Alergias en primavera: todo lo que tenés que saber

Durante la primavera, aumentan las consultas por alergia. ¿A qué factores se debe ese crecimiento? Las personas que sólo la padecen durante esa época del año, ¿también deben ser tratadas? Síntomas y medidas de prevención, entre otras recomendaciones

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Llega la primavera y las consultas por alergia respiratoria aumentan (iStock)
Llega la primavera y las consultas por alergia respiratoria aumentan (iStock)

Durante la primavera, aumentan las consultas por alergia. ¿A qué factores se debe ese crecimiento? Las personas que sólo padecen alergia durante esa época del año, ¿también deben ser tratadas? Síntomas, medidas de prevención, entre otras recomendaciones de la Fundación CIDEA (Centro de Investigación de Enfermedades Alérgicas y Respiratorias).

Ya desde fines de agosto, pasando por septiembre con la llegada de la primavera y hasta octubre y noviembre se escuchan cada vez más estornudos.

Y es que en estos meses primaverales, aumentan las consultas por alergias respiratorias. Y los principales factores desencadenantes son la presencia de pólenes de árboles y gramíneas (diferentes tipos de pasto).

El 25 por ciento de los argentinos sufre alguna alergia (iStock)
El 25 por ciento de los argentinos sufre alguna alergia (iStock)

Según definen los expertos, una alergia es una reacción exacerbada del sistema inmunitario a una sustancia que su cuerpo identifica como invasor, y al cual clínicamente se define como alérgeno. La mayoría puede ser tratada de forma simple, logrando una rápida disminución de los síntomas, pero cada una tiene sus particularidades y en ocasiones se requiere un abordaje más complejo.

"El 70% de los pacientes tiene rinitis y conjuntivitis alérgica simultáneamente. Un 25% posee sólo rinitis y el 5% predominantemente síntomas oculares, no debemos olvidar que muchos asmáticos tienen rinitis alérgica simultanea y que ambas afecciones se pueden empeorar en forma sucesiva o simultanea si hay alergia al polen y exposición al mismo", explicó a Infobae el doctor Jorge Máspero, director médico de la Fundación CIDEA.

Y agregó: "Los pólenes son dispersados por el viento. Si bien los pacientes suelen culpar de sus síntomas a los plátanos porque producen pelusas con espículas que irritan la vista y la nariz, no siempre son la causa de la alergia del paciente. De hecho, otros pólenes como las coníferas, el olmo, el arce y el fresno son causas tanto o más importantes de alergia que el polen de plátanos".

Para el especialista, no es raro tener alergia a distintos pólenes, por ejemplo, árboles y gramíneas que polinizan en forma sucesiva aumentando la severidad y duración de los síntomas. "Sin duda, la alergia a las gramíneas es la más prevalente pero la frecuencia y severidad de cada tipo de alergia al polen varían según las zonas geográficas del país", detalló Máspero.

Con relación a aquellas personas que sólo tiene alergia en los meses de septiembre y octubre, Máspero precisó que padecen una alergia estacional que debe ser evaluada y tratada por un especialista certificado en alergia. "En muchos casos sabiendo de antemano a qué polen son alérgicos se puede optar por la administración de medicación profiláctica desde unos 10 días antes del comienzo de la polinización. Y para los que tienen síntomas severos, está indudablemente demostrado que la mejor opción es la inmunoterapia con el polen que los afecta, ya que permitirá que en los años siguientes dejen de tener esos síntomas", indicó el experto.

La alergia es una afección causada por mecanismos de hipersensibilidad, que es una reacción exagerada, fuera de lugar, que se produce cuando el organismo se encuentra con estímulos o agentes que, por otra parte, son inocuos como, por ejemplo, el polen. Las reacciones se manifiestan clínicamente de forma variada y diferente, no sólo de persona a persona sino también en las distintas etapas de la vida de una misma persona.

El polvo que trae ácaros es perjudicial para las personas con asma (iStock)
El polvo que trae ácaros es perjudicial para las personas con asma (iStock)

Factores causales

  • Pólenes de árboles como el arce, fresno, plátano, olmo, ligustro, coníferas entre otros, desde fines de agosto y durante septiembre.
  • Polen de gramíneas (diferentes tipos de pastos), desde mediados de octubre a principios de noviembre.
  • Esporas de hongos: los hongos de interior de los ambientes como, por ejemplo, manchas de pared, pueden causar síntomas durante todo el año y los de exterior, como la Alternaria, predominan a fin del verano y durante el otoño.
  • Ácaros de polvo.
  • Caspa de animales (mascotas).

Existen una serie de sustancias que, sin ser causas de alergia, contribuyen a empeorar los síntomas por sus características irritativas como:

  • Humo de tabaco.
  • Aromas demasiados fuertes (desodorantes de ambientes, insecticidas, etc).
  • En otros casos, algunos medicamentos de uso habitual pueden agravar los síntomas como ser aspirina o beta-bloqueantes.

Síntomas de la alergia nasal

  • Estornudos.
  • Secreción nasal.
  • Congestión nasal (el síntoma que más molesta al paciente y afecta su calidad de vida).
  • Prurito nasal.
  • Ojos rojos, prurito ocular, lagrimeo, fotofobia.
  • Trastornos en el sueño y por ende, reducción del rendimiento y falta de concentración.
La OMS las agrupa en tres grandes grupos: las respiratorias, las de piel y las de ojos (Getty)
La OMS las agrupa en tres grandes grupos: las respiratorias, las de piel y las de ojos (Getty)

Medidas de prevención

Es difícil evitar el polen. En general, los días ventosos son los más problemáticos y hay que recordar que el polen puede producir síntomas a varios kilómetros de distancia.

  • Mascotas: evitar el contacto o visitar casas con mascotas si se sabe alérgico a perros o gatos.
  • Ácaros: ventilar la ropa de cama diariamente, evitar acumular objetos rellenos en los ambientes, quitar las alfombras, muebles tapizados y objetos que acumulen polvo en el dormitorio de los niños.
  • Evitar la humedad excesiva en el interior del hogar.
  • Evitar el humo del tabaco.
  • No auto-medicarse. Siempre debe ser el médico quien determine qué tipo de antihistamínico es el adecuado para cada paciente evaluando la edad, el tipo y severidad de la enfermedad, la eficacia y los potenciales riesgos del tratamiento.

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