El ministro de Salud y uno de sus antecesores, de signo político opuesto, coincidieron sobre el aborto

Adolfo Rubinstein, actual titular de la cartera sanitaria, y Ginés González García, quien ocupó el puesto durante parte del kirchnerismo, se mostraron de acuerdo en que "los países que despenalizaron el aborto redujeron la cantidad de interrupciones voluntarias de embarazos"

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“Al cabo de unos años
“Al cabo de unos años lo que se empieza a ver es una reducción del número de total de abortos”, coincidieron los especialistas

A dos días de que se realice la votación de la ley que ampliaría la despenalización del aborto en la Argentina, el ministro de Salud, Adolfo Rubinstein, y quien ocupara su cargo durante las presidencias de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner, Ginés González García, coincidieron en un programa radial en que "la Argentina está ante un hecho histórico". Y que la evidencia indica que en los países que despenalizaron el aborto, las cifras de interrupciones voluntaria del embarazo se redujeron drásticamente.

"Al cabo de unos años lo que se empieza a ver es una reducción del número de total de abortos y eso se sabe, primero, porque se comienzan a registrar -señaló Rubinstein-. Cuando es clandestino, las cifras son en base a estimaciones de ciertos parámetros y ciertos datos duros, pero es un rango bastante amplio, que en realidad no se conoce".

En diálogo con el programa Y ahora quién podrá ayudarnos de Radio Con Vos, el titular de la cartera sanitaria destacó que "es importante mencionar que cuando hablamos de complicaciones se habla del sector público, porque en el sector privado no se registran los abortos complicados".

Cuando hablamos de complicaciones se habla del sector público, porque en el sector privado no se registran los abortos complicados

Asimismo, enfatizó en el hecho de que "al cabo de unos años se observa que comienza a disminuir el número de abortos porque en general los marcos legales menos restrictivos se acompañen también con otras políticas activas que tienen que ver con la educación sexual".

En esa misma línea, González García habló de "150 internaciones diarias por complicaciones en abortos clandestinos". "El último registro es de 47 mil egresos hospitalarios a causa de internaciones por complicaciones del aborto, que en el 70% de los casos son por abortos en condiciones no seguras -precisó Rubinstein-. Conocemos que ese fue el diagnóstico de egreso, lo que no conocemos son las secuelas".

"Más allá de la buena voluntad de los legisladores, acá hay una realidad brutal, con el agravante de que el número preciso no se sabe porque es clandestino e ilegal", apuntó en tanto González García, quien remarcó que "lo que se sabe son las consecuencias de las mujeres que se internan en el sector público, ya que las que se internan en el sector privado se encubren bajo un diagnóstico".

Según Rubinstein, “la vida comienza
Según Rubinstein, “la vida comienza en cualquier célula que tiene capacidad reproductiva y actividad metabólica” (Shutterstock)

"En verdad no estamos a favor del aborto; no hay ser humano que pueda estar a favor, principalmente el medio millón de mujeres que cada año pasan por esto, pero si además lo hacemos clandestino, ilegal, que sea un negocio para algunos y de terribles consecuencias para otros, se debe entender que en verdad se trata de sacar el miedo a ampliar la despenalización en un país que fue pionero en el mundo, tenemos casi un siglo de despenalizaciones parciales", agregó.

González García sumó: "Tanto que nos gusta mirarnos en otros países, realmente parecerse al mundo desarrollado implica despenalizar el aborto y entender que se trata de un derecho ha tenido resultados en la eliminación de todas las consecuencias. Empezando por nuestro vecino Uruguay, donde no sólo se disminuyeron las consecuencias cuando se legalizó sino que está demostrado que disminuyeron los números de abortos y esto está probado en todo el mundo".

Sobre el inicio de la vida y el costo para el sistema de salud
Rubinstein reconoció que "una de las brechas tal vez más importantes tiene que ver con la que hay entre los juicios éticos y los hechos fácticos que surgen desde la ciencia". Y tras remarcar que "ahí es donde hay una divisoria de aguas muy importante", consideró que "la ciencia no puede ni corroborar ni refutar los juicios éticos, morales y religiosos; no es esa su función".

El problema existe y no se puede seguir soslayando, está ahí y va a seguir estando y el tema es saber qué vamos a hacer

"Los paradigmas han cambiado mucho. Hoy se discute si la vida comienza en el momento de la concepción, cuando la realidad es que la vida comienza mucho antes en cualquier célula que tiene capacidad reproductiva y actividad metabólica -comenzó a explicar el actual funcionario-. La vida comienza antes: en ese espermatozoide que está en búsqueda del óvulo para fecundar también hay vida".

