Cada mes de noviembre se celebra la Semana Mundial de Concienciación sobre el Uso de los Antibióticos, que tiene como objetivo concienciar al mundo sobre el problema de la resistencia a los antibióticos y alentar prácticas óptimas entre la población, los profesionales sanitarios y los planificadores de políticas para evitar la ulterior aparición y propagación de resistencias.
En el pasado, las semanas mundiales tuvieron generalmente un único lema general. Este año habrá la posibilidad de elegir.
El mal uso y el abuso sistemático de estos fármacos en la medicina y la producción de alimentos puso en riesgo a todas las naciones
La campaña de la Semana de 2018 trata de ofrecer mayor flexibilidad a las regiones y a los países para que reflejen sus prioridades, niveles de concienciación pretendidos y destinatarios. El planteamiento fue vincularla con el plan de acción mundial sobre la resistencia a los antimicrobianos, que establece cinco objetivos:
1- Mejorar la concienciación y la comprensión con respecto a la resistencia a los antimicrobianos a través de una comunicación, educación y formación efectivas;
2- Reforzar los conocimientos y la base científica a través de la vigilancia y la investigación;
3- Reducir la incidencia de las infecciones con medidas eficaces de saneamiento, higiene y prevención de las infecciones;
4- Utilizar de forma óptima los medicamentos antimicrobianos en la salud humana y animal;
5- Preparar argumentos económicos a favor de una inversión sostenible que tenga en cuenta las necesidades de todos los países, y aumentar la inversión en nuevos medicamentos, medios de diagnóstico, vacunas y otras intervenciones.
Los antibióticos son sustancias que combaten a las bacterias, especialmente diseñadas contra las que son nocivas para la salud. Intervienen en mecanismos vitales de las bacterias, como la interrupción de su síntesis de proteínas o de su pared celular. Este daño es selectivo y no afecta a las células humanas.
En el principio de esta nueva "era antibiótica", las nuevas sustancias eran sumamente efectivas para controlar las infecciones bacterianas, pero con el tiempo de su uso comenzó a reportarse en diferentes lugares del mundo una disminución de su efectividad: las bacterias habían desarrollado una forma de resistirse a los antibióticos.
La resistencia a los antimicrobianos supone una amenaza a la esencia misma de la medicina moderna y a la sostenibilidad de una respuesta de salud pública mundial eficaz
Con el tiempo comenzaron a aparecer casos típicos de bacterias multirresistentes que se encuentran en los hospitales y para las que las terapias antibióticas no suelen ser suficientes.
El uso de medicamentos debe ser sumamente responsable: ni los médicos deberían abusar de su prescripción ni los pacientes creer que son caramelos y automedicarse. Además, es necesario completar las terapias antibióticas indicadas.
"El mal uso y el abuso sistemático de estos fármacos en la medicina y la producción de alimentos puso en riesgo a todas las naciones. Hay pocos productos de recambio en fase de investigación y desarrollo. Sin medidas armonizadas e inmediatas a escala mundial avanzamos hacia una era post antibiótica en la que infecciones comunes podrían volver a ser mortales", alertó la OMS.
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