Dificultad para concentrarse, cansancio, fatiga. Todos síntomas de la vida moderna por los que nadie consultaría al médico. Pero si a eso se le suma dificultad para bajar de peso, o ganancia de peso no acorde a lo que se come, calambres, uñas quebradizas, entre otros, será momento de hacer un alto y revisar qué es lo que ocurre en ese organismo.
Una consulta con un endocrinólogo será lo más acertado en esos casos, pero quien no tenga uno entre sus médicos de confianza debería concurrir a su especialista de cabecera, quien evaluará el cuadro y derivará.
"Aquellos que sufren la enfermedad de Hashimoto ven cómo su metabolismo se trastoca por completo. Esto sucede porque el propio sistema inmune se rebela contra el organismo, produciendo anticuerpos que atacan a la glándula tiroides, que pierde su capacidad para producir las hormonas necesarias para satisfacer al cuerpo y causa así el hipotiroidismo", explicó el doctor Ernesto Crescenti (MN 50.776), médico, investigador y director del Instituto de Inmunooncología Dr. Ernesto J.V. Crescenti.
La glándula tiroides se encuentra situada en la parte delantera del cuello, y tiene como función generar dos tipos de hormonas, la tiroxina (T4) y la trydotironina (T3). Estas dos sustancias son las encargadas de regular la forma en la que nuestro cuerpo utiliza la energía, es decir, controlan el metabolismo.
Pueden padecer este trastorno las personas, en su mayoría de sexo femenino, con antecedentes familiares de enfermedades tiroideas. Dependiendo del paciente, los síntomas pueden tardar meses o años en aparecer, dado que es una enfermedad que se manifiesta con un desarrollo lento.
"Un examen físico del cuello puede detectar si existe hinchazón en la glándula –destacó Crescenti–. No obstante, en algunos casos, esta situación no es visible por lo que se requiere un análisis de sangre que muestre la cantidad de hormonas tiroideas que el cuerpo está produciendo. Tras su reconocimiento, el siguiente paso es estabilizar el organismo y tratar la enfermedad de manera crónica".
Para poder equilibrar la deficiencia de hormonas tiroideas se utiliza medicación que normaliza el funcionamiento de la glándula y el sistema inmunológico.
Signos de alarma para tener en cuenta
– En piel y cabello: piel reseca o áspera, verrugas pequeñas en la zona del cuello, psoriasis (urticaria y piel rojiza), canas prematuras, caída o sequedad del cabello.
– En manos y pies: uñas quebradizas, retención de líquidos, palmas de manos y/o pies de color amarillento, dolores en los nudillos de los dedos.
– Nivel de energía: cansancio o fatiga crónica sin razón aparente, somnolencia, insomnio, falta de aliento al menor esfuerzo.
– Mente: depresión o melancolía, dificultad para concentrarse, mala memoria, ataques de pánico.
– Sensibilidad: intolerancia al frío (friolento/a), pies y manos frías, temperatura basal baja.
– Huesos, articulaciones y músculos: calambres, dolores en músculos, dolores en las articulaciones.
– Peso corporal: dificultad para perder peso o aumento de peso inexplicable.
– Otros indicios: estreñimiento, menstruaciones irregulares, várices y arañas vasculares, colesterol y triglicéridos altos, baja presión arterial.
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