Nuevamente fin de año y llega la época de exámenes en todos los niveles. Tal vez sin saberlo, muchos alumnos "sufren" de manera desproporcionada esta situación que les impide avanzar en sus carreras.
Al cansancio acumulado del año, en esta época alumnos de todos los niveles ven exacerbado su estrés al momento de enfrentarse a la tan temida mesa examinadora, que define si se aprueba la materia, se pasa de año, se finaliza el cuatrimestre, se obtiene el título, o lo que corresponda, según el nivel de estudio.
Esta realidad, no diagnosticada a tiempo, puede desencadenar en una situación incapacitante que obligue al abandono de los estudios y deja truncas varias carreras y aspiraciones profesionales. Pero es un problema que tiene solución.
Al clásico nerviosismo y mente en blanco, se le suman temblores, aceleración de la tasa cardíaca y respiratoria, náuseas y vómitos
Es que a esta altura del año un gran porcentaje de estudiantes de todas las edades y niveles educativos deben enfrentarse a los exámenes que les permitirán avanzar en sus carreras. Por eso es bueno comenzar a prepararse para enfrentar esa instancia decisiva en la vida de cualquier ser humano. Los estudiantes ven que los tiempos se acortan, el nerviosismo crece y la ansiedad aumenta.
Esta situación es histórica y se vivió por generaciones. Pero, si al clásico nerviosismo y mente en blanco, se le suman temblores, aceleración de la tasa cardíaca y respiratoria, náuseas y vómitos se convierten en factores que indican la presencia de un cuadro de fobia.
"Si estos síntomas se manifiestan frente a una situación de examen, en muchos de los casos termina provocando que el alumno directamente no se presente a rendir la evaluación y abandone su proceso de capacitación". Para la licenciada en Psicología Gabriela Martínez Castro (MN 18627), "este cuadro, también llamado ansiedad social discreta, se caracteriza por incapacitar cada vez más la vida académica de quienes lo padecen, llegando en el peor de los casos a que la persona abandone sus estudios por temor a la evaluación negativa, desaprobación o a hacer el ridículo, a pesar de haber estudiado lo suficiente".
La directora del Centro de Estudios Especializado en Trastornos de Ansiedad (CEETA), señaló al respecto que "por lo general no se llega a la consulta con un especialista, sino que se lo obliga a intensificar las clases particulares, entre otros paliativos. Por este motivo es importante que los padres detecten el problema y lo traten adecuadamente con un especialista en trastornos de ansiedad".
Quienes padecen esta fobia tienen características comunes: altas exigencias con respecto a sus estándares personales, perfeccionismo, preocupación desmedida por los errores y gran vulnerabilidad a las críticas de los demás.
El origen de dicha fobia, contó Martínez Castro, puede basarse en tres causas diferentes, las cuales se relacionan con la genética, la herencia familiar; con los factores socio ambientales, al haber crecido rodeado de personas temerosas, sobreprotectoras, tímidas y altamente exigentes; o por presenciar o haber presenciado situaciones desencadenantes, como haber pasado el ridículo o haber sido rechazado o desaprobado en forma traumática para el individuo.
El origen de esta fobia puede deberse a tres causas diferentes, las cuales se relacionan con la genética, la herencia familiar; o los factores socio ambientales
En cuanto al tratamiento de la fobia a los exámenes, la especialista recomendó la terapia cognitivo-conductual (TCC), que consiste en el trabajo directo sobre la forma en que la persona procesa la información -como si fuese un ordenador- y sobre la conducta desadaptativa, como por ejemplo las evitaciones a la hora de rendir.
"El tratamiento para este tipo de fobia -concluyó la licenciada- es breve y activo, tanto por parte del terapeuta como del paciente. Además, se recomienda que se realice de manera inmediata apenas se lo diagnostica, pues se trata de un cuadro que evoluciona hasta incapacitar la vida académica del individuo obligándolo muchas veces a abandonar su capacitación".
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