Cómo alcanzar la longevidad según el neurólogo argentino de 64 años que corre ultramaratones

Alejandro Andersson ha corrido distancias que van de 50 a 120 kilómetros. Actualmente, hace 60 kilómetros por semana para entrenar. El secreto de su desayuno que repite todos los días. En una charla con Infobae, el médico explica por qué con el running se puede vivir más y mejor

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El médico dice que lo
El médico dice que lo suyo es amateur, sin embargo acumula 12 ultra maratones y corre para mantenerse 60 kilómetros todas las semanas

Si alguien entrara sin golpear la puerta de su consultorio, no sería extraño ver a Alejandro Andersson tirado en el piso. La postal podría hacer referencia al neurólogo buscando quizás algún un objeto caído o atándose los cordones. Pero no, se trata de la rutina que lleva adelante los días en que su trabajo le impide salir a correr porque en vez de lamentarse, el doctor mantiene la fuerza de sus músculos haciendo la posición de la tabla.

Es jueves 31 de agosto pero podría ser cualquier otro día y este prestigioso neurólogo de larga trayectoria, que es director médico del Instituto de Neurología Buenos Aires, que corre desde la época en que estudiaba medicina, que hoy entre pacientes opta por estar un rato cuerpo a tierra con la fuerza del abdomen y los brazos extendidos, este neurólogo de 64 años, está concentrado en su próximo objetivo: correr 50 kilómetros.

Esto significa que estará —una vez más— alrededor de 7 horas corriendo, en este caso, una ultratrail con terreno desparejo y muchas cuestas en Puerto Madryn, nada mal —por cierto— para los 150 minutos de actividad aeróbica de intensidad moderada a vigorosa a la semana, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda en los adultos.

Una postal de Andersson en
Una postal de Andersson en una de las 12 ultras que corrió

Ingresar al mundo runner de Alejandro Andersson resulta fascinante. No solo por los números que asombran -lleva corridas más de 300 carreras- sino por la vida metódica y saludable que lleva, que va desde un súper desayuno proteico que repite casi todos los días de su vida, hasta un entrenamiento de 60 kilómetros por semana, que incluye hacer ejercicio con el peso de su propia existencia en el consultorio.

Dirá Andersson que la tabla es buena para compensar la sarcopenia que viene con los años. Habla de la tendencia a perder masa muscular y por lo tanto la potencia, algo que este doctor no está dispuesto a que le suceda.

Andersson es corredor. Pero no cualquier tipo de corredor: lo suyo son las ultramaratones, las carreras que superan los 42 kilómetros, y que requieren un entrenamiento especial que incluye una batería de hábitos saludables de alimentación y descanso.

“Habré corrido 12 ultras, he hecho muchas carreras de aventura y prácticamente todo lo he corrido en Argentina. El correr ultradistancias se te va incorporando gradualmente. A uno le cambia la cabeza”, comienza explicando a Infobae el médico.

Viaje al mundo en 300 carreras

El medallero de Alejandro Andersson
El medallero de Alejandro Andersson

“En Gualeguaychú te tiraban al río y tenías que aprender a nadar sí o sí”. Andersson se ríe cuando da cuenta de esa otra instantánea en su ciudad natal, con aquel niño intrépido que le gustaba nadar y andar en bici todo el día. “El río estaba tan integrado al pueblo que ni me acuerdo cuando aprendí”, se sincera. Eran épocas de mucha libertad de acción y de descubrir cosas.

Más tarde llegó el secundario, en el colegio San Agustín en la Ciudad de Buenos Aires, un lugar donde —según recuerda— los curas fomentaban el deporte. Había mucha variedad para elegir: futbol, rugby o Hockey. Fue en cuarto año cuando el entonces futuro neurólogo incorporó el running como entrenamiento de base.

