Para muchos individuos la fertilidad representa la verdadera esencia de la existencia humana.
La infertilidad es una enfermedad (ya reconocida desde hace años por la Organización Mundial de la Salud como tal) muy particular ya que fundamentalmente depende de la percepción de la mujer o el hombre. Una mujer de 30 años sin ovarios y sin deseos de ser madre no podría considerarse estrictamente enferma. Pero una mujer de 50 años que tiene el deseo de ser madre puede padecer este estado como un grave inconveniente y buscará ayuda médica.
La Congelación de tejido humano ha brindado oportunidades en diferentes áreas de la medicina.
La vitrificación de óvulos es un enorme logro científico que ha cambiado para siempre la perspectiva reproductiva de la sociedad humana. Una innovación científica con una clara aplicación en la práctica. Es tan trascendente a la hora de planificar la vida reproductiva, como en su momento la aparición de los anticonceptivos orales.
Para la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva y otras diversas sociedades científicas, la crio preservación de ovocitos para preservación de la fertilidad por causas "sociales o preventiva" es segura, eficaz, éticamente aceptable, con bajos riesgos emocionales, y costo efectivo. Aún para mujeres que no están en peligro de perder la fertilidad inmediatamente, está alternativa es válida balanceando riesgos y beneficios. Dando la posibilidad a la mujer de manejar su propia autonomía. El número de mujeres que consultan y luego se deciden a congelar sus ovocitos ha aumentado en forma casi exponencial en nuestro país y en todo el mundo.
Durante los meses de septiembre y octubre del 2018 desde CEGyR (Centro de Medicina y Genética Reproductiva) y junto a la consultora en estudios de mercado Opinaia realizamos una encuesta a nivel nacional. El objetivo de esta fue indagar el conocimiento, actitudes y expectativas de los tratamientos de criopreservación de óvulos, en mujeres en edad fértil (entre 20 y 40 años) y sin hijos, mediante una encuesta autoadministrada realizada online con un panel de la consultora que analiza diversos temas sociales. La investigación consistía en preguntas abiertas y cerradas, con duración aproximada de 10´. Contestaron la encuesta 835 mujeres distribuidas de acuerdo con el nivel socioecómico representativo de las ciudades más grandes de Argentina.
Cuando se le preguntó a qué edad creían que comenzaba el deterioro de la capacidad ovárica, un 38% afirmó que a partir de los 35 años, el 30% consideró a partir de los 40 años, mientras que 12% luego de los 45 años.
No hay un punto exacto en la cronología femenina en el que comience el deterioro de la función reproductiva, pero se estima que arranca a partir de los 30. Por ejemplo, los programas de Ovodonación por lo general no admiten donantes de más de 31/32 años. Esto significa que más del 80% de las encuestadas subestiman este dato trascendental para la planificación.
El 64% de las entrevistadas manifestó que la edad ideal para tener un hijo es entre los 28 y 35 años. Esto muestra una tendencia a un aumento de unos 10 años respecto a generaciones pasadas, en las que la maternidad solía comenzar al inicio de la segunda década de la vida.
A la hora de conversar sobre el tema, llamó la atención que solo el 24% de las entrevistadas lo habían hablado alguna vez con su ginecólogo/a y 34% nunca lo habían hablado con nadie. La mayoría de las mujeres conversó sobre el tema con personas de su círculo íntimo.
Un dato revelador de la encuesta fue que 65% de las mujeres consideran la opción de ser madres solteras en el caso de no haberse vinculado con otra persona. Si bien no tenemos registros previos sobre esta actitud, el aumento los tratamientos que se realizan con muestras de semen de banco acreditan esta tendencia que observamos en la práctica. Los cambios en los paradigmas sociales acompañan y crecen en paralelo a los avances científicos en tratamientos reproductivos.
El 87% de las mujeres tienen conocimiento de la posibilidad de postergar la maternidad mediante la crio preservación de óvulos y el 70% estarían dispuestas a realizarlo.
