Retraso en la adquisición del habla, lectura poco precisa y otras señales para la detección temprana de la dislexia

Según estimaciones mundiales, un 10% de la población puede presentar uno de los trastornos del aprendizaje más frecuentes. Los especialistas alertaron de que "es importante estar atentos a las señales mínimas que cada niño presenta". Trabajar de manera precoz hace la diferencia

La edad promedio de consulta es de 10 años y 5 meses

La dislexia, por definición consensuada por la Asociación Internacional de Dislexia, es "una dificultad específica de aprendizaje (DEA) de origen neurobiológico, caracterizada por la presencia de dificultades en la precisión y fluidez en el reconocimiento de palabras (escritas) y por un déficit en las habilidades de decodificación (lectora) y deletreo (ortografía)".

Es persistente a lo largo de la vida, pero con adecuaciones de acceso, metodológicas y de evaluación, la persona con dislexia podrá seguir el mismo ritmo de aprendizaje y de adquisición de contenidos que sus pares. La inclusión de recursos tecnológicos es necesaria en determinados momentos del proceso de aprendizaje.

En el marco del Día Mundial de la Dislexia, cabe resaltar la importancia de detectar este trastorno de manera temprana para determinar las necesidades específicas de un tratamiento adecuado.

La detección temprana permite optimizar las habilidades de cada niño para que pueda alcanzar un desempeño promedio

"Es importante estar alerta a las señales mínimas que cada niño presenta. Trabajar de manera precoz hace la diferencia en aquellos niños que presentan un ritmo de aprendizaje más lento que el resto. Así será posible optimizar sus habilidades y que puedan alcanzar un desempeño promedio. A la vez, que no se vea afectado el avance de su autoestima", afirmó Paula Uhrig, licenciada en Psicopedagogía (MP 434), coordinadora del Servicio de Psicopedagogía de Fleni Escobar.

En los últimos dos años se observó que la edad promedio de consulta fue de 10 años y 5 meses. "Es clave trabajar con los padres y docentes para que las consultas lleguen antes. Se trata de lograr un acompañamiento escolar y familiar eficaz, un tratamiento adecuado, atenuando el impacto negativo del fracaso escolar sobre el desarrollo de la autoestima de los niños. La detección temprana contribuye a optimizar las habilidades académicas descendidas y a minimizar el impacto emocional que conlleva el fracaso escolar", agregó la especialista.

¿Qué indicadores considerar según la edad?

El niño disléxico debe poner tanto esfuerzo en las tareas de lectoescritura que tiende a fatigarse (iStock)

Tanto padres como docentes deben prestar atención al desarrollo del aprendizaje de cada niño. Si bien cada uno tiene sus tiempos, se pueden detectar ciertos signos de alerta. Y al detectarlos lo que se recomienda es hacer la consulta con los especialistas.

Niños de 3 a 6 años
– Historia familiar de dificultades escolares.
– Retraso en la adquisición del habla.
– Dificultades para aprender series: colores, días de la semana, serie numérica.
– Confusión en el reconocimiento de conceptos de orientación espacial (derecha-izquierda) y nociones temporales (hoy-mañana-ayer).
– Dificultades para rimar, establecer el sonido inicial de las palabras, establecer la relación entre la imagen y el sonido de las letras.

Si bien cada niño tiene sus tiempos, se pueden detectar ciertos signos de alerta

Niños de 7 a 11 años
– Lectura lenta o silabeante.
– Lectura poco precisa y con mucho esfuerzo.
– Lectura correcta pero poco automatizada.
– Dificultades para comprender textos debido al esfuerzo para leer.
– Inversiones, omisiones, sustituciones y traslados de letras, números y palabras.
– Confunde unas letras con otras y cambia y sustituye las sílabas de las palabras
– Dificultades para el deletreo de palabras conocidas y en el manejo de la ortografía.
– Expresión escrita desorganizada y con una gramática deficitaria.
– Dificultad para resolver cálculos, aprender las tablas y resolver problemas. Asimismo, para el manejo del tiempo y del dinero.
– Pueden presentar conductas evitativas frente a tareas escolares.
– Períodos cortos de atención, se distraen o pierden objetos con facilidad.

"Recientemente se observó en pacientes estudiados por PET que el flujo cerebral es menor en áreas que están implicadas en el proceso de la lectura, como las circunvoluciones frontal inferior izquierda, parieto-temporal y occipito-temporal. También es una patología que se asocia a cargas genéticas, ya que más del 60% de los chicos con dislexia tienen antecedentes familiares", destacó el neurólogo infantil Juan Manuel Ferrer, jefe de Neurología Infantil del Instituto de Neurociencias Buenos Aires (Ineba).

Según el especialista, "los primeros síntomas hacen que a los chicos se los tilde de vagos, y al no tener deficiencias cognitivas los niños se sienten con baja autoestima, no les gusta el colegio ni los exámenes y se distraen con facilidad".

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