El científico chino He Jiankui fue condenado a tres años de prisión por haber ejercido ilegalmente la medicina cuando produjo las primeras gemelas editadas genéticamente, Lulu y Nana. La sentencia estuvo a cargo de un tribunal en Shenzhen que encontró al doctor He y a dos colaboradores como culpables por violar normas de investigación y engañar a los médicos que implantaron en dos mujeres embriones que habían sido generados por la técnica de edición genética conocida como CRISPR.
El nacimiento de las gemelas editadas genéticamente se había dado a conocer en noviembre de 2018 por una vía inusual para un “resultado” científico: YouTube. Generó una polémica mundial porque hasta ese momento la mayoría de las organizaciones de científicos habían consensuado que aún no era el momento de aplicar la técnica CRISPR para modificar embriones humanos. Sin embargo, el doctor He lo hizo. Argumentó que había implementado la tecnología en el material genético que se hereda de una generación a otra a través de las células germinales -llamado línea germinal- con el fin de prevenir que los descendientes de una pareja adquirieran la infección por el virus del sida. El padre de las gemelas es una persona viviendo con el VIH.
Ahora, la sentencia del Tribunal Popular de Shenzhen puso un fuerte límite al doctor He y a todo científico que quiera seguir un camino por afuera de las normas de investigación científica vigente. El Tribunal lo declaró culpable por “llevar a cabo, de manera ilegal, la edición genética de varios embriones humanos con fines reproductivos”; según la agencia de noticias oficial Xinhua. Además, He no podrá desempeñar ninguna actividad relacionada con la medicina reproductiva por el resto de su vida. Dos de sus colaboradores fueron también condenados aunque con sentencias y multas menores: Zhang Renli, con dos años de cárcel, y Qin Jinzhou, con uno y medio.
“Las sentencias para el doctor He y sus colaboradores indican que ni aún en un país con normas más relajadas para investigar como China, se puede llevar adelante una investigación con la técnica de edición genética en línea germinal en este momento. De ahora en adelante, cualquier investigador que desee aplicar la técnica CRISPR se verá obligado a detenerse a pensar si quiere correr el riesgo de estar en la prisión”, dijo a Infobae el investigador principal del Conicet y profesor de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos, el doctor Daniel Salamone.
En diciembre de 2018, el doctor He había sido criticado duramente por la mayoría de los investigadores en tecnologías de edición genética y por las diversas academias científicas del mundo. Incluso en su mismo país, la Sociedad de Genética de China, la Sociedad China de Biología Celular y otras entidades científicas salieron a manifestar su desacuerdo con He por haber cometido una “violación ética grave”.
El principal foco de las críticas contra el doctor He fue que las consecuencias de la aplicación clínica de CRISPR aún son inciertas ya que la técnica empezó a desarrollarse en 2012 y todavía se desconoce cuáles serían los efectos potencialmente adversos en los bebés y en sus descendientes.
En marzo de 2017, en el reporte del Consejo Asesor de Ciencia de las Academias Europeas, se había advertido que las intervenciones en línea germinal “plantean muchas cuestiones importantes, incluyendo los riesgos de edición inadecuada o incompleta, la dificultad de predecir efectos dañinos, la obligación de considerar las implicancias tanto para el individuo como para las futuras generaciones que llevarán las alteraciones genéticas, y la posibilidad de que los mejoramientos en subgrupos de la población podría exacerbar desigualdades sociales o ser usados coercitivamente”.
El 30 de diciembre pasado, el Tribunal Popular de Shenzhen dictaminó las sentencias a prisión y las multas porque consideró que el doctor He violó regulaciones nacionales de investigación biomédica y ética médica, y precipitó la aplicación de la tecnología de edición genética en medicina reproductiva. Con la sentencia, “el gobierno de China está enviando un mensaje de que está tomando la ética de la investigación seriamente”, dijo Josephine Johnson, directora de investigación del Centro Hasting, que se dedica al estudio de las implicancias legales, políticas y éticas de las tecnologías biomédicas en los Estados Unidos. En tanto, Mildred Solomon, presidente de ese centro de investigación, opinó que "las facultades de bioingeniería y ciencias de la vida deberían alentar a los científicos en formación a una reflexión profunda sobre las implicancias éticas y sociales de su trabajo”.
¿Qué puede haber llevar al doctor He a transgredir las normas? “La búsqueda de fama y de impacto para pegar primero en un área de interés comercial global”, contestó el doctor Salamone, que fue presidente de la Sociedad Internacional de Embriología. La voracidad del doctor He es también parte de una carrera mundial por llegar a resultados concretos en medicina reproductiva. “Es sabido que la tecnología para la salud humana debe ser bien evaluada antes de ser transferida. Para eso, se deben realizar innumerables ensayos con modelos animales. En el afán de alcanzar resultados más rápidos, algunas veces se acortan los tiempos de la investigación con modelos animales, y se corre el riesgo de no identificar los riesgos de las tecnologías de manera temprana”, afirmó Salamone.
En la experimentación que condujo al nacimiento de las gemelas por edición genética, el doctor He justificó el empleo de la tecnología con el objetivo de prevenir la infección en los descendientes de personas que viven con el VIH. Para eso, editó el gen CCR5 en embriones como un modo de prevenir esa infección. Sin embargo, ya existen otras tecnologías, como el lavado seminal en combinación con la inyección intracitoplasmática del espermatozoide, que han demostrado alta eficacia y seguridad para reducir el riesgo de transmisión a los descendientes de personas con VIH. Por lo cual, la experimentación del doctor He careció de valor social.
Tras la sentencia para el doctor He, el mundo aún tiene un desafío pendiente. Si bien existen algunas normas nacionales, a nivel global se debate si se necesita una moratoria efectiva para que no se aplique nuevamente la edición genética en embriones o si hay que regularla y cómo. Cuando la técnica CRISPR se aplica para terapias en personas, mascotas, plantas y en ganado, despierta menos reparos. Es una técnica barata y simple, con implicancias complejas e inciertas para el destino de la humanidad.
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