Asimismo, "cuando se intenta definir en qué momento se considera muerte de una persona, hasta no hace tanto tiempo se consideraba cuando terminaba la actividad vital circulatoria, en tanto ahora se cree que es cuando también hay detención de la actividad cerebral", ahondó Rubinstein, quien destacó que "esto está dado por todo lo que tiene que ver con la donación de órganos y trasplantes".

"Esos paradigmas han ido cambiando y eso también tiene que ver con la evolución de la ciencia, entonces es muy difícil forzar a que la ciencia trate de coincidir con los dogmas y las creencias", opinó, al tiempo que agregó que "para la religión judía, por ejemplo, la vida comienza después del alumbramiento, es decir que también existen dentro de los dogmas religiosos diferentes perspectivas".

Más de 60 países brindan
Más de 60 países brindan acceso legal y seguridad a interrupciones voluntarias de embarazos (Patricio Murphy)

González García aportó que "cuando en todo el mundo se comenzó a despenalizar el aborto, actuaron comités de bioética y se hicieron definiciones acerca de dónde comienza a existir el ser humano". "Allí es cuando aparece el límite de las 12 o 14 semanas, que en realidad es lo mismo, la diferencia es si se cuenta a partir de la última menstruación o a partir de la ovulación y la supuesta fecundación; por eso ese es el límite, porque hasta ahí no se considera nunca la existencia de un ser humano", enfatizó.

"Mis perspectivas como ministro de Salud son trabajar sobre las consecuencias del aborto en condiciones inseguras, mitigar el daño que produce y por supuesto también trabajar sobre las causas", agregó Rubinstein.

Para él, "hay una posición muy firme respecto a este tema y el abordaje que nosotros dimos es desde la perspectiva de la salud pública, y desde esa perspectiva esto es un problema que tiene que ver con muertes evitables a las cuales hay que dar una respuesta".

"El problema existe y no se puede seguir soslayando, está ahí y va a seguir estando y el tema es saber qué vamos a hacer -ahondó el funcionario-. Más allá de que la solución definitiva es actuar sobre las causas del aborto y en este sentido hay que trabajar en educación sexual, en anticoncepción, también tenemos que actuar sobre las consecuencias del aborto, particularmente del aborto clandestino".

Las mujeres que tienen recursos acceden a abortos en condiciones clandestinas pero seguras

Rubinstein admitió que "las complicaciones se dan en la población más vulnerable que tiene dificultades de acceso a los servicios de salud o a practicarse un aborto de manera segura". "Las mujeres que tienen recursos acceden a abortos en condiciones clandestinas pero seguras, ya sea con pastillas o métodos mínimamente invasivos como la aspiración manual intrauterina, mientras que las que no, recurren a prácticas inseguras que terminan con complicaciones", enfatizó.

Consultado sobre los costos que despenalizar el aborto traería al sistema de salud, otro de los argumentos usados para manifestarse en contra, el ministro destacó que "se están haciendo estimaciones para ver cuál es la utilización de recursos públicos, pero de lo que sí se sabe el monto es de la atención de mujeres que terminan en terapias intensivas con mutilaciones, con histerectomías, con seguimientos a largo plazo, y eso sí representa un uso de recursos a largo plazo".

"Sinceramente hoy la interrupción del embarazo se logra en el 80% de los casos con tecnología (medicación) y en muchos casos termina con lo que se llama aspiración manual, que es un método mínimamente invasivo -explicó Rubinstein-. No existen más los legrados ni los raspajes cuando se hace en condiciones seguras".

A modo de cierre, González García consideró: "Estamos en un momento histórico, lo más importante para mí es haber logrado el debate, la masa crítica que se ha formado en la sociedad, la distribución de información que deja la Argentina posicionada de tal manera para que, en el peor de los casos que sería que la ley no saliera, terminará dándose en el corto plazo".

A lo que Rubinstein sumó: "Más allá de cuál sea el desenlace, el efecto va a ser bueno, ya que todos los sectores están hoy discutiendo esto independientemente de las banderías partidarias -agregó-. Me parece que era una deuda que nos diéramos este debate, que aún así si no se diera la aprobación, me parece que hemos avanzado muchísimo y ya no se van a aceptar algunas cosas que tenían tratamiento dispar en nuestra sociedad".

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