La disfunción eréctil (DE) es la incapacidad persistente de conseguir y mantener una erección suficiente que permita el desarrollo de una relación sexual satisfactoria. Si no se trata a tiempo, este trastorno puede llegar a afectar a las relaciones con la pareja, la familia, el entorno laboral y social.
Y algunos problemas cardiológicos, como la mala calidad de los vasos sanguíneos, las arterias, o el padecer hipertensión pueden incidir negativamente a la hora de tener una plena erección del pene.
"Esta condición está presente en 1 de cada 3 hipertensos aproximadamente, y aumenta su prevalencia en relación a la edad y la severidad de la hipertensión arterial (HTA)", explica Alejandro De Cerchio, médico del Instituto de Cardiología de Corrientes y vocal de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA).
Según el especialista, esto se puede explicar por el daño vascular que provoca la HTA, que compromete con el tiempo el llenado de sangre de los cuerpos cavernosos, requisito imprescindible para lograr la erección. "La relación entre DE e HTA es tan frecuente que algunos autores consideran que esta patología debiese considerarse como un daño de órgano blanco provocado por el aumento crónico de la presión arterial, así como sucede con el riñón, el corazón o el cerebro, entre otros", afirma De Cerchio.
Por otra parte, la arteriosclerosis -enfermedad que genera placas de colesterol en las arterias y provoca obstrucciones y menor flujo de sangre-, es una de las causas más frecuentes de disfunción eréctil: "Y como la hipertensión es uno de los factores de riesgo más importantes de la arteriosclerosis, es lógico que los hipertensos tengan más riesgo de presentar problemas de DE. Por otro lado, algunos fármacos para el tratamiento de la HTA (como betabloqueantes o drogas que actúan a nivel nervioso) se han asociado también con la disfunción eréctil", señala Fernando Filippini, ex presidente de SAHA.
El avance de la edad y la severidad de la HTA son determinantes como factores de riesgo para presentar DE, a lo que se deben sumar otros factores de riesgo tradicionales.
Factores de riesgo
"Todos los pacientes que presenten factores de riesgo vasculares como la diabetes, el colesterol elevado, la HTA y en especial el consumo de tabaco agreden sistemáticamente a sus arterias –argumenta Filippini-. El mecanismo de la erección es un proceso activo de llenado de sangre del pene, con lo cual es fácil inferir que estas patologías, reconocidas como factores de riesgo de la arteriosclerosis, juegan un rol decisivo. Por otro lado, los factores psicosociales también participan en forma muy activa, por lo que el médico deberá enfocar el problema en forma integral".
Dado que la disfunción eréctil puede tener varias causas, sólo se puede prevenir en parte. No obstante, el diagnóstico precoz y el tratamiento oportuno pueden atenuarla o resolverla.
"La vinculación entre la diabetes y otros factores de riesgo con la DE, así como con otros procesos de daño vascular, puede ser prevenida precozmente y en los inicios de estos procesos con un adecuado cambio de estilo de vida. La supresión de tabaco y alcohol, la restricción en el consumo de sal, la actividad física aeróbica y la pérdida de peso, junto con la normalización de un perfil lipídico o glucídico alterado y cifras de presión arterial acordes con los criterios establecidos internacionalmente, facilitarán un enfoque global del problema", explica Filippini.
De presentarse síntomas de disfunción eréctil, es clave consultar a un médico, ya que la probabilidad de éxito del tratamiento será mayor cuanto antes se empiece. "Además, tras ella se pueden ocultar otras enfermedades que requieren tratamiento, como HTA, diabetes mellitus o enfermedades cardiovasculares", destaca De Cerchio.
Actualmente la mitad de los hombres con problemas de DE no consultan a un profesional idóneo por considerar que el tema no tiene solución o por otros motivos como vergüenza.
Sin embargo, el tratamiento atiende a las causas concretas de cada caso: "Cuando la DE se debe a causas físicas, es posible recetar fármacos como el sildenafilo, los que pueden utilizarse sin inconvenientes en la mayoría de los hipertensos. No obstante, si se debe a enfermedades subyacentes como HTA o diabetes mellitus, éstas deben tratarse en primer lugar. Cuando está relacionada con causas psíquicas, es recomendable un tratamiento psiquiátrico o psicológico", completa De Cerchio.
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