Ciclones polares del tamaño de la Tierra y sistemas de tormentas que penetran profundamente en el corazón del gigante gaseoso. Ese fue el primer reporte de Juno, la nave espacial de la NASA, tras orbitar por primera vez los polos del planeta más grande del Sistema Solar.
La sonda pudo observar también una nube de unos 7000 kilómetros de diámetro que se ha formado a mucha más altura que el resto de nubes.
Y es que Juno se ha acercado a Júpiter más que ningún otro objeto humano y sus múltiples sensores están aportando a la NASA información crucial para conocerlo.
"Fue un largo viaje para llegar a Júpiter, pero estos primeros resultados ya demuestran que valió la pena el viaje", aseguró Diane Brown, ejecutiva del programa Juno en la sede de la NASA en Washington. Juno fue lanzada el 5 de agosto de 2011 y entró en la órbita de Júpiter el 4 de julio de 2016. Hasta ahora ha estado orbitando el planeta a una altura de unos 4.200 kilómetros por encima de las nubes de Júpiter.
Scott Bolton, investigador principal de Juno del Southwest Research Institute en San Antonio aseguró que los nuevos datos recabados "hacen repensar todo y replantearnos Júpiter como algo completamente nuevo". Y eso nuevo que afirma Bolton tras observar el sobrevuelo de los polos del planeta son los ciclones ovalados con más de 1400 kilómetros de diámetro.
Ya se sabía que Júpiter era un planeta complejo, pero las nuevas investigaciones que se publicaron en la edición del jueves de la revista Nature muestran los polos del gigante de gas como lugares particularmente turbulentos, con varios ciclones rodeando una gigantesca tormenta en cada polo.
Perplejos de asombro
"Estamos perplejos en cuanto a cómo podrían formarse, la configuración estable y por qué el polo norte de Júpiter no se parece al polo sur", dijo Bolton.
"Eso no es todo, – agregó- también han podido ver una nube de unos 7.000 kilómetros de diámetro que se ha formado a mucha más altura que el resto de nubes sin que aún se sepa por qué. Otra sorpresa viene del radiómetro de microondas de Juno (MWR), que muestra la radiación térmica de microondas de la atmósfera de Júpiter, desde la parte superior de las nubes de amoníaco hasta el fondo de su atmósfera".
Según los instrumentos del MWR indican que el amoníaco es bastante variable y continúa aumentando "tan lejos como podemos ver con MWR, que es de unos cientos de millas o kilómetros", por lo que este gas podría emanar de las zonas más profundas del planeta. Además, otras mediciones indican que el campo magnético de Júpiter es incluso más fuerte de lo esperado y de forma más irregular.
También, el campo magnético excedió en gran medida las expectativas en 7.766 Gauss, aproximadamente 10 veces más fuerte que el campo magnético más fuerte encontrado en la Tierra. "Juno nos está dando una visión del campo magnético cercano a Júpiter que nunca hemos tenido antes", dijo Jack Connerney, investigador principal adjunto de Juno y el líder de la misión de investigación de campo magnético en el Goddard Space Flight Center de la NASA.
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