“Lo mantuve durante la facultad y la residencia de neurología, corría dos veces por semana”, dice este hombre que un día, desde el balcón de su casa vio como una gran muchedumbre de gente se alistaba para salir a correr desde una largada. Era una carrera organizada por una universidad a finales de los 80, momento en el cual no existía la moda del running ni el concepto de bienestar tal como lo conocemos hoy.

Andersson vio toda esa marea de gente asombrado y desde lo alto de su balcón. Casi sin pensarlo, se puso la ropa deportiva, bajó a la calle y la corrió. Así nomás, sin inscribirse ni pensarlo tanto, como si fuera Forrest Gump, empezó a correr y no paró. Ahí comenzó todo: organizó sus entrenamientos, encontró un runningteam y corrió en Tandil, su primera carrera de aventura.

Alejanedro Andersson es médico neurólogo
Alejanedro Andersson es médico neurólogo

“Pasar de las carreras de calle a correr en una llanura pampeana interrumpida por las sierras, con las elevaciones más antiguas del mundo, bajar sobre un piso cambiante todo el tiempo, con piedras redondeadas o sueltas, entre arbustos, en medio de tanto espacio natural, me impactó”, cuenta el médico.

Son muchas las carreras con ecosistemas increíbles en los que participó. Cada una, fue una experiencia deportiva, pero en una gran parte “una búsqueda de nuevos entornos para encontrar nuevas sensaciones”, agrega.

“Es diferente ir a la montaña de Bariloche y San Martín de los Andes, al desierto de Fiambalá en Catamarca, a la selva Yabotí, en Misiones, o meterme en los glaciares, en la turba y montañas de Ushuaia, tan en contacto con el mar. Trepar también las sierras cordobesas o correr por los bosques con suaves desniveles, cruzar decenas de lagos en los parques nacionales de Oslo...”, enumera.

De la carrera de Yaboti, en una selva virgen increíble donde corrió 90 kilómetros en 2014, Andersson hace un comentario al margen. “Tenía bien identificado en mi mapa mental la llegada”, dice sobre semejante distancia que corrió en el año 2014.

—Es realmente una distancia importante 90 kilómetros

—Sí, cuando iba por el 60 pensé, ´bueno, ya estoy, faltan solamente 30 kilómetros´, y me reí imaginando qué diría sobre esto el común de la gente. Realmente sentía que 30 era poco. Es una locura si no estás metido en esto. Luego corrí Patagoniarun, en 2015. Fueron 105 kilómetros.

(Gettyimages)
(Gettyimages)

—¿Cuál fue la distancia más larga que corriste?

—La ultramaratón atlántica en 2015. Fui corriendo por la playa desde Mar del plata hasta Pinamar. Fueron 120 kilómetros.

Por qué correr favorece la longevidad

Correr hace bien y eso se sabe. Pero ¿qué es exactamente lo que le pasa a nuestro cuerpo y por qué los beneficios se sienten de inmediato?

“Durante el entrenamiento se incrementa el flujo sanguíneo en todo el cuerpo, incluido el cerebro y esto porque la demanda de oxígeno y de nutrientes aumenta para poder satisfacer todas las necesidades metabólicas que genera el ejercicio. También en esta actividad física se libera una gran cantidad de neurotransmisores (serotonina, dopamina) y esto es inmediato”, explica el neurólogo a Infobae.

Alejandro Andersson junto al grupo
Alejandro Andersson junto al grupo de corredores con los que se junta a entrenar todos los sábados

Otro punto importante es que ejerce un control del peso. “La actividad física de alguien que mantiene un buen entrenamiento vinculado al running, obviamente, genera una disminución de peso por el consumo de calorías, y porque aparte el mismo deporte te obliga a mantener un buen peso. En algunos deportes y ciertos sobrepesos se pueden llevar con el deporte sin problemas, pero hay otras actividades que no, particularmente en el running”, suma el doctor.

