ReAnima: el proyecto científico que pretende revivir pacientes con muerte cerebral

Para la empresa Bioquark de Filadelfia, Estados Unidos, los límites de la ciencia no son los convencionales. Se dedica al desarrollo de tecnologías regenerativas y a la reparación de órganos humanos y es la encargada de llevar adelante un ambicioso y muy polémico proyecto que causó revuelo en el ámbito científico: lograr "reanimar" un cerebro clínicamente muerto.

Ira Pastor -director ejecutivo del Proyecto ReAnima– tomó una decisión que lo convirtió en el centro de críticas y comentarios: la empresa aceptó tomar 20 pacientes con muerte cerebral para tratar de "regenerar" su sistema nervioso.

A partir de esta decisión trascendente y que se propone cambiar los paradigmas hasta ahora conocidos, Pastor recibió consultas polémicas de todos lados: los científicos más escépticos le preguntaron sobre los detalles de las técnicas que su equipo está utilizando; las familias desesperadas por la ilusión de recuperar a sus seres queridos, le preguntaron cómo sumarse al programa y los representantes de las diferentes religiones se mostraron indignados porque consideran al proyecto ReAnima una violación a las leyes de la naturaleza.

Científicos norteamericanos investigan cómo lograr la reanimación de células cerebrales muertas, en el proyecto ReAnima (Shutterstock)

Esta generación de sentimientos encontrados entre confusión, esperanza y miedo no son inesperados, dada la naturaleza del plan. Pero Pastor explicó que los cambios de estos tratamientos serán probablemente muy sutiles. Serán a nivel celular en un primer momento y detectables sólo por sofisticados análisis de sangre y líquido cefalorraquídeo, además de imágenes de resonancia magnética. Este tipo de trabajo, dijo, puede llegar a tener aplicaciones concretas para el tratamiento de lesiones cerebrales traumáticas, enfermedades mentales, problemas de médula espinal y hasta Alzheimer en el corto plazo."No vamos a despertar a nadie con este estudio", enfatizó Pastor. "Es algo muy preliminar".

La muerte cerebral es quizás el estado menos comprendido de la mente humana. En general se cree que la condición es absoluta y definitiva, pero Pastor sostiene que eso es un error. Él cree que es una condición potencialmente curable y que, dada la combinación correcta de células madre, medicamentos, corrientes eléctricas, campos magnéticos y otros estímulos, la mente puede tener el poder de despertar.

Esta idea es controversial por muchas razones: morales, religiosas, científicas y económicas. Si el proyecto lograra tener incluso éxito, tiene en sus manos el potencial de destruir todo el sistema de salud. Los hospitales podrían verse obligados a mantener a las personas con muerte cerebral indefinidamente en apoyo a la vida, las obras sociales entrarían en crisis y todo el sistema de donación de órganos -que se basa en gran medida en el altruismo de las familias de pacientes con muerte cerebral- podría estancarse.

Sam Parnia, un investigador en Stony Brook Medicine,   que en 2014 condujo un estudio revelador sobre el estado de ánimo y la conciencia de la gente en el momento de la muerte, ha teorizado que la muerte puede no ser un momento específico, sino un proceso que dure horas o incluso días. Si ese es el caso, comentó, esfuerzos como el de Bioquark de intervenir y revertir este proceso de espera es "una promesa muy interesante para el futuro".

Sin embargo, Parnia hizo hincapié en que hay una gran diferencia entre ser capaz de reanimar algunas células y la reanimación de un cerebro completo. "Se puede revertir el daño celular en algunas zonas, pero no en otras áreas críticas del cerebro, lo que puede dar lugar a discapacidades y lesiones graves y significativas en personas que de otro modo habrían muerto", dijo. "En el peor de los casos, las personas que habrían muerto despertarán, pero terminarán en estado vegetativo".

Robert Veatch, profesor emérito de ética médica en el Instituto Kennedy de Ética de la Universidad de Georgetown, es aún más escéptico. Él señala que en toda la historia médica no ha habido un solo caso documentado de una persona que cumpliera los principios de muerte cerebral que reviviera. "Es muy extraño imaginar que todos esos miles de millones de células se pueden reorganizar de alguna manera", dijo.

