La espina bífida es una malformación congénita por la cual la columna vertebral no se desarrolla normalmente en las primeras semanas del embarazo y provoca malformaciones en el bebé.
Cuando el bebé tiene espina bífida (EB), considerada dentro del grupo de los defectos del tubo neural (DTN), algunas vértebras quedan abiertas en la región posterior, lo que permite la salida de las meninges (membranas que cubren la médula espinal). A esta condición se la denomina meningocele, pero si por esta abertura salen las meninges con la médula espinal (sistema nervioso central), se la llama mielomeningocele. Cuando quedan abiertas las vértebras, pero los componentes del canal no salen, la condición es espina bífida oculta, sin consecuencias graves para la salud. La espina bífida puede afectar a tres de los principales sistemas del organismo: el sistema nervioso central, el aparato locomotor y el sistema genitourinario. La afectación del sistema nervioso central también puede producir hidrocefalia (acumulación de líquido cefalorraquídeo en la cabeza) y falta de sensibilidad y fuerza en miembros inferiores dependiendo del nivel de localización de la lesión en la columna.
La prevalencia de la espina bífida en el país es de 5,7 por 10.000
Según el Registro Nacional de Anomalías Congénitas (RENAC), la prevalencia de la espina bífida en el país es de 5,7 por 10.000 (período acumulado 2009-2012).
Según estudios científicos, si todas las mujeres en edad fértil toman 0,4 miligramos de ácido fólico al menos tres meses antes de quedar embarazadas y durante el primer trimestre de gestación, se puede reducir hasta un 70%, la probabilidad de que el bebé nazca con espina bífida. Sin embargo, muchos embarazos no son planificados. Es por eso que se recomienda que las mujeres en edad fértil tengan una dieta rica en ácido fólico, vitamina que se encuentra en las verduras de hoja verde (lechuga, espinacas), la carne, el hígado y los cereales.
En la Argentina, la fortificación con ácido fólico de la harina de trigo y sus alimentos derivados, implementada a través de la Ley Nacional 25.630 del año 2002, tiene como objetivo disminuir la incidencia de los defectos del cierre del tubo neural.
Tomar ácido fólico al menos tres meses antes de quedar embarazada y durante el primer trimestre de gestación reduce hasta un 70% la probabilidad de que el bebé nazca con espina bífida
Las mujeres en edad fértil que planifiquen un embarazo y no tengan antecedentes de EB en la familia deben tomar 1 mg de ácido fólico tres meses antes de quedar embarazadas y durante los primeros tres meses de la gestación. Por su parte, aquellas mujeres que tengan mayor riesgo de tener un bebé con espina bífida, por tener antecedentes familiares de algún tipo de defecto del tubo neural, por estar tomando anticonvulsivantes o por haber tenido un embarazo o hijo/hija con esta malformación, deben tomar 4 mg de ácido fólico tres meses antes de quedar embarazadas y durante los primeros tres meses del embarazo. Asimismo, se sugiere que la pareja haga una consulta con un especialista del área de genética médica para recibir asesoramiento.
En el Día Mundial de la Espina Bífida, desde la Asociación para Espina Bífida e Hidrocefalia revelaron que una encuesta dada a conocer recientemente asegura que, de mil mujeres en edad fértil, el 90% desconocía los efectos preventivos de esta vitamina.
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