"Crecí y me formé en un mundo con polio, por eso dediqué mi vida a las vacunas". Esa fue una de las tantas frases que dejó a un pequeño grupo de periodistas Rino Rappuoli, microbiólogo considerado el padre de las vacunas modernas.
Y siguió: "Es uno de los eventos más importantes en la vida del hombre, ya que después del agua potable, la vacuna es el arma más poderosa para extender la vida humana", dijo en forma terminante quien fue elegido como miembro para la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos (NAS), la Organización Europea de Biología Molecular (EMBO) y Miembro Extranjero de la Royal Society de Londres.
Rappuoli se doctoró en Ciencias Biológicas en la Universidad de Siena y ha trabajado como científico en la Universidad Rockefeller de Nueva York y en la Escuela de Medicina de Harvard en Boston.
Introdujo varios conceptos científicos novedosos, cuyos nombres se hicieron populares. Por ejemplo, el concepto de que las toxinas bacterianas pueden ser detoxificadas mediante la manipulación de sus genes (detoxificación genética, 1987), el concepto de que los microbios son mejor estudiados en el contexto de las células con las que interactúan en lugar de utilizar condiciones artificiales de laboratorio (microbiología celular, 1996), el uso de genomas para desarrollar nuevas vacunas (vacunología reversa, 2000) y la observación de que el genoma de una especie (pangenoma, 2005) es mayor que el genoma de un organismo de la misma especie.
También, fue pionero en el uso de información genómica para el desarrollo de vacunas (vacunología reversa). Su aplicación dio lugar a la autorización de la primera vacuna contra el meningococo B en Europa en 2013 y EE.UU. en 2015.
Esa misma vacuna, es la que vino a presentar a la Argentina, más precisamente en Buenos Aires y Córdoba. Con esta vacuna, que ya se encuentra disponible en nuestro país en el mercado privado, se logra dar solución a un grupo de meningococo que representó el 51,5% de los casos registrados en el año 2015 por el Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas (INEI)-ANLIS Dr. Carlos Malbrán.
Rappuoli explicó que la técnica utilizada en otras vacunas contra meningococo, como es el caso de la vacuna tetravalente conjugada contra los serogrupos A, C, W e Y, no servían para el meningococo B, por eso fue necesario desarrollar una nueva tecnología. Así, por primera vez en la historia se incorporó la biotecnología para lograr la secuenciación del genoma en desarrollo de las vacunas. Esto significó un cambio revolucionario con respecto a la manera tradicional de desarrollar vacunas, que era a través de la fermentación de las bacterias.
De esta forma, se abrió la posibilidad de hallar antígenos para desarrollar vacunas que no podían ser realizadas con el método clásico. Después de 15 años de trabajo, finalmente se logró descubrir la forma de inmunización contra el meningococo B, un gran avance en materia de ciencia y salud.
Vacunología reversa
La vacunología reversa fue un hecho revolucionario porque a través del uso del genoma de las bacterias se abrió la puerta a cientos de nuevas vacunas potenciales. Así, se puede reducir el tiempo necesario para identificar nuevas vacunas y encontrar vacunas contra enfermedades que todavía no tienen prevención posible.
De esta forma, con la informática aplicada al trabajo en el laboratorio se llegó a esta nueva vacuna contra una enfermedad crítica como la meningitis, que la semana última se cobró la vida de dos mujeres que trabajaban como cocineras en un hogar de niños de la localidad bonaerense de Coronel Pringles.
Las jóvenes, de 25 y 34 años, murieron de un cuadro de septicemia (infección generalizada de la sangre) a causa de la bacteria Neisseria meningitidis, conocida como meningococo. Esta enfermedad tiene un alto impacto social porque es una enfermedad que suele ser mal diagnosticada y tiene un curso rápido. Una persona de estar sana puede fallecer dentro de las primeras 24 a 48 hs. del inicio de los síntomas.