Existen tres maneras diferentes del cuerpo de permanecer profundamente inconsciente. El estado vegetativo, en primer lugar, se produce cuando la parte del cerebro que controla el pensamiento deja de funcionar, pero el cuerpo duerme y respira con normalidad. Por otro lado, quienes están en estado de coma, no pueden ser despertados y no responden a la luz, el sonido o al tacto. Finalmente, los más gravemente afectados son considerados clínicamente muertos o con muerte cerebral.

La definición formal proviene de un informe del comité de la Escuela de Medicina de Harvard de 1968 que describe la condición de "coma irreversible" como el estado en que las personas no son conscientes de los estímulos externos. Son incapaces de moverse o respirar por sí mismos y no tienen ningún tipo de reflejo. A raíz de la controversia sobre el "derecho a morir" se ha debatido mucho sobre cuándo los médicos pueden declarar a un paciente con muerte cerebral y por lo tanto considerarlo un paciente fallecido. Pero la ciencia no siempre funciona de una manera u otra y es muy difícil establecer una única definición.

El Anderson Cancer Center en Houston publicó en 2002 los resultados de un estudio de este tipo; que algunos creían que sentaría las bases para un trabajo futuro. La investigación consistió en que los pacientes recibieran una infusión de millones de péptidos -cadena de aminoácidos- que los científicos creían que pueden tener el potencial para bloquear los vasos sanguíneos que alimentan los tumores en los pacientes- y luego hacer una serie de biopsias invasivas para ver qué pasaba. En ese momento, algunos científicos dijeron que los hallazgos podrían forjar el camino para una explosión en este tipo de investigación, pero plantean tantas cuestiones éticas que muy pocas instituciones se atrevieron a aventurarse en este tipo de trabajo.

Ahora, casi 15 años más tarde, Bioquark y su empresa asociada con sede en India, Revita Life Sciences, esperan construir dichas conclusiones. El reclutamiento de los sujetos del estudio comenzó este año en el norte de la India, un lugar que la compañía eligió, en parte porque es más barato, pero también porque posee un gran vacío legal en materia de estudios sobre cadáveres. Sin embargo, existen grandes dudas en la comunidad médica de que el grupo científico esté en condiciones de hacer grandes avances.

Sin el respaldo de una universidad, un hospital o una compañía farmacéutica, Bioquark espera utilizar casi la mitad de los 2 millones de dólares de capital que posee gracias a inversores y amigos en este proyecto. El investigador principal del proyecto es Himanshu Bansal, un médico ortopedista, especialista en lesiones y enfermedades del sistema músculo-esquelético.

Bansal ha estado trabajando en pacientes en estado de coma desde 2009 y ha tenido cierto éxito con dos particularmente. "Un paciente estaba clínicamente muerto, pero después de que empezamos nuestros experimentos, comenzó a responder a estímulos de dolor, es decir, su presión arterial cambiaba cada vez que sentía dolor", dijo. "Pero no puedo dar más detalles debido a acuerdos de confidencialidad con mis pacientes".

Los investigadores están hablando con las familias y seres queridos de los pacientes en las unidades de cuidados intensivos de hospitales locales en busca de personas que hayan sido declaradas con muerte cerebral pero cuyos sistemas nervioso central estén en su mayoría intactos, por ejemplo, alguien que se ahogó en una piscina o tuvo un accidente en una moto.

Durante los ensayos de seis semanas (los pacientes serán tratados de forma individual), los hombres y mujeres recibirán una infusión continua de un cóctel bioquímico que la empresa desarrolló a través de su investigación en medicina regenerativa en un área alrededor de la médula espinal y se les administrarán células madre.

Pastor dijo que los investigadores pasan mucho tiempo tratando de encontrar la manera de comunicar su trabajo y expectativas a las familias de una manera que sea sensible al hecho de que esto aún puede fracasar. Además, parte del protocolo del experimento pone de manifiesto que las familias pueden optar por abandonar en cualquier momento si cambian de opinión. "Queremos que entiendan que esto es muy experimental. A pesar de que representa una posibilidad, no queremos generar falsas esperanzas", dijo Pastor.

Por Ariana Eunjung Cha, The Washington Post