La información la dio a conocer Bloomberg. Asegura que desde Argentina buscan cerrar las primeras ventas significativas de trigo a China desde la década de 1990. La referencia se apoya en manifestaciones de Gustavo Idigoras, presidente de CIARA-CEC. “China está haciendo propuestas para comprar trigo argentino después de que autorizó los envíos desde nuestro país a principios de este año. También habilitó la compra de maíz argentino, aunque todavía no se han realizado embarques”, indicó el directivo, sin aportar mayores detalles.
El visto bueno para el trigo argentino había llegado allá por enero, cuando las autoridades aduaneras chinas incluyeron por primera vez a empresas de nuestro país en su lista de vendedores aprobados para exportar el cereal hacia el gigante asiático.
Ahora, la noticia ligada al interés chino vinculado con la posibilidad de encarar negocios concretos se produce en un momento en que la Argentina, uno de los principales proveedores de trigo del mundo en el hemisferio sur, está en camino de lograr una cosecha interesante. Para la Bolsa de Comercio de Rosario, el cálculo ronda los 18.8 millones de toneladas, es decir, 4.3 millones de toneladas por encima del volumen del año pasado, perjudicado por las condiciones climáticas. Esta mejora deviene de un aumento en el área sembrada (de 5.5 a 6.7 millones de hectáreas) y en los rindes promedio esperados (de 28.3 qq/ha a 29.4 qq/ha).
De todas maneras es cierto que tampoco este año las lluvias colaboraron demasiado con el cultivo. La estimación de la BCR fue recortada en 700.000 toneladas respecto de las proyecciones de octubre. Luego llegó la recuperación de la humedad para buena parte de la región pampeana, aunque tardíamente para algunas áreas trigueras. Es asimismo valorable que se disipara en gran medida el sistema climático de La Niña que amenazaba con secar los campos nuevamente.
Pese a las idas y vueltas con la seca esta campaña, se espera la cuarta mejor cosecha de los últimos 15 años en la Argentina, según calcula la Guía Estratégica para el Agro. Desde luego, otra cosa son los números del cereal, ciertamente castigados por precios internacionales que se han caído significativamente, una paridad cambiaria que no colabora y la aplicación de retenciones. Los márgenes no son buenos.
Mientras tanto Bloomberg destaca que las permanentes amenazas de castigos arancelarios –al menos un adicional del 10% para los productos chinos- por parte del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, han entusiasmado a los proveedores sudamericanos de granos, previendo represalias por parte de los asiáticos.
En efecto, hay algunas señales que indicarían que está en camino una nueva guerra comercial entre Beijing y la futura administración republicana, y si se produce evidentemente favorecerá a Sudamérica en tanto proveedora de soja y maíz a buen precio. Al menos en el caso de la oleaginosa –el producto más dependiente de las importaciones- los chinos han venido comprando a marcha forzada. Todo indica que están curándose en salud, convencidos de que el escenario con Estados Unidos se va a complicar.
¿Se puede esperar lo mismo para el trigo? No parece tan lineal la ecuación, y hay razones concretas. La producción de trigo chino aumentó en la campaña comercial 2024/25, y probablemente el consumo disminuirá debido a la mejora de la calidad del maíz, lo que limita la utilización del trigo como forrajero. A la hora de alimentar sus animales, los chinos son afectos a pasar de uno a otro grano según la relación de precios vigente.
En tiempos recientes las cotizaciones del trigo en China cayeron al menor valor en tres años, producto de esa gran cosecha, que LSEG calcula algo más de 141 millones de toneladas. De ahí que Beijing anunció a fines de septiembre que establecería precios mínimos para el mercado doméstico de modo de proteger la rentabilidad de los agricultores.
Confirmando los cálculos privados, funcionarios chinos informaron acerca de una cosecha de trigo extraordinaria que llevó la producción de cereales a su nivel más alto en nueve años. Probablemente a raíz de eso el gigante asiático importó en septiembre 250 mil toneladas de trigo, 61% menos año contra año, y acumuló una merma del 5% en los primeros nueve meses de 2024.
Por lo demás todo es un misterio, casi como la misma impronta enigmática de los asiáticos. Claramente no es un momento como para pretender grandes negocios con este país, pero sí para empezar a posicionarse, dentro de nuestras posibilidades. También es cierto que los precios del trigo argentino se han desplomado y han vuelto al lote de los grandes oferentes de cereal barato, Rusia, Ucrania y Francia, lo cual podría tornarlo más atractivo.
China todavía ostenta el título de mayor importador mundial de trigo, pero esta no sería una campaña como para incurrir en compras récord. Hay que recordar además que su economía no levanta cabeza, al menos no lo suficiente, a pesar de la formidable inyección de dinero que hicieron las autoridades en tiempos recientes. La pandemia y las medidas extremadamente restrictivas de Xi Jinping hicieron estragos en la actividad del país. Las otrora famosas tasas chinas solo están en el recuerdo de los más memoriosos.
Pero además se trata de un mercado con competidores de fuste. Australia y Canadá son actualmente los principales proveedores de trigo al mercado chino; entre los dos tienen alrededor del 70% del negocio. Este campaña las importaciones del gigante de Asia bordearían los 12 millones de toneladas, según el USDA.
Reuters da cuenta de que China obtendría una cosecha récord de granos en 2024 de 700 millones de toneladas, a partir de manifestaciones de un funcionario clave del Ministerio de Agricultura. En los últimos años este país, el mayor productor de cereales del mundo, ha incrementado las inversiones en maquinaria agrícola y tecnología de semillas en su busca de la seguridad alimentaria.
Así y todo no es sencillo esto de alimentar 1400 millones de almas. “La oferta y la demanda nacional de alimentos se encuentran en un equilibrio difícil, sin cambios sustanciales, por lo que no se pueden relajar los esfuerzos para garantizar un suministro estable y seguro de granos”, reconoció el mismo funcionario. No hay mucho más que agregar.