La obesidad, una cuestión de peso que impacta de manera negativa en la fertilidad

Diversos estudios científicos demuestran que aquellas mujeres que poseen sobrepeso o, en el otro extremo, bajo peso, tienen mayores dificultades para lograr un embarazo. Cuál es el impacto de la nutrición en la función reproductiva y qué ocurre en los casos en que es necesario recurrir a un tratamiento de fertilización. Qué dicen los expertos

Las mujeres obesas sufren con frecuencia disfunción menstrual que conduce a la ausencia de ovulación y la consiguiente infertilidad (Shutterstock)

Los resultados de la cuarta Encuesta Nacional de Factores de Riesgo se conocieron en abril y sus conclusiones no hicieron más que reafirmar la preocupante propensión de los argentinos hacia la obesidad, el sobrepeso, el tabaquismo y la diabetes, entre otras patologías responsables de la mayoría de las enfermedades no transmisibles que -se sabe- son una de las principales preocupaciones en materia de salud pública en el mundo.

Los números no mienten: el 61,6% de los argentinos tiene exceso de peso, en una proporción de 36,2% de personas con sobrepeso y 25,4% con obesidad.

Los datos confirman el avance de la epidemia, si se considera que la obesidad alcanza hoy a un cuarto de la población y aumentó desde 2005 casi 11 puntos porcentuales, ya que en la primera encuesta este indicador había arrojado que el 14,6% de la población encuestada registraba algún grado de obesidad. Y las mujeres en edad fértil no escapan a esa preocupante tendencia.

En las mujeres que se encuentran con sobrepeso u obesidad, el descenso de un 10% del peso corporal disminuye el IMC y modifica parámetros metabólicos

Hasta hace unos años, poco se sabía acerca de la relación que existía entre la fertilidad y la nutrición. Hoy en día, es una de las ramas que integran un tratamiento de fertilidad. Y la evaluación del peso corporal es fundamental al momento de encarar la búsqueda de un embarazo, ya que varios estudios científicos demuestran que aquellas mujeres que poseen sobrepeso -o bajo peso- tienen mayores dificultades para concebir.

"En particular, las mujeres obesas sufren perturbaciones del 'eje hipotalámico hipofisario ovárico', y con frecuencia sufren disfunción menstrual que conduce a la ausencia de ovulación y la consiguiente infertilidad". La médica especialista en nutrición Virginia Busnelli (MN 110351) explicó que "en la obesidad, los adipocitos (células grasas) actúan como órganos endocrinos; de hecho, el tejido adiposo libera varias moléculas bioactivas, llamadas adipocinas, que interactúan de manera variable con múltiples vías moleculares de resistencia a la insulina, inflamación, hipertensión, riesgo cardiovascular, coagulación y diferenciación y maduración de ovocitos".

Según la directora del Centro de endocrinología y nutrición Crenyf, "además, la implantación endometrial y otras funciones reproductivas se ven afectadas en mujeres obesas con complicaciones que incluyen concepciones retrasadas, mayor tasa de abortos espontáneos, resultados reducidos en los tratamientos de concepción asistida, entre otras".

Para optimizar la búsqueda de un bebé, ya sea de manera natural o bajo tratamiento, es importante controlar el peso (Getty)

El médico especialista en fertilidad Sergio Pasqualini (MN 39914) es director científico de Halitus Instituto Médico y señaló que "así como sucede con determinados órganos, la mala nutrición tiene un impacto documentado sobre el funcionamiento de los órganos reproductivos y la posibilidad de concebir". "No sólo eso: aun en el caso de que se produzca la gestación, el entorno nutricional inadecuado dentro del vientre puede aumentar el riesgo de que los hijos desarrollen enfermedades crónicas cuando sean adultos", sostuvo el especialista, quien resaltó que "en una edición reciente de la revista Nature, David Barker y otros epidemiólogos de las universidades de Southampton (Inglaterra) y Emory (Estados Unidos) señalaron que la evidencia científica sugiere que las mujeres deben empezar a comer de manera saludable desde antes de quedar embarazadas".

"Las obesas, por caso, acumulan más metabolitos (pequeñas moléculas) en sus folículos ováricos que las delgadas, produciendo un doble efecto potencial: reducir la fertilidad y aumentar la probabilidad de que la descendencia, muchos años después, desarrolle diabetes, afecciones cardíacas o cáncer", explicó Pasqualini.

En aquellas mujeres que comienzan un tratamiento de fertilidad de alta complejidad, varios estudios demostraron que la obesidad se asocia con peores resultados reproductivos

Y tras asegurar que "la obesidad es un problema común entre las mujeres en edad reproductiva, que implica una acumulación anormal y excesiva de grasa que afecta negativamente el estado de salud", Busnelli detalló que "según la Organización Mundial de la Salud (OMS), si el índice de masa corporal (IMC) es igual o superior a 25 se considera sobrepeso, mientras que el IMC superior a 30 define la obesidad".

