El futuro de la modelo en ascenso Katrina Caro, originaria de la ciudad de Queens en el estado de Nueva York, parecía anticiparle un lugar protagónico en el glamoroso mundo de la alta moda. Figura codiciada por diseñadores de la "Gran Manzana" en desfiles y eventos del rubro, la estilizada mannequin complementaba sus ingresos como modelo con un trabajo en club nocturno de Bowery, frecuentado por jóvenes exitosos de la "ciudad que nunca duerme".
Según reportes del New York Post, la modelo se encontraba trabajando en dicho establecimiento nocturno cuando una disputa entre varios hombres aparentemente embriagados la colocó a Katrina en el medio de la riña, siendo la delicada fémina la más perjudicada por el altercado.
Un potente golpe en su mandíbula la noqueó por sorpresa destrozando parte de su dentadura en el proceso, lo que generó que fuera llevada de emergencia a un centro médico cercano para ser atendida. A pesar de la violencia del episodio y de los dientes partidos, Katrina fue dada de alta a las pocas horas, siendo advertida sobre posibles efectos tardíos del golpe que podrían aflorar en las semanas subsiguientes.
Su rehabilitación física se basó en diversos ejercicios faciales para recuperar el movimiento de su mandíbula y posicionarla nuevamente en su sitio natural, todo complementado por poderosos medicamentos para tratar el intenso dolor que sufría.
Al poco tiempo ya se encontraba nuevamente trabajando, esta vez un nuevo club nocturno, pero una sensación generalizada de debilidad en su cuerpo sumado al hecho de que no podía abrir la boca siquiera para comunicarse, la obligaron a reconsiderar su decisión.
Los dolores en la mandíbula que fueron migrando a su cuello y hombros, pero lo que más comenzó a afectar a la rutina de la modelo fueron los molestos zumbidos que comenzó a sentir en sus oídos luego de transcurridas semanas del golpe.
Posteriores visitas a un doctor especialista en enfermedades del oído confirmaron el peor diagnóstico para la otrora modelo en ascenso: el violento episodio que en su momento había sido subestimado había desencadenado en una hiperacusia, un síndrome que convierte los sonidos cotidianos del ambiente en unos intolerablemente dolorosos.
La rareza de la condición es tal que no existen cifras confiables sobre su impacto real y la cantidad de personas que se estima son afectadas por la dolencia. Provocado usualmente por sobreexposición a sonidos o golpes en la cabeza, los estudios más recientes demuestran que las células dañadas en el canal auditivo llevan – con el correr de los años – a la degeneración neuronal, a pesar de no registrarse una perdida significativa de la audición.
Para poder salir a la calle la modelo se ve obligaba a utilizar protectores para oídos de tipo industrial sobre los tapones que usa en todo momento dentro de su casa, y debe recurrir a un bastón para no perder la estabilidad y caer debido a la falta de equilibrio.
Al cuidado de su madre, Caro vive hoy recluida en un apartamento de una zona poco transitada del barrio de Chelsea y lucha por alimentarse y mantenerse en un peso saludable dado que el solo abrir la mandíbula para masticar le genera un dolor intolerable.
Para empeorar aun más la situación, su antiguo empleador le ha limitado el acceso a la cobertura médica que le permitía costear la mayoría de los gastos de su tratamiento tras sufrir el accidente laboral. La demora que se generó en la aprobación de su férula mandibular debido a disputas con la aseguradora podría haber llevado a fomentar la condición de hiperacusia actual, un trato que su madre ha calificado como de "inhumano e ilegal".
La modelo que ya no uso anillos en sus manos dado que el solo choque del metal con una mesa puede provocarle una extensa agonía, utiliza abrigos sin cierre por el dolor que le provoca el sonido de las cremalleras y lleva consigo una carta que advierte a las personas con las que se cruza en su día a día de su condición.
En la misma hace hincapié en la importancia de manejarse en un entorno seguro para evitar mayor sufrimiento y solicita entre otras cosas que quienes interactúen con ella no le hablen cerca de sus oídos y que silencien sus teléfonos móviles.
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