrofe nuclear durante el último medio siglo se están desmantelando constantemente”, puntualiza el informe, al mismo tiempo que denuncia: “A lo largo de 2019, Irán aumentó su arsenal de uranio enriquecido y se aleja del pacto y compromisos nucleares, aumentando su producción”.
A su vez, ponen el foco en la escalada similar a la acontecida durante la Guerra Fría: “La desaparición del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF) se hizo oficial en 2019, y, como se predijo, Estados Unidos y Rusia han comenzado una nueva competencia para desarrollar y desplegar armas que el tratado había prohibido durante mucho tiempo”.
El cambio climático, una amenaza latente
En 2019, “algunos países tomaron medidas para combatir el cambio climático, pero otros, incluidos Estados Unidos, que formalizó su retirada del Acuerdo de París, y Brasil, que desmanteló las políticas que habían protegido la selva amazónica, han dado grandes pasos hacia atrás. . La muy esperada Cumbre de Acción Climática de la ONU en septiembre estuvo muy lejos de la solicitud del Secretario General António Guterres de que los países no vengan con "discursos hermosos, sino con planes concretos”, analiza el Boletín de Científicos Atómicos.
El problema es que estos países que se han comprometido a cero emisiones netas de dióxido de carbono solo representan el 11% de las emisiones globales.
“La conferencia climática de la ONU en Madrid también decepcionó cómo lo hacen estas cifras”, aclara el informe. Esto se debe a que los países involucrados en las negociaciones allí apenas llegaron a un acuerdo, y el resultado fue poco más que un débil “empujón”, pidiendo a los países que consideren reducir aún más sus emisiones. El acuerdo no avanzó en proporcionar más apoyo a los países más pobres para reducir las emisiones y hacer frente a los impactos climáticos cada vez más perjudiciales, que hacen que las agujas del reloj se muevan más rápido hacia la medianoche.
No es casualidad que “2019 cierra una década de calor global excepcional, pérdida de hielo y récord de aumento del nivel del mar impulsados por los gases de efecto invernadero que expulsan las actividades humanas y el año pasado quedará en la historia como el segundo año más caluroso en la historia registrada del planeta Tierra”, según la Organización Meteorológica Mundial.
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