Un equipo internacional de científicos dio a conocer esta semana un nuevo hallazgo en diferentes meteoritos, se trata de azúcares esenciales para la vida en el planeta. El descubrimiento se suma a una lista de compuestos fundamentales para el desarrollo de seres vivos localizados en estos cuerpos celestes.
Los científicos descubrieron ribosa, considerada de alta relevancia biológica porque sin ella no pueden construirse la moléculas de ARN y el ATP, por mencionar algunas. También encontraron otros azúcares, los cuales denominaron “bio-esenciales”, algunos de ellos son arabinosa y xilosa.
La ribosa es uno de los componentes del ácido ribonucleico (ARN), una molécula mensajera que copia las instrucciones genéticas del ácido desoxirribonucleico (ADN) y entrega la información a las encargadas de la síntesis proteica necesaria en procesos vitales.
De igual manera, la ribosa está presente en el trifosfato de adenosina (ATP), un nucleótido fundamental para la obtención de energía celular.
El hallazgo fue publicado en la revista académica Actas de la Academia Nacional de Ciencias apenas este lunes. El estudio está firmado por ocho científicos provenientes de distintas universidades de Japón, instituciones científicas y el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.
La investigación fue financiada por la Sociedad Japonesa para la Promoción de la Ciencia, el Centro de Astrobiología del Instituto Nacional de Ciencias Naturales de Japón, el Instituto de Ciencia de Baja Temperatura, la Universidad de Hokkaido, la Fundación Simons y el Instituto de Astrobiología de la NASA.
En un comunicado de la NASA, publicado el 18 de noviembre, se informó que el hallazgo de estos azúcares “respalda la hipótesis de que las reacciones químicas en los asteroides, los cuerpos principales de muchos meteoritos, pueden producir algunos de los ingredientes necesarios para la vida”.
De confirmarse este supuesto, los científicos apuntarían a que el bombardeo de meteoritos en la Tierra, hace millones de años, contribuyó al origen de la vida al suministrarle componentes básicos para el ciclo celular.
Otros componentes básicos para la vida terrestre se han encontrado con anterioridad en meteoritos, como aminoácidos, nuclueobases necesarias para el ADN y el ARN. Los azúcares eran una de las piezas faltantes en el rompecabezas del origen de la vida, de acuerdo con Yoshihiro Furukawa, de la Universidad de Tohoku, Japón, y autor principal del estudio.
Furukawa explicó que se trata de la primera evidencia directa de que existe ribosa en el espacio. El “azúcar extraterrestre”, como la denominó el grupo de investigadores, pudo haber contribuido a la formación de ARN en la Tierra prebiótica, lo que conduciría al origen de la vida, dijo Furukawa.
Los meteoritos en los que se descubrió ribosa fueron el NWA 801 y el Murchison, ambos ricos en carbono.
Por años ha sido un misterio sin resolver para los científicos el cómo surgió la biología a partir de procesos químicos no biológicos. Aunque sin el ADN la vida no podría existir, porque esta molécula contiene instrucciones sobre cómo construir y operar un organismo vivo, muchos estudiosos del tema creen que primero se formó el ARN y luego el ADN.
En el comunicado de la NASA explicaron que el ARN tiene capacidades que no tiene el ADN, por ejemplo, puede hacer copias de sí mismo sin la intervención de otra moléculas. El estudio de Furukawa y compañía da nuevas pruebas para respaldar la idea de que el ARN era la encargada de operar la máquina de la vida antes de la llegada del ADN.
Esto se relaciona con los meteoritos que se estrellaron en la Tierra en tiempos antiquísimos porque en los que han sido analizados sólo se encontró el azúcar presente en el ARN, no así la del ADN (2-desoxirribosa).
Los azúcares descubiertos son resultado del análisis de muestras en polvo de los meteoritos utilizando la espectometría de masas.
Los azúcares fueron observados en muestras en polvo de los meteoritos, el cual fue sometido a una prueba de espectometría de masas para identificar moléculas por su masa y carga eléctrica. También descubrieron que la ribosa y otros azúcares eran abundantes en el NWA 801 y el Murchison.
A través de diferentes evidencias, el equipo de científicos descartó la posibilidad de que los azúcares en los meteoritos se debiera a una contaminación por vida terrestre. Por eso afirman que las moléculas provienen del espacio. El grupo tiene intenciones de continuar la investigación en otros meteoritos para encontrar otras características relacionadas con la vida.
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