Por Valeria Román
Cada minuto, nacen 250 bebés en el mundo. Para sus familias, es un acontecimiento extraordinario. Para los científicos, el nacimiento es el desenlace de un hecho que implica una cautivante paradoja: el sistema inmune de la mujer se dedica a defenderla contra la invasión de virus, bacterias, hongos, entre otros, pero permite el desarrollo de un feto, que contiene material genético proveniente de otra persona. Ahora, científicos de Inglaterra, España y Alemania han realizado por primera vez el atlas de las células que están en la zona de contacto entre la placenta y la mujer durante los primeros meses de embarazo. De esta manera, corroboraron la existencia de mecanismos moleculares que hacen que el sistema inmune de la mujer se "amigue" con la presencia del feto.
El atlas con 35 tipos de células fue publicado por los investigadores en un trabajo de la revista Nature de Gran Bretaña. Lo consiguieron a partir de estudiar 70.000 glóbulos blancos y células de la placenta y de la decidua (la capa que se forma en el útero gestante), que provenían de mujeres cuyos embarazos terminaron entre las semanas 6 y 14 de gestación que dieron previamente su consentimiento por escrito.
La identificación de esos tipos de células y de los mecanismos moleculares que se producen en la interacción entre el sistema inmune materno y el feto aporta más conocimiento para entender las causas de diferentes problemas que pueden surgir durante el embarazo. "Se puede afirmar que hay múltiples mecanismos para garantizar un ambiente amistoso entre células fetales y maternas", dijo a Infobae la primera autora del trabajo, la biotecnóloga española Roser Vento-Tormos, quien hace un postdoctorado en el laboratorio de la científica Sarah Teichmann, en el Instituto Sanger, en Cambridge, Reino Unido.
Días después de que el óvulo se una al espermatozoide, se forma el blastocisto, que se implanta en el útero de la mujer. Se forma también la placenta en la decidua, que es la mucosa que recubre el útero de manera transitoria. Allí, las células fetales y maternas establecen contacto. Tradicionalmente se consideraba que el feto era como un injerto dentro de la mujer, pero gracias al avance del campo de la investigación en inmunología del embarazo todo cambió. El atlas -que también fue llevado a cabo por investigadores de YDEVS Desarrollo de Software de Valencia, España, el Centro de Investigación del Cáncer de Heidelberg, de Alemania, y de las universidades de Cambridge y de Newcastle, de Inglaterra- implicó otro paso en esa dirección.
"En nuestro estudio, observamos que las células localizadas en la capa adyacente a la placenta expresan moléculas immunomodulatorias, y que por lo tanto, reducen cualquier tipo de inflamación que pueda ser creada por la invasión de las células fetales que forman la estructura básica de la placenta, y que invaden el útero", contó Vento-Tormos.
El feto tiene células propias que ayudan a que el sistema inmune de la madre no lo ataque. Son los trofoblastos, que son los principales componentes de la placenta. "En una de las rutas de diferenciación, los trofoblastos se diferencian e invaden la decidua y se dirigen hacia las arterias. Allí, sustituirán a las células endoteliales maternales y engrosarán a las arterias. Este proceso es crucial para que se incremente el flujo de sangre hacia la placenta, y por tanto el cambio de nutrientes entre el feto y la madre. En su camino se van a encontrar con las células inmunes maternas y se comunicarán con ellas. Esta comunicación tan específica, que describimos en detalle en nuestro artículo, contribuye a que las células fetales y maternas co-existan en el mismo ambiente. De hecho, nuestro estudio sugiere que el sistema inmune puede ser necesario para la necesaria invasión de los trofoblastos", comentó Vento-Tormos.
Con el atlas, se buscó "ver todas las células que existen en el microambiente y como "hablan" entre sí. "No me gusta usar la palabra 'tolerar' ya que el sistema inmune no está dormido. El sistema inmune materno está activo y tiene funciones específicas como ayudar en el remodelado de las arterias o ayudar a que los trofoblastos fetales invadan el tejido y vayan hacia las arterias. Existe una comunicación específica entre los trofoblastos y las células inmunes maternas para que ambas células se relacionen pacíficamente", destacó la científica española.
"En la actualidad, hay mucho interés en conocer cuáles son los mediadores y los mecanismos del "diálogo" o interacción- entre la placenta y el sistema inmunitario de la madre al inicio del embarazo. La comprensión de estos mecanismos a nivel celular y molecular podría aportar al desarrollo de tratamientos tempranos para las complicaciones gestacionales que se diagnostican hacia el final del embarazo, como la preeclampsia y la restricción del crecimiento fetal, que pueden tener serias consecuencias para la salud materna y neonatal", comentó a Infobae la doctora en ciencias químicas Claudia Pérez Leirós, investigadora principal del Conicet en el IQUIBICEN, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, quien junto con la doctora Rosanna Ramhorst dirige un grupo de investigación especializado en inmunología de la reproducción. El trastorno de preeclampsia puede afectar hasta el 5% de las embarazadas, altera la presión arterial y causa la muerte de 76.000 mujeres por año en el mundo (el 25% de esos fallecimientos ocurren en América Latina).
"El atlas publicado en la revista Nature es muy valioso -opinó la doctora Pérez Leirós-. Describe las distintas poblaciones celulares presentes en la interfaz materno-fetal en el inicio del embarazo e indica sus posibles interacciones mediante una nueva tecnología de estudio del ARN de las células a nivel individual, que se llama transcriptómica y un análisis bioinformático. Como los autores compartieron los datos obtenidos en un repositorio público, seguramente ese caudal de información será utilizado por investigadores de otros laboratorios, y contribuirá a acelerar estudios vinculados al embarazo y a las patologías asociadas".
Además de las patologías relacionadas con el embarazo, el atlas del primer trimestre del embarazo también podría brindar pistas para comprender mejor qué le pasa al sistema inmune cuando el cuerpo recibe un trasplante de órgano de otra persona, o cuándo se desarrollan tumores. "El ambiente durante el embarazo y el cáncer tienen similitudes", señaló Roser Vento-Tormos. "En ambos escenarios co-existen células con ADN diferentes. En el cáncer, las células cancerosas son diferentes debido a las mutaciones que acumulan en el ADN. Aún así tienen mecanismos para esquivar la respuesta inmune, de forma similar como ocurre con los trofoblastos fetales. En este ambiente, detectamos la presencia de inhibidores de punto de chequeo inmunitario similares de los que ocurre en cáncer".
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