Los orígenes de la religión y de las sociedades complejas representan rompecabezas evolutivos que muchos científicos en todo el mundo buscan armar juntando pieza con pieza.
Desde que el hombre cazaba en forma solitaria o recolectaba frutos en familia, tenía la necesidad de creer en algo: un dios, un mito, un ritual y más.
Cada cultura humana conocida tiene su mito de la creación. Algunas encuestas sugieren que hasta el 84% de la población mundial es miembro de grupos religiosos o dice que la religión es importante en su vida.
¿Pero desde cuándo el hombre comenzó a creer en algo sobrenatural? Los etnógrafos más reconocidos afirman que los primeros humanos vivían en sociedades pequeñas, donde el comportamiento inmoral era expuesto enseguida. Pero al constituirse las sociedades en grupos cada vez más grandes y al establecerse en lugares estables, la inmoralidad era difícil de percibir.
La nueva hipótesis de "dioses moralizantes" ofrece una solución a ambos enigmas al proponer que la creencia en agentes sobrenaturales moralmente preocupados evolucionó culturalmente para facilitar la cooperación entre extraños en sociedades a gran escala.
Para develar un poco este rompecabezas histórico, científicos de distintos países se unieron en una investigación publicada en Nature, donde codificaron sistemáticamente registros de 414 sociedades que abarcan los últimos 10.000 años de 30 regiones de todo el mundo, utilizando 51 medidas de complejidad social y 4 medidas de cumplimiento sobrenatural de la moralidad. En total analizaron 47.613 registros.
La investigación llevada adelante por un equipo de científicos de las universidades de Oxford, Connecticut y Keio, en Fujisawaen, trabajó con la base de datos Seshat: Global History Databank, un archivo de más de 300.000 registros con información sobre "complejidad social y religión".
Dioses y sociedad
"Nuestros análisis no solo confirman la asociación entre los dioses moralizantes y la complejidad social, sino que también revelan que los dioses moralizadores siguen, en lugar de preceder, grandes aumentos en la complejidad social", aseguró el científico Peter Turchin, investigador en la Universidad de Connecticut y coautor del estudio.
Y agregó: "Durante siglos se debatió por qué los humanos, a diferencia de otros animales, cooperan en grandes grupos de individuos no relacionados genéticamente. Las respuestas eran por la agricultura, la religión y la guerra. Para nuestra sorpresa, nuestros datos contradicen fuertemente la hipótesis de la etnografía tradicional que sostiene que los dioses moralizantes son necesarios para permitir la aparición de las grandes sociedades", indicó Harvey Whitehouse, investigador en la Universidad de Oxford.
"En casi cualquier región del mundo de la que tenemos datos, los dioses moralizantes tendieron a seguir, no a preceder, a los crecimientos de la complejidad social. Fueron los rituales religiosos los que ayudaron a crear una identidad colectiva y un sentimiento de pertenencia, que actuaron como un pegamento social y que ayudaron a que la gente de estas sociedades cooperase", destacó Whitehouse en una nueva teoría respaldada por sus estudios, afirmando que las identidades colectivas son más importantes para facilitar la cooperación que las creencias religiosas.
Así, también indicaron que contrariamente a las predicciones anteriores, los poderosos "grandes dioses" moralizantes y el castigo sobrenatural prosocial tienden a aparecer solo después del surgimiento de "megasociedades" con poblaciones de más de un millón de personas. Los dioses moralizantes no son un requisito previo para la evolución de la complejidad social, pero pueden ayudar a sostener y expandir complejos imperios multiétnicos una vez que se hayan establecido.
"En contraste, los rituales que facilitan la estandarización de las tradiciones religiosas en grandes poblaciones generalmente preceden a la aparición de los dioses moralizantes. Esto sugiere que las prácticas rituales eran más importantes que el contenido particular de las creencias religiosas para el aumento inicial de la complejidad social", concluyeron.
Para Patrick Savage, investigador en la Universidad Keio en Fujisawa, Japón y autor del estudio: "Una vez que las sociedades alcanzaron un tamaño de alrededor de un millón de habitantes, los dioses moralizantes llegaron para estabilizar la cooperación entre personas con diferentes lenguas, etnias y trasfondos culturales".
Los autores atribuyen que ya en la Dinastía II, en Egipto, el dios del Sol, Ra, actuó como el primer dios moralizante que mediante el uso de un código conocido como maat, representaba "lo que es correcto". Luego de Ra le siguió Shamash, en la dinastía Akkad, en la actual Irán, que castigaba a los "injustos", a aquellos que mentían o robaban.
También expusieron el caso del Antiguo Reino de Hatti, en la actual Turquía y ya en la Edad Contemporánea, "pasando por la dinastía Zhou, en China, el imperio aqueménida, la república romana, la confederación islandesa o el imperio inca".
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