Hace rato que Estados Unidos ha resignado su liderazgo en el mercado internacional del trigo a manos de los países del Mar Negro, especialmente Rusia, y quiere recuperar terreno. La superficie con el cereal se viene cayendo en los últimos 20 años y el país del norte pretende evitar llegar a una situación extrema. Buena parte de este presente tiene que ver con los márgenes del cultivo, y la idea es buscar un vuelco a partir de la innovación y la tecnología. El objetivo es volver a ser competitivos.
Quizás por eso en este país hay una carrera por aumentar los rendimientos del cereal con variedades resistentes a la sequía. Ahora una conocida compañía multinacional dedicada a semillas y protección de cultivos informa sobre lo que considera un desarrollo “revolucionario” para el trigo: una semilla no modificada genéticamente que en condiciones normales podría aumentar los rindes del grano ámbar en un 10% sin requerir más recursos. Su trigo híbrido estaría en el mercado en 2027.
La multinacional con sede en Indianapolis, busca hacer con el trigo lo que otras empresas de semillas lograron hace un siglo con el maíz híbrido. Desde la década de 1930 los rendimientos del maíz han crecido más del 600 % en promedio. La idea es llevar estos beneficios y el potencial de rinde de la hibridación al trigo.
La empresa afincada en la capital del estado de Indiana considera que el hecho de que su trigo híbrido no esté modificado genéticamente, puede darle una ventaja sobre el trigo transgénico argentino, con el cual iría a librar una batalla directa. Agrega que los ensayos de investigación muestran que su semilla híbrida no alterada genéticamente puede rendir aproximadamente un 20% más que las denominadas variedades de trigo de élite en entornos con estrés hídrico. Inicialmente esta tecnología se aplicaría sobre el trigo rojo duro de invierno, que se utiliza para hacer harina de pan y es la variedad de grano más cultivada en los Estados Unidos.
Este híbrido llegaría al mercado mientras el trigo genéticamente modificado de origen argentino trata de completar los procesos necesarios para un desembarco definitivo en este país. La variedad, denominada HB4, tolera la sequía y ciertos herbicidas, aunque su comercialización en Estados Unidos aún está a años de distancia. También puede rendir 20% extra en escenarios de escasa humedad, en tanto prácticas como la siembra directa, la sociedad con la soja de segunda y rotaciones adecuadas dan como resultado aproximadamente 1.650 kg de carbono fijado en el suelo por hectárea y por año, frente a las emisiones positivas del monocultivo de la oleaginosa.
El Servicio de Inspección de Sanidad Animal y Vegetal del USDA aprobó el rasgo de tolerancia a la sequía Bioceres HB4 en el trigo el 27 de agosto pasado. World Grain asegura que las partes interesadas de la industria siguen en modo de espera sobre el potencial de la plataforma argentina para producir el primer producto de trigo modificado genéticamente del mercado estadounidense. Las expectativas son positivas, pero moderadas, no solo por el tiempo necesario para desarrollar, probar en el campo y comercializar el trigo HB4, sino también por la necesidad de convencer a una variedad de actores, desde productores, molineros y fabricantes de alimentos hasta socios comerciales globales y nacionales, reguladores y consumidores y evitar la posible resistencia a un producto alimenticio básico de bioingeniería.
US Wheat Associates (USW), la organización de desarrollo del mercado de exportación para la industria del trigo estadounidense, ha apoyado y sigue apoyando el desarrollo de tecnologías innovadoras, incluido el trigo transgénico. “En el caso específico de HB4, una cosa que hemos estado tratando de hacer es que la gente entienda que la aprobación regulatoria es un gran paso, pero es una instancia distinta de la comercialización. No vamos a estar cultivándolo en el corto plazo. La empresa argentina ha sido clara en cuanto a que tiene la intención de seguir adelante con la vía comercial, pero eso probablemente todavía esté dentro de un mínimo de tres a cinco años para lograrlo. La apoyamos y esperamos seguir colaborando con ella”.
Es positivo entender esta realidad, ya que entre nosotros creció cierto triunfalismo informativo que llevó a creer que el desembarco comercial en el mercado del país de las barras y las estrellas era inminente.
Desde la empresa argentina hablan de colaboraciones con la Fundación de Investigación del Trigo de Colorado, con la que han estado desarrollando siete materiales, tanto de invierno como de primavera. También apunta a incorporar a otras organizaciones estatales que están activas en llevar genética al Medio Oeste, para tener un enfoque más amplio de la oportunidad HB4 para Estados Unidos. Saben que esto no se materializará de un año para el otro, llevará tiempo.
USW y National Associate of Wheat Growers (NAWG) han indicado que las naciones que representan los principales mercados de exportación de trigo de Estados Unidos deben proporcionar la autorización reglamentaria para un rasgo transgénico antes de que este material pueda comercializarse en el país. “Exportamos el 50% del trigo que cultivamos; nuestros clientes son muy importantes para nosotros”, advierten.
Por su parte, la Asociación de Molineros de América del Norte (NAMA) indicó que “aún queda mucho trabajo de investigación por hacer con la plataforma de trigo HB4, para incorporar esa característica en variedades que puedan cultivarse con éxito en Estados Unidos”.
Los farmers también quieren verlo aprobado por los principales clientes extranjeros. En mercados como Japón y Corea, lleva algún tiempo resolver ese proceso regulatorio. Y luego los molineros deberán realizar sus propias evaluaciones para asegurarse de que las variedades cumplan con sus estándares correspondientes y que no haya una disminución en la calidad de la harina. Eso corre también para el trigo híbrido. No quita que exista la firme determinación de analizar de cerca cualquier tipo de investigación o tecnología que intente abordar la sequía.
Asimismo, se considera que los clientes de trigo estadounidense deben poder realizar compras en función de rasgos específicos. En el Wheat Foods Council creen que se tendrá que establecer la infraestructura en la industria para segregar esta semilla y todo el trigo comercial que se produce a partir de ella. “Necesitamos garantizar a los clientes que llevarán lo que estaban buscando. Las prácticas para identificar y separar el trigo HB4 deberán fluir a lo largo de toda la cadena”.
La empresa argentina ya avisó que cuenta con una forma efectiva de identificar la presencia de HB4 en los envíos de trigo, disponible en todos los puntos de entrega y con un costo casi insignificante. “Y eso se asociará con programas de divulgación y educativos para que podamos tener todos los elementos en su lugar en el momento del lanzamiento y aprovechar esta oportunidad en el mediano plazo”, aseguran.
Las comisiones de Idaho, Oregon y Washington, que representan a los productores de trigo del noroeste del Pacífico aplaudieron la desregulación del trigo HB4 por parte del USDA, pero advierten que “el proceso científico es largo”, lo que hace que el cultivo comercial o la disponibilidad en Estados Unidos sean poco probables durante al menos tres a cinco años.
¿Hay suficiente demanda para que salga al mercado como ganador, o habrá una demanda mínima para él? ¿Se quedará en un contenedor esperando un comprador? Las partes interesadas de la industria coincidieron en el contexto global: un cambio climático sin precedentes que afecta a los productores de todo el mundo; una larga guerra entre los principales países productores de trigo, Rusia y Ucrania, la recuperación de las cadenas de suministro pospandémicas, y mayores preocupaciones sobre la inseguridad alimentaria, despertarán un gran interés en el potencial de un producto como el trigo HB4.
Y muchos productores le ponen fichas. “Dondequiera que se cultive trigo en el mundo, la sequía afecta los rendimientos y la calidad, por lo que una innovación como HB4 tiene mucho interés para los productores como yo”, cierra un farmer de Oklahoma.