A la edad de 40 años, se estima que el 99% de las personas tuvo varicela, haya manifestado o no los síntomas. Lo que pocos saben es que el virus que causa esa enfermedad, el Varicella zoster, permanece en el cuerpo por el resto de la vida y puede activarse nuevamente.
¿Los motivos? La edad, principalmente –el virus se reactiva con más frecuencia en las personas mayores de 50 años-, y tener un sistema inmune debilitado, que también ocurre con el paso del tiempo.
Así lo explicó a Infobae la médica infectóloga Hebe Vázquez (MN 58353), de Stamboulian Servicios de Salud. "La causa más común de reactivación es la edad, es el factor más importante y el riesgo aumenta a partir de los 50 años, que es cuando ocurre en el organismo el envejecimiento del sistema inmune y favorece que se pueda volver a manifestar", puntualizó la especialista, quien destacó que "por eso la recomendación desde el punto de vista de las sociedades científicas es aplicar la vacuna que previene esta enfermedad entre los 50 y los 60 años, según cada caso".
El virus que causa la culebrilla es el mismo de la varicela, el Varicella zoster
Los primeros síntomas de culebrilla son ardor o dolor agudo y hormigueo o picazón, generalmente de un lado del cuerpo o la cara. El dolor puede ser de leve a fuerte. Luego, aparece un sarpullido: conjunto de ampollas de color rojizo. Las partes del cuerpo afectadas con mayor frecuencia por esta erupción son la base del tórax y la cara, aunque cualquier parte del cuerpo puede verse comprometida; si la culebrilla aparece en la cara, puede afectar la vista o la audición. Las lesiones evolucionan a costra en 14 días aproximadamente. Pero el dolor puede durar semanas, meses o incluso años después de la curación de las ampollas.
"El principal problema es la neuralgia postherpética, este dolor crónico que puede persistir más allá de la erupción y eso es lo que se busca prevenir con la vacuna", enfatizó la coordinadora del Grupo de Trabajo sobre Vacunas para Adultos de Funcei/Fidec.
Aun cuando el virus se encuentra ya presente en el organismo de las personas que sufrieron varicela, la vacunación es la única manera de reducir el riesgo de desarrollar herpes zóster y el dolor que puede sobrevenir después de la enfermedad y la recomendación es aplicarla incluso en aquellas que ya padecieron algún episodio de herpes zóster.
El tratamiento consiste en la toma de antivirales por vía oral y es clave que el diagnóstico sea temprano para que su inicio sea lo más precoz posible (preferentemente dentro de las primeras 48 horas de aparecidos los síntomas).
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