Por Valeria Román
La aceleración de la vida en las ciudades puede llevar a pensar que desconectarse en zonas con mucho verde sea un gran alivio. Sin embargo, los viajes sin cautela pueden exponer a picaduras de insectos y a mordeduras de animales que transmiten enfermedades que a veces son difíciles de controlar o incluso que producen la muerte. En América Latina, hay 9 enfermedades desatendidas que pueden afectar la salud de viajeros y turistas si no se colocan las vacunas a tiempo (en algunos casos) o si no se adoptan medidas de protección cuando la inmunización no está disponible.
1- Dengue
El virus del dengue, que se transmite por los mosquitos Aedes aegypti, ya afectó a más de 2 millones de personas durante los siete primeros meses del 2019 y 723 fallecieron, de acuerdo con los datos de la Organización Panamericana de la Salud. Durante 2019, Nicaragua, Honduras, Colombia y Brasil han registrado las tasas de incidencias de dengues más altas de la región. Por esto, el 15 de agosto pasado, la OPS alertó a la región sobre el riesgo de que el dengue alcance a más personas en América Latina durante los próximos meses, incluyendo a los turistas que se mueven por zonas urbanas o cercanas a las ciudades donde no se toman medidas y los criaderos de mosquitos proliferan.
"El dengue está desatendido en algunos países en los que no hay una estrategia de prevención permanente para que evitar los criaderos de mosquitos. Aunque también hay países que ya no saben qué más hacer para combatir", dijo a Infobae el doctor Tomás Orduna, médico infectólogo y jefe del Servicio de Patologías regionales y Medicina tropical del Hospital Muñiz de Buenos Aires. Este año, el número de casos en América Latina es superior al total comunicado en 2017 y 2018, pero menor al registrado durante el periodo 2015-2016. La OPS instó semanas atrás a "hacer el máximo esfuerzo para suprimir los criaderos de mosquitos, en especial los que se encuentran dentro y alrededor de los domicilios".
El contagio del dengue solo se produce por la picadura de los mosquitos infectados (cuando se alimentaron con sangre de otra persona con dengue), nunca de una persona a otra, ni a través de objetos o de la leche materna. Los síntomas más comunes son fiebre acompañada de dolor detrás de los ojos, de cabeza, muscular y de articulaciones, náuseas y vómitos, cansancio intenso, aparición de manchas en la piel, picazón y/o sangrado de nariz y encías. Ante esos síntomas, se debe acudir al médico para recibir el tratamiento adecuado, y no automedicarse.
2- Fiebre amarilla
"La fiebre amarilla es una enfermedad desatendida en las ciudades en que no se garantiza el acceso a la vacuna", afirmó el doctor Orduna, quien fue uno de los disertantes del XIX Simposio Internacional de Enfermedades Desatendidas, organizado por la Fundación Mundo Sano en el Centro Cultural de la Ciencia, en Buenos Aires, los días 21 y 22 de agosto. La fiebre amarilla se transmite a través de la picadura de ciertas especies de mosquitos. Puede ser grave y provocar la muerte. No tiene tratamiento pero puede prevenirse con una vacuna que brinda protección a partir de los 10 días de aplicada y dura para toda la vida. Comienza en forma brusca, con mucha fiebre, escalofríos y dolor de cabeza. Además, la persona afectada puede sufrir dolores musculares, náuseas y vómitos. Es fundamental consultar rápidamente al médico.
Durante 2019, Brasil, Perú y Bolivia habían notificado casos de fiebre amarilla. Para saber si hay que vacunarse contra la fiebre amarilla semanas antes de salir, cada viajero puede consultar el listado de recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. En algunos casos, la vacuna se exige si se visitan sólo las áreas con mayor riesgo de infección como por ejemplo las provincias de Misiones y Corrientes en la Argentina
3 – Leishmaniasis
Es menos conocida por la población, pero la Leishmaniasis tiene su impacto en América Latina: está presente en 18 países y aún no hay una vacuna para prevenirla. Es una infección causada por el parásito Leishmania, que se transmite por la picadura de insectos flebótomos. La presencia de la Leishmaniasis está directamente vinculada a la pobreza, pero los factores sociales, ambientales y climatológicos pueden hacer que los viajeros de otros países adquieran la infección si no están protegidos. Entre 2001 y 2017 se produjeron 55.400 casos en promedio en la región. Desde 2016, la incidencia fue subiendo, según el último reporte de la OPS.
Hay dos tipos de Leishmaniasis en América Latina. Una forma es la cutánea, en la que el parásito daña la piel de la persona. Otra forma, más grave, es la visceral, que afecta a personas y perros. En Misiones, Formosa, Corrientes y Santiago del Estero, en la Argentina, se han presentado casos de esta enfermedad. Los síntomas que produce son: fiebre prolongada, aumento de tamaño del abdomen, pérdida de apetito, disminución de peso, tos seca, diarrea y vómitos. En los perros, los síntomas son decaimiento, falta de apetito, falta de pelo y descamación especialmente alrededor de los ojos y en el hocico, crecimiento exagerado de las uñas, úlceras en la piel y hemorragia nasal. Detectar la infección a tiempo en los perros es clave: porque usualmente precede a un brote de Leishmaniasis en seres humanos. Cuando se diagnostica la enfermedad, hay tratamiento con medicamentos antimoniales pentavalentes. En muchos casos, se requiere internación.
