Y sí, me separé y me hice cam girl. Con mi ex novio habíamos comprado en pozo así que al principio éramos los únicos del edificio y al tiempo me quedé sola con mil cuentas que pagar y una verdad que mis viejos me habían advertido cuando elegí la carrera: “Mirá que como socióloga no vas a ganar un mango”.
Y eso es cierto, pero también que tengo lo mío, a ver, nada del otro mundo, pero sé que soy de esas minas que son sexies y me animo. Una amiga de una amiga que tenía un amigo alemán me contó que allá todo el mundo lo hace: en la web es todo más higiénico. Todos necesitamos fantasear un poco, pero con la cam nadie se involucra con nadie. Ponele que te tocás si quieren, pero a veces ni eso… a veces los tipos solo quieren hablar con alguien que no les hinche las pelotas.
Yo soy un ángel, si se enganchara mi ex a verme no se lo creería. Nunca un sí ni un no: apenas si les gimo. Les encanta. Si total, lo único que quieren es escucharse ellos. Tenía uno que lloraba y lo corté, le sugerí que fuera a un psicólogo. Tampoco la pavada. Yo después me baño, me visto y me voy a la consultora (bueno, ahora entro en el zoom: todo virtual, súper aséptico). A veces me parece que en el laburo me miran con cara de ‘qué puta esta mina’, pero si tengo que ser muy sincera, me importa bastante poco. La puta paga las cuentas y se pudo comprar el depto de pozo aunque el idiota del ex se borró. Me tuve que conseguir los dildos, la ropa, látigos... Es todo inversión. Y técnicamente es imposible que se enteren, porque es todo con líneas de otros países tipo white latin hottie, cosas así.
Ahora salgo con un pibe que ni sabe. Pero le copa mi casa y lo dulce que soy, lo ordenada. Porque yo, claro: de lunes a viernes, salvo que me quiera llevar a algún lugar muy especial, de 23 a 5 am, atiendo; los clientes son de afuera y valoran que les guarde el horario de conexión. Pagan mejor. Con la pandemia se hizo más fácil: ni siquiera tenemos a dónde ir, ni grandes planes. Así que yo, con mi chico voy a comer tempranito, lo despacho con un beso, algún fin de semana duermo en la casa, todo muy tranquilo.
A veces los clientes me hacen hablarles de sus fantasías. Lo que más me sorprende es lo tristes y solos que están. Hay uno, Phil, que me da pena. Nunca acaba. Me manda besos de buenas noches, le saca fotos a los hijos y me los muestra durmiendo. Él dice que es lo que lo equilibra para ser un buen marido. En cierta manera hasta siento que aplico lo que estudié en la facu, y de verdad me parece que le hago bien.
Yo creo que nadie se imagina que tengo otro laburo, y un poco me excita. Bah, me excita pagar las cuentas tan fácil. Si las minas supieran lo solos y tristes que están algunos tipos, capaz yo tendría menos laburo, y capaz todos vivirían mejor. No lo sé.
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