Además, una vez contraída la meningitis, entre el 5 y el 10% puede fallecer, aunque hayan recibido el tratamiento adecuado. Y, entre los sobrevivientes, existe una alta probabilidad de sufrir una discapacidad de por vida.
La población más vulnerable con mayor riesgo de contraer la enfermedad son lactantes menores de un año porque tienen un sistema inmune que todavía no está suficientemente desarrollado para producir anticuerpos que los protejan y porque los anticuerpos maternos van disminuyendo luego del nacimiento. Mientras que los adolescentes constituyen el grupo con mayor riesgo de transmisión de la enfermedad.
Los síntomas más frecuentes de la meningitis varían de acuerdo a los diferentes grupos etarios y pueden incluir: fiebre, vómitos, irritabilidad, dolor de cabeza, rigidez de cuello en los mayores de 1 año, fotosensibilidad, sarpullido con manchas rojas y letargo. El contagio se da fácilmente de persona a persona, a través de secreciones respiratorias o de la garganta.
Por esto, es importante la concientización sobre la vacunación, que es una herramienta fundamental para prevenir la enfermedad y salvar numerosas vidas. Resulta de suma importancia la difusión de información a las familias sobre la prevención a través de la vacunación y la consulta precoz; aspectos vitales que pueden evitar o reducir el riesgo de muertes y secuelas por meningitis.
Nueva vacuna en Argentina
La incorporación de las vacuna pentavalente y neumococo conjugada contra la meningitis bacteriana (que es más grave que la viral), causada por gérmenes como el Haemophilus influenzae o Streptococcus pneumoniae (neumococo), provocó una brusca caída en los índices mortales en la Argentina. Los casos por Haemophilus cayeron un 90% desde la implementación de la vacunación gratuita y obligatoria (en 1998) y los decesos por neumococo retrocedieron un 60% desde 2012. En la Argentina se detectan entre 200 y 300 casos de enfermedad meningocócica al año.
La doctora Gabriela Vidal, miembro Titular e Integrante de la de la Comisión de Vacunas de la Sociedad Argentina de Infectología y de la Asociación Argentina de Microbiología, acompañó a Rappuoli en la presentación de la nueva vacuna. La especialista destacó el importante rol que tendrá la nueva vacuna en el país ya que los serogrupos B y W son los más predominantes en la región.
Según datos del Ministerio de Salud, recabado por el INEI, entre 2012 y 2015, ambos serogrupos fueron responsables del 91% de las infecciones por la bacteria Neisseria meningitidis (conocida como meningococo). Y en 2016, de un total de 80 casos, el 55% correspondieron al B.
Rappuoli tuvo un rol destacado en el descubrimiento y elaboración de la vacuna contra el meningococo B. "Anteriormente las vacunas se habían creado a través de microorganismos y de la purificación de sus antígenos. Pero todo esto no funcionaba para el serogrupo B. Entonces fui a ver a Craig Venter el secuenciador del genoma humano y pensamos que podíamos usar ese sistema para buscar algo en el genoma de la bacteria que no hubiéramos encontrado con los cultivos", explicó Rappuoli, hoy jefe de investigación y desarrollo del laboratorio GSK.
Gracias a las nuevas tecnologías y el uso de herramientas de bioinformática se descubrieron los antígenos para desarrollar la vacuna. "Utilizamos la información de una computadora para luego trasladarla al laboratorio. A eso lo llamamos vacunología reversa", agregó el experto italiano que guardó una respuesta incisiva frente a quienes denostan las vacunas y las tildan de peligrosas.
"En occidente la gente se da el lujo de criticar las vacunas o evitarlas, porque la expectativa de vida es de 85 años. En África nadie cuestiona las vacunas, se salvan con ellas. En vez de preocuparnos por los grupos antivacunas, hay que trabajar para vacunar más", aseguró con contundencia.
Y se esperanzó en poder hallar en un futuro cercano una vacuna contra el HIV y la tuberculosis para seguir dando años de vida a la humanidad.
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