
Lo que está ocurriendo con la hacienda en pie no es menor, sobre todo cuando sucede en febrero, un mes poco habituado a grandes novedades para la ganadería, al menos en sus primeros quince días de recorrido. Las cuentas indican que el precio real del novillo en Cañuelas acumula cinco semanas consecutivas con mejoras palpables, para retornar a los niveles de abril pasado y de tal modo recuperar lo que había perdido entre ese mes y el comienzo de noviembre.
Desde el Rosgan han dicho oportunamente que este cambio de temperamento podría tener vinculación con la situación del feedlot, en el sentido de una merma en los animales de consumo que salen de los corrales. Consideran que probablemente está pesando una restricción estacional en las categorías destinadas principalmente al abastecimiento interno, con la lupa sobre los novillitos y las vaquillonas.
Por lo demás, a pesar de la baja estacional de los encierres, la cantidad de bovinos en stock reportados a comienzos de este mes sigue siendo elevada. Según SENASA, el número a nivel país asciende a 1,69 millones de cabezas, un 5% más que en el mismo mes del año previo y 6,5% más que en febrero de 2023.

Lo cierto es que la suba en los precios del gordo permite asimilar la mejora operada en el valor del maíz, lo que lleva a que los feedlots trabajen con una relación de compraventa mucho más acomodada. Mientras tanto, el valor al cual se están consiguiendo los primeros terneros de invernada, que comienzan a salir de los campos, está muy cercano a lo que vale el gordo, relación que usualmente suele darse bien entrada la zafra, hacia los meses de abril/mayo. Así, un ternero de 180 kilos ronda entre los $3.000 a $3.100 el kilo, mientras que por un gordo de 320 a 350 kilos de buena calidad se consiguen topes de entre $2.900 y hasta $3.000 en el MAG. Para la época del año, la relación histórica oscila entre 1,15 y 1,20 kilos de ternero por kilo de novillito terminado.
Rosgan advierte que cualquier análisis que se realice con los elementos disponibles a la fecha podría resultar prematuro para evaluar cabalmente el inicio de la temporada. El consejo es aguardar hasta tanto la zafra de terneros resulte más fluida y se estabilicen los valores de la invernada, reflejando la oferta real que efectivamente se dispondrá durante este ciclo comercial.
Por ahora solo se están viendo los primeros ingresos de los destetes, aquellos que a su vez sufrieron más la seca de fin de año y en muchos casos debieron anticipar su salida. En efecto, los datos de movimiento de hacienda informados por el SENASA muestran un mes de enero relativamente activo en cuanto a salida de invernada, con más de 614 mil terneros/as movidos en el mes, 21% más que lo registrado un año atrás: Por cierto, la oferta esperada para 2025, en principio, sería inferior a la lograda el año pasado.

Más allá del valor en el cual se estabilicen tanto los precios del ternero como los del gordo, dos categorías que estructuralmente van a escasear durante el presente ciclo, un componente no menor es el costo propiamente dicho del engorde a grano. En este sentido, la falta de lluvias que sufrieron los cultivos desde fines de diciembre y durante gran parte de enero, contribuyó a afirmar los valores del maíz. En lo que va del año el maíz disponible registra una suba cercana al 22%.
Paralelamente, tras la reciente alza en los precios del gordo, el valor del producto terminado acumula en igual período una variación del 16% en términos corrientes. En definitiva, la relación insumo-producto arroja actualmente unos 77 kilos de gordo por tonelada de maíz. Si bien es ligeramente más cara que el número que se obtenía a fines del año pasado, es un 10% más barata que un año atrás y 12% inferior al promedio resultante para esta misma época en los últimos 10 años.
Entonces, tanto la relación actual de precios entre el ternero y el gordo como el vínculo con el maíz en cuanto al producto terminado, favorecen el engorde a corral, lo que debería incentivar un llenado más rápido, aunque no necesariamente una oferta anticipada. La escasez de novillos pesados podría, en este contexto, incentivar un engorde más largo, tendiente a lograr una mayor cantidad de kilos finales.

Del lado del criador, el precio del ternero resulta atractivo, por lo cual aquellas zonas más ajustadas en cuanto a disponibilidad de pasto podrían generar un febrero aún bastante activo en cuanto a salida de invernada. En adelante, todo dependerá del desarrollo de las lluvias y de cuán rápido logren acomodarse los campos, puesto que con pasto y una economía más estabilizada la recría a campo jugará un rol preponderante.
Por lo pronto, en las próximas semanas comenzará a anticiparse la cosecha de maíz, en especial de aquellos lotes más castigados y acelerados por las altas temperaturas. Si bien esto podría descomprimir temporalmente el mercado del cereal, aún resta determinar el volumen final que se dispondrá durante esta campaña.
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