Las actividades humanas, el transporte, la construcción, el tránsito vehicular y la industria se convirtieron en los principales agentes causantes de malestar acústico.
"También es preocupante el uso cada vez más frecuente de teléfonos celulares y reproductores de audio con auriculares a volúmenes muy elevados, ya que constituye un factor que aumenta las posibilidades de sufrir problemas de audición, más aún si no se tiene una cultura de prevención con chequeos constantes y especializados", alertó el jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Sanatorio Allende Mario Emilio Zernotti (MP 19157). Y profundizó: "Pero queda todavía otro aspecto fundamental a tener en cuenta: la longevidad. Los seres humanos tienen una expectativa de vida cada vez más larga. Esto quiere decir que tienen más años para enfermarse, y por lo tanto, más años para perder la audición".
La pérdida de audición es un problema de salud crónica que afecta a personas de todas las edades y niveles socioeconómicos
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que para 2050 una de cada diez personas va a tener pérdida auditiva. Pueden formar parte de este grupo los 1.100 millones de jóvenes de todo el mundo quienes están en riesgo de sufrir pérdida de audición debido a prácticas auditivas perjudiciales.
Como se ve, la pérdida de audición es un problema de salud crónica que afecta a personas de todas las edades y niveles socioeconómicos. Pero hay un caso particular que es alarmante para los especialistas: los adolescentes. Según datos arrojados por el último censo poblacional realizado en 2011, se estima que el 30% del segmento etario comprendido por púberes, adolescentes y jóvenes (entre 10 a 24 años) tendrán trastornos auditivos por exposición al ruido no laboral al llegar a la edad adulta. "La lesión inducida por los nuevos hábitos de consumo musical afecta a adolescentes y jóvenes, con el agravante de que no se consulta a tiempo", destacó el médico referente de Med El, una empresa global de tecnología que se dedica a la investigación en el área de la pérdida auditiva.
La lesión inducida por los nuevos hábitos de consumo musical afecta a adolescentes y jóvenes, con el agravante de que no se consulta a tiempo
Otro estudio de la OMS demostró que bastan ocho horas de exposición a un ruido de más de 90 decibeles para afectar a un grupo de células del oído interno y lesionarlas definitivamente. "Si tenemos en cuenta que además del hábito de escuchar música con auriculares a volúmenes demasiado elevados, esta misma población de riesgo suele asistir a recitales, concurrir a bares o boliches y, además, estudia o trabaja en grandes centros urbanos con una enorme contaminación sonora, tenemos la fórmula perfecta para favorecer la aparición de patologías auditivas que podrían prevenirse", sintetizó Zernotti.
En ese sentido, la licenciada María Teresa Gargantini, fonoaudióloga del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Italiano, explicó que por trauma acústico o trauma sonoro se entiende al "daño auditivo que se produce ante la exposición a un sonido de alta intensidad y de aparición brusca". "El traumatismo se genera por el aumento repentino del nivel sonoro por retroalimentación y/o fluctuación -puntualizó-. El espectro audible por el oído humano o campo tonal está conformado por frecuencias que van desde los 20 hertz (Hz) hasta los 20.000 Hz. Más allá de los 20.000 Hz se denominan ultrasonidos que, si bien no son percibidos por el oído humano, igualmente pueden ocasionar alteraciones físicas o psíquicas".
"La vida cotidiana nos enfrenta a una suma de factores que perjudican la audición en forma progresiva a lo largo de los años. La contaminación sonora puede traer algunas complicaciones como: pérdida de capacidad auditiva, interferencia en la comunicación, malestar, estrés, nerviosismo, trastornos del aparato digestivo, enfermedades cardiovasculares, disminución del rendimiento laboral, incremento de la posibilidad de accidentes laborales y cambios en el comportamiento social", señaló en tanto, Mónica Matti, fonoaudióloga y responsable de Gaes Médica.
Y tras asegurar que "la contaminación sonora es un problema que afecta en general a las grandes ciudades", la especialista destacó que "en la Argentina, ocho de cada diez individuos menciona haber tenido pitidos en los oídos". Y si bien el origen de los mismos puede ser diverso y no siempre es constante, los jóvenes son quienes más los sufren.
El trauma acústico o trauma sonoro es el daño auditivo que se produce ante la exposición a un sonido de alta intensidad y de aparición brusca
Zernotti precisó que "el primer síntoma del paciente expuesto a un ruido fuerte es la aparición de un zumbido (acúfeno) en sus oídos". "Sucede, por ejemplo, a la salida de un boliche. El acúfeno de frecuencia aguda es el signo inequívoco de que algunas células empezaron a dañarse. Como habitualmente este zumbido desaparece horas o días después, se le resta importancia y el paciente no consulta tempranamente -puntualizó-. Sin embargo, es una señal de alerta. Cuando el paciente llega al consultorio con un zumbido permanente, el daño ya es irreversible. En esa etapa ya estamos en presencia de un problema serio que limita la calidad de vida del paciente en múltiples órdenes: sus relaciones sociales y laborales, su capacidad de aprendizaje".
El Día Internacional de la Concientización sobre el Ruido es una campaña internacional creada por el Center of Hearing and Communication (CHC), en 1996. El objetivo es el de concientizar a los ciudadanos sobre este contaminante ambiental, alertando sobre los efectos adversos para el bienestar y la salud de las personas.
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