Es lícito festejar los éxitos productivos, sobre todo después de padecer años de sequía. El trigo volvió por sus fueros, sin embargo la alegría no es completa. La cosecha avanza a buen ritmo y los silos se llenan, pero las exportaciones no terminan de despegar y los precios tampoco. Desde luego, persiste un contexto internacional que no ayuda en absoluto.
La Bolsa de Comercio de Rosario da cuenta de la existencia de un flujo importante para el cereal en los puertos de la zona, y todavía resta la salida al mercado de la producción del sudeste bonaerense. A nivel país se reunirían al menos 18,8 millones de toneladas, y buena parte de eso va llegando a destino rápidamente. Dada la velocidad con la que han entrado las cosechadoras en la zona núcleo, el ingreso de camiones hacia los puertos del Up-River desde noviembre es el acumulado más importante en tres años.
Como contracara, hasta el pasado 4 de diciembre solo se llevaban registrados 2 millones de toneladas para embarcar trigo del ciclo 2024/25, un nivel por debajo de lo normal. Es cierto que el line-up actual prácticamente duplica al de la campaña pasada a esta misma altura del año. Pero aquella fue una mala temporada; los nuevos 15 buques que se esperan arriben durante la primera quincena de diciembre quedan muy lejos de aquellas campañas donde el volumen a cargar superaba tranquilamente las 500.000 toneladas para el mes de diciembre.
La BCR advierte que al ingreso adelantado de la nueva oferta de trigo, hay que sumarle las toneladas que pasan de la campaña anterior a la actual. Durante la temporada 2023/24 solo se comprometieron 13 millones de toneladas de trigo, el 71% de la oferta disponible. Así, pasarían 4,3 millones de toneladas como stocks iniciales para la campaña 2024/25, dejando una oferta total disponible proyectada en 23 millones de toneladas, la segunda más abultada de la historia del trigo en la Argentina.
En resumen, la oferta es muy importante y la demanda se muestra poco interesada en apurar sus negocios, una ecuación que lleva a precios más que modestos, potenciando la habitual presión de cosecha sobre las cotizaciones que caracteriza a esta época. El disponible mejoró ayer para ubicarse en torno de los USD 200.000, pero equivale apenas a un 55% por encima de los precios de comienzos de diciembre de 2023, es decir, aproximadamente la mitad de la inflación registrada desde entonces.
La BCR indica que el poder de compra del cereal fue cayendo con fuerza en línea con la disminución del tipo de cambio real y la propia dinámica del mercado. La capacidad de pago de una tonelada de trigo a nivel doméstico se encuentra más cerca de los niveles pre-2018 que de los valores de los últimos seis años. Como premio consuelo, el ajuste del tipo de cambio CCL fue proporcionalmente mayor a la caída en pesos del trigo, sosteniendo en alguna medida la valuación del cereal.
El tema es que hoy por hoy el trigo argentino ha vuelto a cotizar entre los más baratos del planeta. A juzgar por los datos del International Grain Council, se paga incluso por debajo del trigo ruso. Para colmo el día de ayer se advirtió que la preocupante condición de cultivo de este último, que había aportado alguna firmeza a los precios en días previos, sería un tema relativamente solucionable si se dan lluvias oportunas a la salida de la dormición.
Por su parte, el informe de oferta y demanda del USDA difundido el martes no tuvo demasiadas buenas noticias para el trigo, que subió más que nada por contagio con el maíz, el más firme entre los granos, nuevamente bendecido por los números del Departamento de Agricultura.
La gran esperanza radica en lo que pueda suceder con el líder del mercado global, Rusia, en el primer semestre de 2025. Ha perdido producción, a pesar de lo cual se dedicó a exportar a gran ritmo. La guerra en Ucrania obliga a conseguir dólares crocantes, cuanto antes si es posible. En este escenario, los primeros seis meses del año que viene, más específicamente a partir de febrero, traerán exportaciones cuotificadas para el trigo de este país -11 millones de toneladas hasta junio-, lo cual supone una reducción de 18 millones de toneladas respecto del año pasado durante el mismo período. No es poco, sobre todo si se considera que estará acompañado de un fuerte aumento en los derechos de exportación (18%). Se recortará así la participación de un actor caracterizado por una presencia abrumadora de su trigo barato en la arena global, en exclusiva alusión a su precio.
Por lo pronto, los analistas entienden que el empalme de la oferta proveniente desde el hemisferio sur pesa más sobre el mercado que ninguna otra razón, y ha estado limitando las subas en los precios. Se espera que el aumento de la producción de trigo en Argentina y Australia reúna 9,15 millones de toneladas extra disponibles para la exportación respecto del año previo, lo cual retrae a los inversores en Chicago.
Los datos de nuestro país ya los hemos comentado anteriormente. En cuanto a la nación de Oceanía, la última estimación calculaba 31,9 millones de toneladas, la cuarta cosecha más grande en la historia del país. Es cierto sin embargo que se han registrado lluvias intensas durante la recolección del cereal, que habrían desmerecido la calidad de entre 3 y 5 millones de toneladas de trigo.
Un conocido bróker es lapidario respecto de la situación de las cotizaciones del cereal. “No espere que los precios del trigo mejoren, no al menos hasta que haya cedido la presión de cosecha del hemisferio sur”. Hacemos votos para que una vez superada esta etapa los números del cereal salgan adelante, pero es necesario que las autoridades argentinas entiendan que gravar con derechos de exportación a un producto como el trigo equivale a un tiro de gracia para sus resultados actuales y futuros.