Casi un 75% de las mujeres consideran apropiado que las compañías paguen a sus empleadas los tratamientos de crio preservación de óvulos. El 45% de las mujeres perciben que los hombres no tienen interés en tener una relación estable y comprometida.
Como argumento válido para optar por la criopreservación de óvulos, las cuestiones de desarrollo personal y de planificación familiar poseen casi el mismo peso que las cuestiones de salud, lo que refuerza la hipótesis de que el empoderamiento femenino es el valor social de época que cambia la forma de ver la concepción.
Solo el 20% de las mujeres conocen con claridad el costo del tratamiento de criopreservación de ovocitos, y el 98% de las mujeres consideran que el tratamiento debería ser cubierta por el seguro médico.
Hoy en día, se acercan muchas mujeres a los consultorios de centros de reproducción que promedian la tercera década, que aún no han sido madres o no ven ese proyecto tan cercano, enfrentándose a dos temores: 1) arrepentirse por haber congelado ovocitos. Ya sea por no usarlos o no lograr el embarazo con los mismos, perdiendo tiempo, esfuerzo, al haberse sometido a un gasto físico y económico; 2) arrepentirse algún día, por no haber congelado sus ovocitos en su debido momento y encontrarse en la vida con una ausencia de maternidad no intencionada (en inglés: unintended childnesless)
El riesgo de arrepentimiento es un poderoso propulsor de las mujeres que deciden consultar y finalmente congelar sus ovocitos.
El trasfondo más importante de este debate interno es, por un lado, poder ser madre de un hijo que cargue con la propia genética y por el otro, evitar a futuro tratamientos costosos y engorrosos, que inclusive deban recurrir a terceras partes (donación de ovocitos).
Pensar seriamente en la posibilidad de congelar los óvulos es una oportunidad única y una instancia que ninguna mujer en edad reproductiva, con o sin deseo de ser madre, debiera perderse.
De las mujeres que consultan al médico especialista en reproducción asistida sobre congelar sus óvulos, algunas lo hacen y otras no. Pero algo es claro: de la consulta suele llevarse mucha información para tomar decisiones. Esta información no siempre es la más agradable, ni la que ellas esperan recibir. Consultar y evaluarse es someterse a un acto de valentía, que ayuda a crecer como persona en cuanto a la orientación que cada uno busca en su vida. No pensar en el tema también es tomar una decisión de vida, pero de forma inconsciente y pasiva. No decidir es decidir.
A la hora de congelar hay otro aspecto que es fundamental: la congelación de óvulos no es una garantía absoluta de poder tener un bebé en casa mediante este procedimiento.
Es fundamental conocerlos los alcances reales que tiene esta crio preservación, en términos de posibilidades de éxito a futuro. La educación y la información es trascendental.
A la hora de explicar a las pacientes debemos ser muy cautelosos como médicos en no prometer falsas expectativas, ni crear un escenario exitista en torno al procedimiento. Debemos analizar beneficios, seguridad, eficacia y riesgo También es apropiado manifestar el desconocimiento científico de posibles efectos para la salud a largo plazo.
El nivel de conocimiento declarado sobre la existencia de la criopreservación de óvulos es alto; y es alta también la aceptación de la mujer a realizar tratamientos de criopreservación, movilizada principalmente por un cambio de roles y valores sociales que hacen que: la mujer tienda a priorizar su desarrollo personal y profesional antes que la formación de una familia. En ese sentido también, se prioriza la planificación familiar en caso de tener una pareja estable.
La posibilidad de formar una familia sin padre es una opción válida para la mayoría de las mujeres que respondieron la encuesta
Observamos como resultado de esta investigación que hay un alto nivel de desconocimiento sobre la evolución fisiológica de la capacidad fértil de la mujer. Corroboramos con números los cambios de paradigmas sociales en cuanto a la conformación familiar que percibimos en nuestros consultorios. Esto deja abierto un espacio amplio para avanzar en la divulgación y educación en el área reproductiva para que la mujer llegué lo mejor preparada posible para tomar las decisiones más apropiadas para su futuro.
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