El Alzheimer es la causa más frecuente de demencia y se caracteriza por un deterioro gradual de las capacidades cognitivas, conductuales y funcionales de los pacientes. Su frecuencia aumenta con el envejecimiento de la población.
Se calcula que cada 3 segundos una nueva persona es diagnosticada con demencia, y si bien existen muchos tipos, la enfermedad de Alzheimer es la más frecuente (constituye alrededor del 70% de los casos). Se trata de una enfermedad edad-dependiente, cuya frecuencia aumenta significativamente a partir de los 65 años.
Para anticipar su progresión y el deterioro cognitivo, diversos estudios científicos intentan demostrar que es posible anticiparse a esta enfermedad.
Los expertos están estudiando formas de detectar el inicio de la enfermedad en individuos cognitivamente intactos, con la esperanza de que estos rastros de la enfermedad puedan ser reversibles.
"Los investigadores de todo el mundo están buscando maneras precisas de identificar a las personas en estas etapas iniciales, ya que la captura temprana podría ofrecer una oportunidad vital para tratar la enfermedad subyacente y retrasar o incluso prevenir totalmente la aparición de la demencia", anticipó el doctor Doug Brown sobre la enfermedad de Alzheimer.
Hasta ahora, los médicos sólo han sido capaces de diagnosticar la enfermedad de Alzheimer basado en los síntomas de un paciente informes experimentando, ya que ninguna prueba puede revelar si el paciente tiene la enfermedad. Los médicos sólo fueron capaces de confirmar el diagnóstico de un paciente después de un examen post-mortem les dio una mirada a su cerebro.
Sin embargo, los investigadores de un nuevo estudio, publicado en la revista Human Brain Mapping, han encontrado una manera de probar con precisión a alguien para la enfermedad sin ser capaz de ver su cerebro.
Para este nuevo estudio, los investigadores realizaron exámenes neurológicos en 20 individuos que tenían entre 63 y 87 años. La mitad de los participantes tenían capacidad cognitiva normal, aunque auto-informaron esta característica, y el resto tenía signos de deterioro cognitivo.
Los investigadores utilizaron una herramienta llamada Magnetoencefalografía (MEG), que es una técnica de imagenología, para evaluar a los pacientes.
Encontraron que las regiones prefrontales de cerebros sanos de los participantes reaccionaron a las pruebas que realizaron. Sin embargo, las mismas regiones en el cerebro de los participantes que tenían síntomas relacionados con la enfermedad de Alzheimer no se activaron.
El doctor Sanja Josef Golubic, que trabajó en el informe, habló sobre la importancia de esta detección temprana. "Es muy probable que estos individuos fueron capturados en una fase preclínica de la EA, ya que muestran deficiencias neuropsicológicas y neurofisiológicas características de un tipo de demencia AD", afirmó Golubic.
Sin embargo, Brown aseguró que mientras que el nuevo informe es esperanzador, no proporciona evidencia dura de una técnica diagnóstica todavía. "Es muy temprano para sacar conclusiones firmes", explicó.
El estudio fue financiado por el NIH, el Departamento de Energía, el Centro Nacional de Recursos de Investigación, el Instituto Nacional de Ciencias Medicinales Generales y el Ministerio croata de Ciencias.
Una nueva técnica
Otra prueba, que promete ser exitosa en el tiempo, fue la realizada en la Unidad de Neuroimagen de la Fundación Pasqual Maragall, por el doctor Juan Domingo Gispert. Se trata de una nueva técnica, que aún está en estudio, y supone "un giro radical en la investigación del Alzheimer".
Según el experto, las pruebas de neuroimagen pueden predecir con 15 o 20 años de antelación la aparición de los primeros síntomas del Alzheimer porque detectan algunos cambios cerebrales y una fase preclínica silenciosa y sin síntomas, lo que abre la puerta al tratamiento personalizado de la enfermedad.
Gispert ha participado el mes último en Barcelona en la presentación del uso actual, evolución y futuro de las técnicas de neuroimagen para prevenir el Alzheimer, en el tercer encuentro de voluntarios y colaboradores del Estudio Alfa, al que ha asistido la práctica totalidad de los 2.743 voluntarios que participan en el mismo, que lo convierten en el mayor del mundo en investigación de esta enfermedad.
En el año 2012, los responsables de este programa de investigación hicieron un llamamiento para conseguir 400 voluntarios, "y en dos semanas 3000 personas mostraron su interés de ser voluntarios", precisó Gispert.
El especialista explicó que a través de la combinación de técnicas de neuroimagen y de otros marcadores se puede detectar para cada persona en qué momento de la fase preclínica se encuentra y cuáles son los factores que pueden contribuir al desarrollo de la enfermedad. Con la resonancia magnética y la tomografía por emisión de positrones (TEP) se pueden localizar en el cerebro de pacientes asintomáticos las placas que caracterizan esta demencia, ha explicado el responsable de la Unidad de Neuroimagen de la Fundación Pasqual Maragall.
Según la Organización Mundial de la Salud, en el mundo hay 47,5 millones de personas con demencia y, si no se encuentra una cura efectiva, se prevé que en 2050 el número de casos se habrá triplicado.
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