"Estudios más modernos calcularon, por ejemplo, que las mujeres obesas que tienen un IMC de 35 a 40, aunque ovulen normalmente, tienen entre un 23 y un 43% menos chances de quedar embarazadas que aquellas cuyo IMC es inferior a 29 -aseguró Pasqualini-. Según otros trabajos, la tasa de fertilización en las 'gorditas' llega a reducirse entre un 10 y un 45% en comparación con las mujeres que tienen peso normal. Tanto es así, que algunas mujeres pueden lograr el éxito reproductivo simplemente bajando de peso".

En ese sentido, la médica endocrinóloga María Gilligan (MN 115740) explicó que "existen factores extra ováricos que contribuyen a una disminución en la capacidad reproductiva. La obesidad se asocia con una alteración en la maduración de los folículos del ovario y con una mayor degeneración o muerte de estos folículos, lo que lleva a una peor calidad ovocitaria".

La implantación endometrial y otras funciones reproductivas se ven afectadas en mujeres obesas (Shuttestock)

Según la especialista de Halitus Instituto Médico, "esto es ocasionado por una mayor secreción de la Hormona Luteinizante (LH), una de las que regulan el ciclo menstrual, y por los altos niveles de insulina". "Cuando existe insulinorresistencia (IR), la insulina no puede trabajar de manera eficaz y requiere una mayor producción para realizar el mismo trabajo. Ese hiperinsulinismo resultante, puede producir un aumento en los niveles de andrógenos (hormonas como la testosterona), con la consecuente anovulación. Un 75% de las pacientes obesas padecen de insulinorresistencia -precisó-. A su vez, existe una asociación con la pérdida recurrente de embarazos, ya que la IR puede provocar un estado de hipercoagulabilidad y aumento de los niveles de proteínas que regulan la inflamación (citoquinas inflamatorias), con mayor daño en el endotelio vascular y disminución de la implantación".

"La IR tiene una alta relación con el síndrome de ovario poliquístico. Además, las mujeres obesas suelen tener mayor tejido adiposo visceral, que es un regulador clave de factores que aumentan la insulinorresistencia, con mayor inflamación y alteración de factores de coagulación", describió Gilligan, para quien "aquellas mujeres que comienzan un tratamiento de fertilidad de alta complejidad, varios estudios demostraron que la obesidad se asocia con peores resultados reproductivos. Incluyendo un aumento en la cancelación del ciclo, disminución de la implantación y aumento de abortos espontáneos".

Cómo abordar la búsqueda

La obesidad se asocia con una alteración en la maduración de los folículos del ovario y con una mayor degeneración o muerte de estos folículos (Shutterstock)

Es importante realizar una consulta nutricional que permita evaluar, por un lado, la relación entre el peso y la talla a través de una medida llamada IMC para poder clasificar al individuo en: bajo peso, normopeso, sobrepeso u obesidad. Por el otro, se realiza una anamnesis alimentaria para determinar los hábitos alimentarios de un individuo y ver si estos hábitos conllevan a una deficiencia nutricional.

"En las mujeres que se encuentran con sobrepeso u obesidad, el descenso de un 10% del peso corporal disminuye el IMC y modifica parámetros metabólicos que inciden en el eje reproductivo, mejorando la sensibilidad a la insulina, disminuyendo los niveles de andrógenos en sangre y aumentandolas tasas de ovulación". Según Gilligan, "el plan de alimentación llevado a cabo en esta situación apunta a una dieta hipocalórica, contemplando el aporte cuantitativo y cualitativo de los macro y micronutrientes esenciales para el óptimo funcionamiento del organismo".

Otro aspecto a evaluar, es la existencia de una deficiencia o exceso nutricional a través de una profunda anamnesis alimentaria. "Hay nutrientes que se consideran de fundamental importancia en el ámbito de la fertilidad, dentro de ellos se encuentran los antioxidantes, ácidos grasos esenciales (Omega 3), zinc, selenio y ácido fólico -sostuvo la especialista-. Por otro lado, se realiza especial énfasis en el consumo diario de cafeína, que no debe exceder los 200mg/día (dos tazas de café) ya que la misma posee un efecto vasoconstrictor, impidiendo una buena irrigación del útero y dificultando la concreción del embarazo".

En general, estas dos variantes (sobrepeso y deficiencia nutricional) vienen de la mano, ya que dentro de sus hábitos alimentarios el consumo de frutas y verduras se encuentra muy disminuido.

"Para optimizar la búsqueda de un bebé, ya sea de manera natural o bajo tratamiento, es importante controlar el peso, seguir una dieta variada que incluya sobre todo frutas y verduras, para asegurar el aporte necesario de vitaminas, minerales, oligoelementos y antioxidantes que son fundamentales para la salud reproductiva. No debemos olvidar incluir grasas saludables (frutos secos, aceite de oliva), proteínas (las de origen animal, preferentemente del pescado) y productos lácteos", ahondó, y concluyó: "Por todo ello, cuando una pareja decide planear un embarazo, es importante la evaluación endocrinológica y nutricional para detectar si existe algún desorden que esté afectando su fertilidad".

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