Ideas que no entusiasman

Frialdad general ante los mecanismos indirectos que buscan aliviar el peso de los derechos de exportación sobre la economía del agro, más allá de la buena voluntad de ciertas propuestas

Las retenciones aplicadas al agro siguen siendo un problema insoluble, que frena el progreso del sector (Revista Chacra)

La semana pasada trascendió una posible propuesta que no habría desagradado a una parte de la Mesa de la Enlace –no todas las entidades estarían estrictamente de acuerdo-, referida al interminable tema de los derechos de exportación aplicados al agro, ese tributo confiscatorio conocido popularmente como retenciones, si bien no tienen tal carácter y solo son una mera exacción.

En estos últimos veinte años se ha recurrido a todo tipo de representaciones gráficas para ilustrar lo que significan para la economía del sector. “Llevamos más de dos décadas de tolerar este gravamen. Al productor le robaron el valor de su campo. La cuenta es simpe: 23 años x 4 toneladas x 0.33% x USD 460 (FOB del momento en que se efectuó el cálculo) = 13.965 USD; más de lo que vale una hectárea, y ni siquiera hay miras de que esto vaya a cambiar”, se quejaba un productor que pertenece al grupo de los autoconvocados.

Desde 2002 al agro le quitaron más de USD 200 mil millones de sus ingresos. A decir de un economista liberal, estos recursos fueron despilfarrados en corrupción, asistencialismo, empresas estatales deficitarias, gasto público improductivo y otras bellezas por el estilo. “Es decir se hizo una masiva transferencia de recursos desde uno de los sectores más productivos de la economía nacional hacia actividades con productividad nula o negativa. Era imposible que la economía creciera con este modelo”, afirma con una alta dosis de lógica.

Prácticamente ninguna nación de fuerte sesgo agrícola aplica tributos a sus exportaciones (Revista Chacra)

Así, el perjuicio no solo alcanza al agro argentino, que ve cómo Brasil se erige en el gigante alimentario que domina el planeta mientras nuestra producción se mantiene estancada. También le toca perder al país, entreverado en una ecuación que no lo lleva a ningún lado e incluso lo obliga a resignar los escasos progresos logrados desde que comenzó el siglo.

Entidades cercanas al agro proyectan que una Argentina sin retenciones ni restricciones para el sector, con un dólar único y reglas de juego claras, perfectamente habría generado 213 millones de toneladas de granos, es decir, un 56% más que en el presente. Lo que sucedió con los cereales durante el breve lapso del gobierno de Macri en que no pagaron DEX es por demás ilustrativo. En cuatro años, el maíz pasó de 33,8 millones de toneladas a 57 millones de toneladas (68%), y el trigo creció de 13,9 millones de toneladas a 19,5 millones de toneladas (40%). Eso implicó más recaudación por impuestos de lo que generaban las retenciones que se eliminaron.

El mecanismo propuesto tiene puntos de contacto con el Bopreal emitido por el Banco Central (Revista Chacra)

Ahora la información hace referencia a un nuevo intento por salir de este brete a través de un mecanismo indirecto. Se dice que “elimina los DEX”; el productor recibiría una parte de lo que hasta aquí le quitan en dinero y otra en bonos, que se pueden utilizar a cuenta de impuestos. Incluso el bono se puede vender a quien lo demande.

La idea llevaría a “recortar las retenciones” de soja al 22% desde el 33% actual, en tanto el impuesto en trigo y maíz caería desde el 12% al 8%. Por caso, en la oleaginosa el FOB ronda actualmente los USD 406 y se sustraen por retenciones unos USD 134. Con esta propuesta en marcha el productor cobraría en pesos USD 45 adicionales y recibiría bonos por USD 89, lo cual se iría reduciendo gradualmente.

El bono, que obraría como un elemento transitorio, se encuadra dentro de un sistema similar al de los títulos del Banco Central (BCRA) en dólares para importadores de bienes y servicios con obligaciones pendientes de pago por importaciones antes al 12 de diciembre de 2023.

El maíz ha sido un caso testigo de lo que puede suceder cuando se eliminan retenciones (Revista Chacra)

La entidad que ha originado la idea subraya que no está en discusión la necesidad de eliminar efectivamente los DEX, antes bien se trata de una solución de compromiso ante la casi certeza de que difícilmente esto se concrete en 2025, y a partir de 2026 en el mejor de los casos será gradual.

Más allá de la buena voluntad puesta en juego, la propuesta no parece haber despertado gran entusiasmo entre los hombres de campo. Fue recibida con cierta indiferencia y más de una queja. “Es la enésima vez que se plantea algo parecido. Y como en las otras ocasiones se trata de un mecanismo inviable, que solo beneficiaría a la intermediación y trading bonos de remate. El punto central es cuándo y cómo se van a ir eliminando los DEX, de manera directa, sin firuletes. Eso es de lo que hay que hablar”, subraya un conocido agroempresario ligado a los grupos CREA.

Agrega que el bono tiene costo fiscal y conlleva la duda de qué nivel de quita –supone que será importante- le harán Alycs y bancos. Sospecha que el mercado a término no tomará nunca precio + bono, con lo cual la relación ingreso/gastos no se modifica, entre otras objeciones a la idea.

Los números del agro se han deteriorado, pero las retenciones no tienen en cuenta esta realidad(Revista Chacra)

En el sector acopiador tampoco parece haber prendido la propuesta, en un contexto de críticas similares a las que efectúan algunos productores. “El campo precisa hablar de fechas concretas porque los números están mal, han bajado, y no puede ser que en la soja de cada tres barcos que salen del puerto, uno le quede al gobierno”, dicen representantes de la entidad que agrupa a estos actores del agronegocio.

Hasta el mismísimo Gustavo Lazzari cuestionó la idea. “La única solución a los impuestos a las exportaciones es la eliminación Todo lo demás es parte del problema. A veces los privados aportamos confusión. No perdamos el foco: retenciones cero y tipo de cambio libre y único. Es condición necesaria para ir hacia delante”, posteó el economista.

En el medio de este debate apareció Federico Sturzenegger para echar más leña al fuego. El ministro de Desregulación y Transformación del Estado viene haciendo una tarea interesante en la materia, pero se metió en camisa de once varas al generalizar con un tema tan delicado como el tributario. “No nos pidan bajar impuestos porque si el gasto se mantiene igual, el gravamen a alguien se lo tenemos que cobrar. Destierren esta idea, que implica pedir privilegios para un sector”.

Sturzenegger pidió no reclamarle al gobierno una baja de impuestos, una generalización que no debería incluir a los DEX en el agro (Revista Chacra)

Si algo no le cabe al campo es justamente esto. Jamás ha tenido privilegios ni los ha pedido, y tiene todo el derecho de seguir reclamando una baja de impuestos en el caso de las retenciones. Mientras tanto, toda propuesta que apunte a alguna voltereta mágica para convencer al productor de que no hay otra salida para la quita de ingresos vía retenciones parece inexorablemente condenada al fracaso, más allá de la honestidad indiscutible de muchos de los que han planteado ir por este camino.

No habrá para el hombre de campo otra opción que permitirle disponer libremente de los recursos que devienen de su inversión en una actividad de riesgo, como sucede en el resto del planeta, salvo excepciones poco honrosas.