4- Fiebre chikunguña
Otra infección que se transmite por mosquitos Aedes aegypti que se han infectado es la fiebre chikunguña. El nombre significa "aquel que se encorva" ya que describe la apariencia inclinada de las personas que lo padecen por los dolores musculares y articulares que provoca. Los síntomas comienzan generalmente de 3 a 7 días después de la picadura del mosquito. El síntoma más común es una aparición repentina de fiebre mayor a 38°, a menudo acompañada de dolor en las articulaciones. Otros síntomas que pueden aparecer son: dolor muscular, dolor de cabeza, náuseas, fatiga y erupción cutánea. El fuerte dolor en las articulaciones por lo general dura unos pocos días, pero puede llegar a persistir durante meses, afectando la recuperación total y el regreso a las actividades cotidianas.
La fiebre chikunguña no tiene un tratamiento específico, sino que se tratan los síntomas en los pacientes hasta que transcurra el proceso viral. En la mayoría de los casos, el tratamiento es ambulatorio y consiste en controlar el dolor y la fiebre. Originalmente, la fiebre chikunguña estaba presente en África, Asia y en India, pero en diciembre del 2013 se difundió la confirmación de los primeros casos de transmisión autóctona de chikunguña en América Latina. Si bien en 2019, no se registró un brote en la región, la OPS recomienda a los equipos de salud mantener la vigilancia y a las personas protegerse de las picaduras de mosquitos.
5 – Zika
Es una enfermedad emergente en América Latina que causó una gran temor internacional en 2016. Se trata de una infección causada por el virus del zika que se transmite por la picadura de mosquitos infectados o zancudos (como le llaman en algunos países de la región). Y se han observado casos de transmisión de zika por relaciones sexuales en diferentes países de la región. Suele generar sarpullidos, fiebre leve, conjuntivitis y dolores musculares.
El virus había sido aislado por primera vez en 1947 en el bosque de Zika, en Uganda (África). Desde entonces, se ha encontrado principalmente en África y ha generado brotes pequeños y esporádicos también en Asia. En 2007 se describió una gran epidemia en la Isla de Yap (Micronesia), donde cerca del 75% de la población resultó infectada. El 3 de marzo de 2014, Chile notificó a la OPS/OMS la transmisión autóctona de fiebre por virus del zika en la isla de Pascua. En mayo de 2015, las autoridades de salud pública de Brasil confirmaron la transmisión de virus del Zika en el nordeste del país. Desde allí, se produjo un brote en diferentes países de América. A principios de agosto pasado, el Ministerio de Salud de Perú autorizó una partida especial de dinero para financiar un plan por la emergencia sanitaria por brote de zika y dengue.
Se suele confundir a la infección por zika, con dengue y chikunguña. Pero son diferentes en sus síntomas. El dengue presenta fiebre habitualmente más alta, así como dolores musculares más fuertes. Puede complicarse cuando cae la fiebre y se debe prestar atención a los signos de alarma como el sangrado. La fiebre chikunguña produce una fiebre más alta, pero el dolor de las articulaciones es más intenso y afecta manos, pies, rodillas, espalda. Puede llegar a incapacitar (doblar) a las personas para caminar y realizar acciones tan sencillas como abrir una botella de agua. En el caso de zika, la mayoría de los pacientes desarrollan erupciones en la piel y conjuntivitis.
6– Enfermedad de Chagas
"Aunque sea bajo, el riesgo de contraer Chagas para los turistas y los viajeros en América Latina no es cero", advirtió Orduna. El riesgo se debe a una forma de transmisión del parásito que causa la enfermedad que se da a través del consumo de jugo de fruta açai contaminados. En junio pasado, fueron confirmados 13 casos de Chagas en Marechal Thaumaturgo, Acre, Brasil. En su mayoría, la transmisión fue el consumo de jugos de frutas.
En América Latina, se producen 28.000 casos de Chagas por año. Era una infección propia de la región, pero durante las últimas dos décadas se ha globalizado. La mayoría de las transmisiones son por la picadura de insectos, como la vinchuca o chirimacha, la transmisión congénita de madre a hijo, y por transfusiones de sangre de donantes infectados. Provoca la muerte de 13.000 personas anualmente. De acuerdo a la Coalición de Chagas, los viajeros deben evitar dormir en lugares con paredes de paja y/o adobe que estén sin revocar o pintar, en los que existan huecos en las paredes, y no dormir en camas provistas de mosquiteras. También hay que tener cautela con el consumo de jugos artesanales de frutas. La enfermedad de Chagas tiene tratamiento con medicamentos que se toman durante 2 meses y deben ser indicados por el médico.
