De ningún modo puede decirse que la ganadería haya abandonado el escenario complicado que la acompañó durante todo este año, pero aparecen algunas señales positivas. En principio, se afirma la suba de la hacienda registrada en los últimos 30 días, con mejoras en torno del 15%, tras 11 meses consecutivos con un precio en baja en términos reales. “Hemos vuelto a los números de julio pasado. En moneda constante las cotizaciones todavía están debajo de los precios que se registraban hace 12 o 13 meses. Por caso, el novillito cotiza en $ 2400 versus los $ 3000 de entonces a valores de hoy. Este primer escalón de recuperación ha hecho que no pocos productores retrajeran las ventas, lo cual se suma a las lluvias recientes y la mejora en la receptividad de los campos”, indica Ignacio Iriarte.
Para el analista, el argentino mantiene su romance con la carne vacuna, si no come más es porque no tiene plata. “Es probable que ahora los precios de la carne empiecen a crecer más rápidamente que los salarios. Por lo demás, los actores de la actividad pecuaria no son los ganadores de este proceso. La devaluación de diciembre se quedó corta y tenemos un atraso importante del tipo de cambio real, y es posible que este deterioro se acentúe aún más en el corto plazo”.
¿Cómo sigue esta historia? Los técnicos del Rosgan analizaron el comportamiento del mercado de reproductores, que suele aportar datos interesantes en relación a las expectativas del sector. Aunque no exento de complejidades, el seguimiento de los valores promedio negociados, así como también de los volúmenes de venta, permite tener una referencia de cómo se posiciona el sector en relación a años anteriores y frente a las expectativas futuras del negocio.
Se sabe, en los últimos dos años el clima ha sido un factor clave en la decisión de compra de un reproductor. Las secas sucesivas afectaron sobremanera la dinámica de este mercado. La necesidad de achicar el número de vientres, más el incremento de la suplementación han impactado en el presupuesto de compra y reposición de toros.
Ahora la baja en la inflación y la reducción de tasas ayuda a concretar negocios, pero la realidad indica que hasta tanto el clima no marcó un cambio significativo en el patrón que venía mostrando, el mercado no logró encontrar un mayor dinamismo. Estadísticas privadas que surgen de las ventas de reproductores realizadas en los principales remates y exposiciones del país, reflejan una recuperación de los valores en torno del 20% respecto de los promedios registrados el año pasado, medido en kilos de novillo.
Históricamente, el valor medio de un reproductor oscila entre los 2.000 y 2.500 kilos de novillo. El año pasado se alcanzaron pisos en torno de los 1.760 kilos, lo que significó una retracción del 30% en relación a los 2.500 kilos alcanzados en 2022. En lo que va de la presente campaña, con datos actualizados hasta el mes de noviembre inclusive, el valor promedio de los reproductores logra recuperar terreno posicionándose en el equivalente a los 2.110 kilos de novillo
Es importante también analizar el comportamiento que han tenido durante el año los valores que se utilizan como referencia, en este caso el precio del novillo, que ha llegado a octubre-noviembre con retrasos de entre 18 y 20% en relación a los valores de un año atrás. Luego de las subas registradas en las últimas semanas, que posicionan al INMAG en torno a los $2.250 el kilo, el valor actual de los reproductores, en moneda constante termina ajustando a 1.700 kilos de novillo, considerando un rango de 3,8 a 4,2 millones de pesos por toro.
A su vez, los especialista del Rosgan desbrozaron la relación entre el valor de un reproductor para ingreso a servicio contra el precio de mercado de un toro de descarte con destino faena, que históricamente fluctuó entre los 4 y 5 toros por reproductor y se ubica en un punto medio de 4,6. Sin embargo, a valores de hoy, un reproductor se puede reponer con el resultado de la venta de entre 2 y 3 toros de descarte que, para faena, se llegan a pagar más de $2.000 el kilo.
Por último, medido en la moneda de cambio para el criador, se observa que históricamente un toro se pagaba con la venta de entre 8 y 10 terneros. Al analizar los últimos tres meses, donde precisamente se concentra el momento de mayor movimiento de toros, los valores de intercambio se muestran aún más favorables. La reposición de un toro se llegó a pagar con el resultado de la venta de 7 a 8 terneros de 200 kilos, sin contemplar las recientes subas de la invernada que posicionan al ternero por arriba de los $2.800 el kilo.
Fuera de la relación de precios, el movimiento de los toros es otro elemento que sirve para proyectar escenarios. Se observa un nivel de actividad significativamente superior al registrado el año pasado. De enero a noviembre se anotó el mayor número de traslados de reproductores machos de los últimos 6 años.
Para el Rosgan, hay una sumatoria de elementos que abonan la firmeza que se proyecta en adelante para la cría, con un producto que en términos de intercambio favorece la inversión en genética, al tiempo que mejora la rentabilidad del negocio.