Además “mejora la salud cardiovascular, es decir, fortalece el corazón, los pulmones y la circulación sanguínea. A su vez, reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares y también de enfermedades cerebrovasculares, ya que mejora el control de la hipertensión arterial”, agrega.

El súper desayuno de Andersson

Entrenar temprano a la mañana en ayunas era algo impensado hace no mucho tiempo. Sin embargo, una última evidencia científica en la materia da cuenta de los posibles beneficios de hacer ejercicio a primera hora del día sin haber comido antes. Eso es lo que hace Andersson.

Este es el desayuno de
Este es el desayuno de Andersson. No puede faltar las semillas, la avena, la palta y el huevo

“Ya sumo 64 años y estoy prestándole cada vez más atención a tener una alimentación rica en nutrientes y que me permita seguir teniendo energía, capacidad intelectual y deportiva”, dice el médico. Pero hay una particularidad: su desayuno siempre es lo mismo. Y contiene:

*Semillas activadas, casi todas, entre ellas, sésamo, lino, amaranto.

*Avellanas, nueces pecan, almendras, zaragatona (Plantago psyllium), fenogreco, chía y zapallo, avena, pasas de arándanos, ciruelas y sultanas.

“Esto puedo comerlo con leche de almendras o lo tiro en una sartén con oliva, 3 huevos y le sumo cúrcuma con algo de pimienta negra”, detalla.

Descanso y entrenamiento

El domingo pasado, 3 de
El domingo pasado, 3 de septiembre, Andersson corrió 50 kilómetros en Puerto Madryn

Andersson cuida su sueño también. Se despierta entre las 7 y las 8 y se acuesta no más de las 0:30.

Entrena siempre de mañana: 4 veces por semana semana. Sábados y domingos casi siempre, a veces llega a una rutina que suma un día más. “Sumo un promedio 60 kilómetros por semana. Hay un día que hago fondo largo casi siempre plano, aproximadamente 20 kilómetros y otro que hago pasadas, cortas o largas; o cuestas. Los otros dos en general corro 15 kilómetros cada día y con fondo plano”, cuenta.

Si el running de Andersson fuera una religión, podríamos decir que la “misa” es lo sábados en vez de los domingos. Andersson se entrena ese día junto a un grupo corredores; allí la comunión se da en un rango edades que va desde los 15 a los 65 años. “Somos aproximadamente 90. Están los corredores de pista, los de calle dentro de los cuales están los fanáticos de las maratones de 42 y los de trail o aventura. Siempre tenemos nuestro tercer tiempo y eso me encanta. Nos conocemos hace muchos años”, cuenta.

Cómo el running ayuda al cerebro

Alejanedro Andersson en su consultorio.
Alejanedro Andersson en su consultorio. Asegura que correr ayuda mantener las neuronas saludables, un aspecto vital para tener una vida longeva

El running tiene también efectos altamente positivos en el cerebro. Por ejemplo, una simple corrida o caminata diaria puede potenciar casi todas las funciones cerebrales, según los expertos.

Algunas de las ventajas que se experimentan tras correr son inmediatas, gracias al incremento rápido del flujo sanguíneo en el cerebro; otras mejoran temporalmente las capacidades cognitivas, y algunas más son el fruto de cambios estructurales en el cerebro tras un período prolongado de práctica de la carrera.

Andersson indica que el running regular y otros ejercicios aeróbicos contribuyen al crecimiento y la longevidad de las neuronas, es decir, fomentan la plasticidad cerebral. “Estos efectos, que pueden ser medidos de forma bastante rápida, se van acumulando con el tiempo. Es conocido que cuando alguien comienza un régimen de entrenamiento desde cero, los beneficios no son inmediatos en la primera semana. De hecho, se requieren varios meses para alcanzar un estado de equilibrio en el plan de objetivos propuesto, y ese equilibrio es un indicador de que estamos empezando a experimentar beneficios tangibles tanto en el cuerpo como en el cerebro”, explica.

