Fruticultura 2.0: el mapeo que cambiará el futuro de Buenos Aires

Un análisis sobre la fruticultura bonaerense proporciona información clave para fortalecer el sector y guiar futuras políticas agrícolas

Revelan información clave para potenciar la fruticultura bonaerense

En Buenos Aires, la fruticultura abarca 7.000 hectáreas y ofrece una diversidad sorprendente: naranjas, kiwis, duraznos, olivos y hasta arándanos forman parte de su repertorio. Sin embargo, esta actividad enfrenta un desafío central: la falta de datos actualizados para planificar políticas que potencien su desarrollo. Un reciente estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) ofrece una radiografía precisa de la fruticultura bonaerense y sienta las bases para un censo que pueda fortalecer el sector.

¿Dónde están las frutas bonaerenses?

El norte de la provincia concentra la mayor parte de las plantaciones. San Pedro lidera con la mitad de las hectáreas totales, seguido de Coronel Dorrego y General Pueyrredón, que suman entre 500 y 1.000 hectáreas cada uno. Mientras tanto, en otros 27 partidos las superficies frutícolas son menores a 100 hectáreas, lo que refleja una distribución desigual en el territorio.

Entre los cultivos más destacados, la naranja ocupa el primer lugar con 2.300 hectáreas, seguida por el durazno, el kiwi y el olivo, que rondan las 1.000 hectáreas cada uno. En menor escala, aparecen el arándano, la nuez de pecán y el pomelo, con superficies que varían entre 400 y 100 hectáreas.

Un reciente estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) ofrece una radiografía precisa de la fruticultura bonaerense y sienta las bases para un censo que pueda fortalecer el sector

Tecnología al servicio del agro

Para trazar esta radiografía, el equipo de la FAUBA analizó imágenes satelitales de más de 14.000 km², identificando predios frutícolas a partir de colores, sombras y formas visibles desde el espacio. Esta metodología permitió actualizar los datos existentes del Censo Nacional Agropecuario 2018, logrando un incremento de 1.000 hectáreas respecto a los registros anteriores.

¿Por qué importa este trabajo?

Los resultados del inventario no solo muestran el estado actual del sector, sino que también funcionan como base para que el Ministerio de Desarrollo Agrario (MDA) pueda organizar el próximo censo frutícola. Según Patricia Lombardo, docente de Economía Agraria en la FAUBA, estos datos permitirán una mejor logística y la creación de políticas más focalizadas para apoyar a los productores.

Más allá de los números

El inventario generó un sitio web interactivo de acceso público, que no solo facilita la consulta de datos, sino que también invita a validar información que pudiera haber quedado fuera del análisis inicial. Esto abre la puerta a una mayor colaboración entre instituciones y actores locales.

Este inventario no solo facilita la planificación de un censo más preciso, sino que también tiene un impacto directo en la economía local. Al conocer con exactitud qué cultivos predominan y dónde se encuentran, los productores pueden optimizar sus estrategias de comercialización y diversificación. Además, el acceso libre a la información a través del sitio web interactivo fomenta la transparencia y la colaboración entre diferentes actores del sector, promoviendo prácticas agrícolas más sostenibles y eficientes. Este enfoque integral no solo beneficia a los agricultores, sino que también contribuye a la seguridad alimentaria y al desarrollo económico de la provincia.

Hernán Dieguez, docente de la FAUBA, resaltó que esta metodología puede replicarse en otras provincias. “Contamos con las herramientas para llevar adelante estudios similares y generar conocimiento que beneficie a los productores en todo el país”, destacó.

Con una fruticultura diversa y en crecimiento, Buenos Aires tiene en sus manos una oportunidad única para potenciar el sector y convertirlo en un motor económico clave. Iniciativas como la del FAUBA no solo iluminan el presente, sino que trazan un camino prometedor hacia el futuro.

Fuente: Fauba SLT