7- Malaria o paludismo
El paludismo o malaria es una enfermedad que puede ser mortal y se transmite por la picadura del mosquito del género Anopheles. En mayo de 2019, la Argentina logró la certificación de la OMS como "libre de paludismo" porque ha interrumpido la transmisión autóctona de la enfermedad durante al menos 3 años consecutivos. Otros países de América Latina aún están en camino hacia la interrupción y existe el riesgo de que los viajeros y los turistas pueden adquirir malaria.
En 2018, la OPS había advertido el aumento de un 20% de los casos de malaria en Brasil, Ecuador, México, Nicaragua y Venezuela en 2017 y llamó a las autoridades de la región a reforzar la vigilancia y el control. Cuba y Costa Rica notificaron en 2017 casos autóctonos y Honduras registró casos en un área donde no se habían notificado recientemente. En Ecuador y México, donde la transmisión se había reducido significativamente en los últimos años, hubo un aumento de casos en 2017. Los síntomas del paludismo son fiebre, escalofríos, malestar general, dolor de cabeza, entre otros. Si se planea un viaje a zonas con circulación, se debe consultar al médico para que evalúe la necesidad de tomar de medicación preventiva.
Para prevenir las picaduras de insectos y reducir el riesgo de enfermarse tanto por paludismo o malaria, dengue, chikunguña, fiebre amarilla y zika, la Sociedad Latinoamericana de Medicina del Viajero recomienda: seleccionar alojamiento con persianas o aire acondicionado, colocar insecticidas para desalojar a los mosquitos de las habitaciones, y vestir ropa clara que cubra los brazos y las piernas, especialmente durante la mañana y la tarde cuando se hacen actividades al aire libre. Además, se aconseja usar repelente sobre la piel expuesta con DEET o N, N-dietilmetiltoluamida al 25-50%, con una duración de hasta 6 horas. También los repelentes se puede utilizar sobre ropas y mosquiteros. Hay que evitar cosméticos perfumados porque atraen a los mosquitos. Se deben vaciar y limpiar o cubrir los recipientes con cualquier agua estancada que pueda servir como criaderos de mosquitos.
8- Rabia
Por contacto con animales, aún la rabia es un riesgo para viajeros. Es una enfermedad viral que afecta al sistema nervioso de los mamíferos, incluyendo a los seres humanos. Se previene con vacunas, tanto en animales como en los seres humanos. En la Argentina, los perros y los gatos son los principales transmisores de rabia pero también pueden serlo algunos animales silvestres como los murciélagos.
El virus presente en el animal infectado se puede transmitir a través de la herida causada por una mordedura, o bien cuando el animal lame una parte del cuerpo de la persona lastimada recientemente. "La rabia aún es considerada una enfermedad desatendida ya que en algunos países se encuentran barreras a las vacunas y al tratamiento adecuado. Existen casos de personas infectadas en América Latina por estar en contacto con monos infectados", contó el doctor Orduna. Los síntomas de la rabia son fiebre, inquietud, dificultad para tragar, dolor de cabeza, y sensación de hormigueo en el sitio de mordedura o lamedura, días después de haber sido agredido por un animal, de acuerdo con la Secretaría de Gobierno de Salud de la Argentina. Según informó a Infobae Mirta Roses, la ex directora general de la OPS y miembro de la Red Mundial para el Control de las Enfermedades Tropicales Desatendidas, "la rabia humana fue reducida en 30 años en América en el 95% y rabia canina en 98%, pero aún el riesgo de contraerla existe".
9- Mordedura de serpientes
Aunque se desconoce el número exacto de mordeduras de serpiente, se calcula que afectan a unos 5,4 millones de personas al año, de las cuales unos 2,7 millones se envenenan, de acuerdo con la OMS. En América Latina y otras regiones en desarrollo, las personas afectadas encuentran obstáculos al antídoto para tratar la mordedura, y por eso se considera como un problema de salud desatendido desde 2017.
Las mordeduras de serpientes venenosas pueden producir parálisis, y luego un paro respiratorio, trastornos hemorrágicos potencialmente mortales, insuficiencia renal irreversible o daños tisulares que pueden necesitar amputación y causar otras discapacidades permanentes. Si bien los más afectados son los trabajadores agrícolas y los niños, los viajeros no están exentos de riesgo.
Cuando una persona sufre una mordedura, se debe inmovilizar completamente el miembro afectado y acudir rápidamente a un centro médico. De acuerdo con la OMS, la colocación de un torniquete o la incisión de la herida pueden agravar los efectos del veneno y no deben formar parte de los primeros auxilios. Con frecuencia, las víctimas de mordeduras de serpiente deberán ser tratadas con un suero antiofídico.
Es importante que ese suero sea el adecuado para las serpientes endémicas en la región. Otras medidas complementarias son la limpieza de la herida para reducir el riesgo de infección, el uso de tratamientos de apoyo como la respiración asistida, y la administración de la vacuna contra el tétanos antes del alta del paciente en caso de que no esté vacunado adecuadamente.
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