Estudios científicos afirman que correr
Estudios científicos afirman que correr tan solo tres horas semanales o hacer un ejercicio cardiovascular como el running puede frenar o revertir el proceso de envejecimiento cerebral

Investigaciones llevadas a cabo por el Salk Institute for Biological Studies en San Diego, así como por Yaakov Stern y Richard Sloan y publicadas en la revista Neurology, sostienen que cualquier actividad física contribuye a la formación de nuevas neuronas, incluso en cerebros en etapas avanzadas de la vida.

Los estudios revelan que dedicar tan solo tres horas semanales o un ejercicio cardiovascular como el running puede frenar e incluso revertir el proceso de envejecimiento cerebral, especialmente en las zonas responsables de la memoria y el pensamiento avanzado.

Correr da vida (y felicidad)

Hoy es domingo 3 de septiembre y Andersson está feliz: acaba de hacer los 50 kilómetros de la ultra en Puerto Madryn, el lugar donde viajó especialmente para participar de la carrera. Acompañado del mar, ballenas, lobos marinos, guanacos, ovejas, maras, y la inmensidad del Golfo Nuevo, el neurólogo la hizo en 7 horas y 50 minutos.

Andersson en otra ultra que
Andersson en otra ultra que corrió por la playa

Si correr promueve cambios en las conexiones neuronales y favorece la concentración de neurotransmisores beneficiosos que mejoran el ánimo, la confianza en uno mismo y la autoestima, Andersson tiene en este momento una “dosis” de optimismo que lo sobrepasa. En realidad es la misma que emana cada vez que se conversa con él. De algún modo, pareciera, tiene un reservorio de esa energía que contagia.

“Correr estimula la liberación de neurotransmisores, como la serotonina, la dopamina y la norepinefrina, que están asociados con la regulación del estado de ánimo y la sensación de bienestar. Estos neurotransmisores pueden ayudar a reducir la ansiedad, la depresión y el estrés”, explica al respecto.

Por eso, luego de una carrera la sensación de bienestar -tanto la que tiene ahora Andersson como la que puede experimentar el lector luego de terminar de correr- es tan evidente en los corredores y tiene su máxima expresión en la llegada a la meta, cuando la felicidad se une al orgullo de haber logrado el objetivo. Y Andersson lo hizo nuevamente. Tardó un poco más, pero cumplió el objetivo.

El domingo pasado en Puerto
El domingo pasado en Puerto Madryn, Andersson se clasificó dentro del podio, luego de correr 50 kilómetros

Porque claro, no todo es color de rosa: al kilómetro 6 pisó, el médico pisó un pozo y se esguinzó un tobillo. En medio de la noche cerrada -largó a las 5:30 AM del domingo- el camino irregular le jugó una mala pasada. “Entre subidas y bajadas, entre falsos planos de ascenso y descensos, no enfoqué todo lo que tenía que enfocar con la linterna y pisé un pozo que no vi. Me caí al piso y paré. Luego seguí corriendo hasta que volví a trastabillar”, relata.

Le faltaban 44 kilómetros más pero Anderson llevaba en su mochila un plan B. Fue así como paró unos minutos y sacó una banda elástica de su mochila. Se la ajustó bien y tomó un comprimido de corticoide que lleva siempre a estos lugares, cuenta, por si le llega a picar un bicho. En este caso lo usó para aprovechar el efecto desinflamatorio.

Anderson corrió entonces 10 kilómetros más y se le fue yendo el dolor. Luego hizo otros 20 sin problemas. Seguramente ya tenía visualizada la meta, el objetivo, la nueva medalla para su colección. Entonces, explica, hizo lo que hace siempre en su vida: esforzarse un poco más o como dice él, se puso “en modo carrera” y empezó a correr más fuerte los últimos 20 kilómetros hasta que llegó a la meta.

La última foto que ilustra esta nota resume no solo la felicidad por el logro, sino el optimismo con que vive cada uno de sus días el doctor.

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