¿Qué más se le puede pedir a una proteína que haga por el futuro promisorio del Alzheimer, que detener su evolución en el tiempo? Una enfermedad neurodegenerativa que se estima -según cifras actuales de la Organización Mundial de la Salud (OMS)- padecen casi 50 millones de personas alrededor del globo, y es considerada una epidemia del siglo XXI.
Esta proteína descubierta se transfiere a los pacientes para frenar la evolución de la enfermedad, informó con orgullo científico el laboratorio catalán Grifols, en el marco del inicio de la Conferencia Europea sobre Alzheimer que comenzó hoy 29 hasta el 31 de este mes, en Barcelona. Allí se amplificarán los resultados del estudio clínico Ambar (Alzheimer Management By Albumin Replacement) que concluyó que el tratamiento basado en las propiedades terapéuticas del plasma consigue ralentizar -en el 61% de los casos- la enfermedad en pacientes en estadio moderado.
De la investigación liderada por Grifols, participaron equipos científicos transdisciplinares de todo el mundo, como la Fundación ACE en Barcelona, y el Alzheimer Disease Research Center en Pittsburgh, Estados Unidos , cuyo líder es el talento argentino, profesor y científico, doctor Oscar López.
El plasma, la parte líquida de la sangre humana, se utiliza para hacer medicamentos; y allí se basó la expertise del laboratorio español que ya viene desarrollando hace varias décadas. Se trata de uno de los principales laboratorios del mundo en utilizar proteínas plasmáticas para elaborar tratamientos de enfermedades autoinmunes, infecciosas, respiratorias y de la sangre. Y hace tiempo que estudia un abordaje innovador para que el plasma sirva también para la cura del alzheimer.
Tiempo, investigación y desarrollo
Las previsiones hoy para el Alzheimer no son auspiciosas, ya que apuntan a que la cifra de enfermos podría crecer hasta 75 millones en el 2030, o más de 135 millones en el 2050.
Se sabe del largo tiempo que necesita un estudio clínico para prosperar de manera exitosa: Ambar fue iniciado en el 2013, y ya llegó a fase IIB en Estados Unidos y III en Europa, es el ensayo clínico más ambicioso realizado por Grifols; forma parte de la estrategia que inició en el 2004 contra el Alzheimer y en la que ha invertido "más de 150 millones de euros entre el 2004 y el 2017", señalaron los voceros de la compañía.
El estudio Ambar se basa en demostrar que se puede estabilizar el progreso de la enfermedad neurodegenerativa -Alzheimer- mediante un recambio plasmático o plasmaféresis. La plasmaféresis es una técnica médica con varias décadas de experiencia en enfermedades nefrológicas, neurológicas y hematológicas.
En este proceso, se sustituye la mayoría de la beta-amiloide, una de las proteínas que se acumula en el cerebro de las personas con Alzheimer, por la albúmina, que es una proteína plasmática que tiene propiedades terapéuticas.
Ambar es un ensayo clínico internacional, multicéntrico y doble ciego -los pacientes no saben si han recibido tratamiento o placebo – en el que han participado cerca de medio millón de enfermos de Alzheimer en estado leve y moderado, de entre 55 y 85 años, en 41 hospitales europeos y estadounidenses.
Víctor Grífols Roura, presidente de Grifols, declaró a la prensa europea: "Estos resultados abren una nueva era en el tratamiento de la enfermedad de Alzhéimer. Continuaremos explorando el potencial de las proteínas plasmáticas y del recambio plasmático en estudios posteriores".
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