Si una enseñanza dejó la pandemia del COVID-19 es que las medidas y decisiones sanitarias se deben tomar día a día, lo que hoy funciona, mañana puede cambiar, porque el ritmo de circulación del virus SARS-CoV-2 cambia y con él los datos de la situación epidemiológica.
Sobre esa base, las autoridades sanitarias de la Ciudad de Buenos Aires, atentas a la baja positividad que se registra de un tiempo a esta parte, decidieron “refuncionalizar” las unidades de testeo móvil y convertirlas en vacunatorios.
Según informaron desde la cartera sanitaria porteña a Infobae, a partir de esta semana, esos dispositivos realizarán dos tareas diferentes. Una parte de esas unidades de testeo se dedicará a la atención focalizada ante posibles aumentos de casos. Brindarán el servicio en escuelas, nodos de transporte, eventos o cualquier otro acontecimiento que lo requiera. El otro grupo, estará destinada a operativos de vacunación por diferentes zonas de la Ciudad, a fin de facilitar el acceso a todos los vecinos.
En una medida que algunos vieron como arriesgada en un momento de “tensa calma” por el aumento de casos de la variante Delta en el país, resolvieron que de las 15 unidades de testeo móvil que recorrían los barrios de la Ciudad sólo queden dos en funcionamiento “para ir moviendo de acuerdo a las necesidades epidemiológicas del momento”. Otras cinco, en tanto, fueron destinadas a la vacunación móvil.
“Es producto de la situación sanitaria, que permite hacer esto y refuncionalizar el sistema, tal como se hace con las camas de terapia intensiva destinadas a pacientes COVID, que no se están usando y eso habilitó destinarlas a otras patologías”, explicó a Infobae una fuente del Ministerio de Salud porteño. “Es la dinámica propia de la pandemia por la que siempre nos regimos, de acuerdo a las necesidades y teniendo en cuenta que ahora la prioridad es apuntalar la vacunación”, destacó.
Y tras resaltar que “no se baja la capacidad de testeo, más allá de qué bocas de atención haya disponibles”, la misma fuente señaló que “actualmente en la Ciudad se encuentran operativos 53 operativos de testeo, compuestos por 28 sedes del operativo DetectAR, 20 Unidades Febriles de Urgencia y cinco grandes centros de testeo por los que pasan más de 450.000 personas al mes para realizarse los diferentes test que la Ciudad ofrece para personas con o sin síntomas de COVID-19″.
Desde que comenzó la pandemia se realizaron en la Ciudad de Buenos Aires 6.491.973 test, con una positividad media diaria del 2,5%. Cabe destacar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda mirar esta variable para evaluar si la definición de caso sospechoso y la cantidad de rastreos de contactos es suficiente y sugiere mantenerla por debajo del 10%. Asimismo, el promedio actual de testeos diarios en CABA es de 14.868.
“Si se miran los últimos partes diarios, la cantidad de testeos se mantiene -insisten desde la cartera sanitaria-. Y por otro lado, la situación sanitaria en este momento es favorable y permite tomar esta decisión, más allá del leve aumento de casos que se registra desde hace un par de semanas, que es ínfimo y es verdad que no se sabe dónde terminará, en este momento la situación permite refuncionalizar esa parte del sistema de salud”.
En la mirada del médico infectólogo Eduardo López (MN 37586), “la medida es adecuada dado que hay muy baja positividad de COVID en la Ciudad”. “En el hospital está funcionando la UFU y la realidad es que en las unidades móviles prácticamente no había casos”, destacó el jefe del Departamento de Clínica Pediátrica del Hospital Ricardo Gutiérrez.
En ese sentido, para él “es correcto que las unidades se transformen en vacunatorios móviles y se dediquen a pesquisar dónde hay gente sin vacunar”.
Con él coincidió el médico infectólogo Lautaro De Vedia (MN 70640), para quien “a priori lo más importante en este momento es reforzar la vacunación”. “Me parece que es una buena decisión”, opinó ante la consulta de este medio.
Y en la misma línea, el médico infectólogo Roberto Debbag (MN 60253) vio positiva la medida, que a su criterio, “acelerará la vacunación que está desacelerada”.
“Hay un grupo, que es el que está entre los 18 años y los 40 que a muchos de ellos les falta la segunda dosis de la vacuna -observó López-. Quizá porque creen que ya pasó la pandemia o porque bajaron los casos no se van a contagiar y deciden no completar el esquema, pero es evidente que tenemos que aumentar la vacunación”.
López señaló que “la Argentina tiene una población vacunada con dos dosis que no llega al 60%, o sea que todavía falta un trecho largo y esto es en parte responsabilidad de las jurisdicciones y de que la gente se vaya a vacunar”. “En ese sentido, que se bajen las unidades de testeo y se transformen en vacunatorios móviles me parece que está bien, aunque eso va a haber que ir viéndolo en el tiempo y si aumentan los casos dar marcha atrás, o hacerlas mixtas, que sería otra posibilidad: que una parte de unidades se dediquen a vacunar y la otra a los testeos”, finalizó.
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