El trigo no la tiene fácil

Brasil es nuestro principal cliente en trigo, el comprador que en alguna medida nos pone a resguardo de los bajos precios internacionales. La cosecha ha comenzado en este país y el clima genera gran incertidumbre sobre la calidad de la producción nacional. Las lluvias fuera de temporada en mayo pasado alteraron el calendario agrícola en buena parte del sur del país, lo que provocó retrasos en la siembra, al tiempo que las heladas y las precipitaciones irregulares impactaron en la calidad del trigo en diferentes etapas de desarrollo.

Por caso, mientras el suroeste de Paraná recibió fuertes lluvias en mayo, la mitad norte del estado enfrentó un severo déficit hídrico, permaneciendo entre 40 y 45 días sin precipitaciones durante junio. Este escenario resultó en una productividad alarmantemente baja, con algunas regiones cosechando menos de 2 mil kilos por hectárea, según consignan medios brasileños. Así, la previsión de producción inicial de 3,6 millones de toneladas fue revisada a 2,6 millones de toneladas en septiembre, una caída del 32% respecto a las expectativas iniciales.

Incluso si los precios reaccionan, es probable que la mayoría de los productores del vecino país sufran pérdidas o como mucho alcancen un punto de equilibrio considerando los costos. Puede ser un error creer que esto va a desanimarlos en el camino de buscar el autoabastecimiento de trigo.

Precisamente, El Cerrado es la gran esperanza de Brasil para alcanzar la suficiencia en trigo y minimizar las importaciones desde la Argentina y otros países. Tampoco tuvo está vez la colaboración del clima. Tras 180 días sin lluvias y altas temperaturas nocturnas, la producción de trigo en Minas Gerais debería caer un 50% respecto del año anterior.

No quita que regiones como Goiás estén experimentando un crecimiento significativo en la producción de trigo, superando por primera vez las 300 mil toneladas debido al aumento de las áreas irrigadas. También hay buenas sensaciones para con la cosecha en otra región poco tradicional para el trigo: San Pablo. Se estiman unas 360 mil toneladas, y la trilla está próxima a ser completada.

Según se indicó en una webinar realizada por la Asociación Brasileña de la Industria del Trigo (Abitrigo), los problemas productivos no evitan que se tema una caída de los precios, especialmente si hay un gran volumen de ventas concentrado después del pico de cosecha, previsto para finales de octubre.

Por lo demás, en este encuentro de profesionales hubo expresiones reveladoras respecto de nuestra competencia. “Aunque la llegada de trigo procedente de Rusia a los puertos brasileños supone un desafío, la baja calidad del producto ruso limita su impacto en el mercado”, subrayó uno de los disertantes. Todo un mensaje.

Las huellas del clima se reflejan también en los números de los grandes estimadores. La Conab recortó la producción esperada de trigo brasileño a 8.26 millones de toneladas, en tanto StoneX la redujo a 7.89 millones y Safras & Mercado a 8,13 millones, todo muy lejos de lo que se esperaba originalmente.

Estos ajustes pasaron a un segundo plano a raíz de la noticia que indicaba que el gobierno de Brasil aprobó un aumento de 250.000 toneladas en la cuota de importación de trigo libre de aranceles. Según se indicó, ya se ha utilizado cerca del 95% de las 750.000 toneladas habilitadas para el corriente año y se busca evitar un eventual desabastecimiento del cereal, según informaron los principales medios brasileños. Con esta aprobación, se podrá importar durante 2024 un millón de toneladas de trigo sin cobrar el Arancel Externo Común (AEC) a los países no pertenecientes al Mercosur.

De acuerdo con algunos observadores, esta modificación fue solicitada por Abitrigo, “para mejorar la situación de los molinos del Nordeste brasileño, en un contexto de baja oferta local y valores poco competitivos para el trigo argentino”.

Hasta el pasado mes de agosto, Brasil había importado 4,5 millones de toneladas, unas 300.000 toneladas más que a lo largo de todo 2023. Es a su vez el mayor registro para el período desde el año 2018. Un 65% de ese total, cerca de 3 millones de toneladas, correspondieron a cereal argentino.

El punto es que sin considerar el año pasado, cuando la sequía en nuestras regiones productivas impactó en los desempeños comerciales de ambos países (Brasil importó 37,3% menos que el promedio de los 5 años previos entre enero y agosto), el trigo argentino perdió 20 puntos porcentuales en términos de participación dentro de las compras brasileñas comparando con el promedio de los últimos 5 años a igual período.

La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) destaca que en este escenario, los ganadores fueron Uruguay y Rusia. Este último país, con precios FOB altamente competitivos, probablemente sea quien se beneficie con el aumento de 250.000 toneladas en la cuota sin aranceles, si bien no se descarta a Estados Unidos.

Por lo demás, entramos en el tramo final de la actual campaña, y la actividad comercial estaría encontrando ciertos límites en nuestro país, ante la ausencia del sector exportador dinamizando las compras domésticas y valores ofrecidos distantes de aquellos precios que podrían acelerar la concreción de negocios. Se estima que un importante volumen de trigo pasará a la temporada siguiente como stocks iniciales.

A dos meses de finalizar la campaña, resta que se vendan 5,4 millones de toneladas del trigo disponible y gran parte de la mercadería se encuentra aún sin precio. Al mes de octubre se encuentren almacenadas entre plantas de acopio, plantas industriales y elevadores terminales de granos unos 3.8 millones de toneladas. Es el valor más elevado para el mes en ocho años.

Respecto del nuevo ciclo comercial 2024/25, la BCR advierte que tampoco se estarían logrando grandes volúmenes operados. En total, ya se comercializaron unos 3 millones de toneladas de forma adelantada, el segundo tonelaje más bajo de los últimos 7 años y solo por delante del año pasado cuando se atravesó una sequía histórica. Significa que aún en un escenario muy pesimista, el mercado local por trigo se encontraría relativamente bien abastecido para el nuevo ciclo. Con un consumo interno en torno de 6 millones de toneladas, la clave para el desarrollo comercial será la demanda externa por trigo.

Y en este aspecto el FOB argentino se mantuvo durante gran parte del año como uno de los más caros a nivel mundial. Los desaguisados de la macro y la presión tributaria hacen que un precio que no es retributivo para el productor argentino resulte a la vez muy oneroso para el comprador extranjero. Ahora los FOB que se barajan para embarques a diciembre, podrían aparecer como más atractivos para algunos compradores asiáticos.

Este es el contexto a pesar de que la situación del cultivo no es la mejor, incluso después de las lluvias recientes y más allá de que puedan registrarse nuevas precipitaciones. Por lo pronto, la BCR redujo su estimación para la campaña 2024/25 a 19.5 millones de toneladas. El riesgo de pérdida de área y potencial de rinde no habría terminado.